miércoles, 8 de septiembre de 2010

Elite maya producía artesanía exclusiva



Boletín INAH : 06 de Septiembre 2010

Análisis realizados a objetos de conchas de moluscos hallados en la Pequeña Acrópolis de la Zona Arqueológica de Yaxchilán, en Chiapas, revelan la posibilidad de que en los palacios mayas se llevaran a cabo actividades artesanales especializadas, aparentemente por miembros de las elites y no por grupos de bajo rango o foráneos como solía acostumbrarse.

Los investigadores Adrián Velázquez Castro, Belem Zúñiga Arellano y Norma Valentín Maldonado, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), realizaron el estudio de una colección de 76 elementos de conchas de moluscos, de los cuales se identifican gasterópodos y bivalvos, que en su momento fueron recuperados por el arqueólogo Daniel Juárez en esa área palaciega de dicho sitio prehispánico.

De acuerdo con el doctor Adrián Velázquez, adscrito al Museo del Templo Mayor, el objetivo de dicho trabajo es aportar, desde la base del estudio del material conquiliológico (de las conchas de los moluscos), un soporte para la definición de las actividades desarrolladas al interior de las cortes, en este caso mayas.

“Es probable que muchos de los elementos producidos en la Pequeña Acrópolis de Yaxchilán, se encuentren en el resto del sitio, en contextos funerarios de la nobleza. Si realmente esta parte de la ciudad fue un centro productor de estos bienes, a cargo de una elite secundaria, es probable que muchos de ellos fueran a dar a otros contextos, quizá de los linajes mayas”, comentó.

Yaxchilán se ubica sobre un amplio meandro, en la margen izquierda del Usumacinta; al parecer la urbe se configuró al seguir el mismo trayecto descrito por el río, alcanzando su auge entre 550 y 900 d.C. En lo que respecta a la Pequeña Acrópolis, ésta se trazó con miras a mantenerla relativamente aislada de las áreas públicas, ello explica que su acceso principal se abra hacia el río.

La Pequeña Acrópolis ocupa la cima de un afloramiento rocoso que se acondicionó mediante un sistema de terrazas y una gran plataforma en la parte superior, para albergar 16 edificios que se organizaron en función de tres espacios abiertos: una terraza que se extiende al frente, un amplio patio central situado en la posición más elevada, y un pequeño patio secundario abierto al oeste.

Velázquez explicó que si bien la colección analizada de conchas de moluscos es poco cuantiosa, es rica en su variedad, toda vez que proceden tanto de la Provincia Panámica o Pacífica (bahía de Baja California, México, hasta Cabo Blanco, Perú), que de la región Caribeña.

Inclusive hay especies como Spondylus princeps y Spondylus calcifer, las cuales debieron obtenerse mediante buceo pues se hallan a profundidades que alcanzan hasta los 30 metros.

“La selección de materiales demuestra que la intención era conservar la ornamentación y las coloraciones características de los moluscos, por ejemplo, el tono violáceo del Spondylus calcifer”, señaló el especialista del INAH.

Asimismo, en cuanto a conchas locales hay bivalvos de agua dulce, de color nacarado, que proceden del río Usumacinta y sus afluentes, además de algunos caracoles terrestres propios de la región.

Estas conchas de moluscos fueron usadas para elaborar artefactos ornamentales y utilitarios. Pueden enlistarse cuentas, pendientes que conservan la forma natural de los caracoles y otros modificados, pectorales; incrustaciones circulares y una cuadrada en Spondylus calcifer en la que se representó el glifo emblema de Yaxchilán, y otras que no son geométricas; una orejera antropomorfa y un fragmento de anillo.

De tipo utilitario se tiene una trompeta miniatura hecha en Strombus alatus. También hay otros materiales de los que aún no se ha definido su uso: placas incisas, bivalvos desgastados y fragmentos conchas con evidencia de trabajo.

De todo este acervo, compuesto por 76 elementos de conchas de moluscos, se analizaron las huellas de manufactura para determinar el tipo de herramientas y procesos que se utilizaron en cada caso, ello mediante microscopía electrónica de barrido que sirve para el análisis de las marcas superficiales de los materiales.

“Se encontró una gran homogeneidad tecnológica en la colección que se estudió. Las herramientas identificadas a través del análisis de las huellas de manufactura corresponden a las que se han hallado en el sitio arqueológico: artefactos de materiales locales, como metate y manos de arenisca, así como pulidores de pedernal, Sólo encontramos dos piezas con la huella de perforadores de pedernal”.

“En el sitio también han aparecido materias primas foráneas como la obsidiana de la que se reportan gran cantidad de artefactos, particularmente en la Pequeña Acrópolis. También se han hallado rocas ígneas como basalto y andesita, lo que no hace extraño el hallazgo de la ceniza volcánica como abrasivo para perforar, ya que sabemos que de zonas volcánicas estaban llevando materiales”, concluyó Velázquez Castro.

Yaxchilán

No hay comentarios:

Publicar un comentario