CUAUTITLÁN, Méx.— Miles de vestigios arqueológicos, provenientes de
distintos puntos del Estado de México, permanecen abandonados desde hace
casi cuatro años al aire libre y en bodegas de un predio propiedad
municipal, donde hubo saqueo de las piezas más importantes. Pectorales y brazaletes de concha, así como figurillas y vasijas
completas estaban entre las piezas resguardadas en lo que hasta octubre
de 2008 funcionó como laboratorio del Centro INAH Estado de México,
aunque se desconoce si todavía están en el lugar o fueron saqueadas,
pues al parecer hubo selección de material para robarlo.
“Todo nuestro trabajo se echó a perder, pero deja el trabajo, es todo
el patrimonio que estaba ahí”, mencionó el arqueólogo José Hernández
Rivero, investigador del Centro INAH, quien era el encargado de dicho
sitio y que en 2008 inició una denuncia al respecto en la Procuraduría
General de la República (PGR). Agregó que en octubre de ese año, el gobierno de Cuautitlán-México,
entonces encabezado por Manuel Becerril, ordenó a policías municipales
que no le permitieran la entrada al lugar, pues el laboratorio estaba en
un predio propiedad municipal. El sitio funcionó como academia de
policía y ahora está abandonado.
Jorge Quintanar Maldonado, director de Desarrollo Urbano y Vivienda
de Cuautitlán-México, relató que en predios del rancho El Terremote (que
significa “monte de tierra”) se construyó el fraccionamiento Joyas de
Cuautitlán y las obras revelaron la existencia de un sitio militar de la
cultura tolteca. Agregó que en el lugar fue hallada la escalinata de un templo y el
predio fue donado por la empresa inmobiliaria al gobierno municipal y
ésta también pagó el salario de personal del INAH que clasificó los
vestigios en casetas instaladas para ello. Durante cinco años el INAH
estuvo trabajando ahí, luego se fue, se llevó a su gente, y no hubo
acuerdo para que el municipio continuara con el trabajo.
Hernández Rivero dijo que el gobierno municipal le ordenó salir del
terreno en cuestión y las autoridades locales no se preocuparon por la
vigilancia adecuada de las bodegas con el material arqueológico
proveniente de varios puntos del Edomex. En el predio se observa un montón de piezas de barro al aire libre,
algunas con inscripciones; también hay rastros de costales de rafia y de
bolsas negras. A un lado, en una bodega sin puertas, hay costales
llenos de vestigios, muchos de ellos derramados en el piso. A unos
metros hay otra bodega, con puertas cerradas con candado y ventanas con
vidrios rotos; y en su interior hay más vestigios.
Hernández Rivero pidió al INAH, a la PGR y a Cuautitlán-México
detener el saqueo; “se ve que iban a seleccionar lotes de piezas”, dice.
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