sábado, 9 de julio de 2011

Falsas, 50 por ciento de piezas arqueológicas del patrimonio

Milenio :: 02 julio 2011 :: Cultura

Al menos 50 por ciento de las piezas arqueológicas prehispánicas consideradas patrimonio mexicano son falsificadas y alcanzan precios superiores a los miles de dólares en el mercado negro, aseguró Pedro Francisco Sánchez Nava, investigador titular C de la Dirección de Salvamento Arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

A propósito del libro Un cráneo y un caracol de estilo Mixteca-Puebla, que se presentó en la VI Mesa Redonda de Monte Albán, el antropólogo mexicano sostuvo que no se trata de imitaciones de piezas arqueológicas, sino de recreaciones con fines fraudulentos.

Dentro de las colecciones que se recuperan en México y en el extranjero, hay más falsificaciones, “lo que quiere decir que están saliendo más piezas genuinas del país”.

Mencionó que si bien es difícil cuantificar las piezas genuinas que se encuentran fuera del país, pugnó porque se tipifique el delito de falsificación en las leyes mexicanas, además de crear conciencia entre las comunidades a fin de cuidar el patrimonio.

En el libro Un cráneo y un caracol de estilo Mixteca-Puebla, se dan a conocer dos ejemplos sobresalientes del patrimonio: un cráneo humano y un caracol grabados con procedimientos de lo más depurado del reconocido estilo Mixteca-Puebla, cuyas muestras se han logrado identificar en vastas zonas de México.

Ambas piezas fueron recuperadas por la Oficina de Tesoro de los Estados Unidos y repatriados a México por la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH.

Piezas arqueológicas prehispánicas

Descubren en Morelos monolito de época de Xochicalco

Rubicela Morelos Cruz :: 07 julio 2011 :: La Jornada

Cuernavaca, Mor. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Morelos, informó sobre el hallazgo de un monolito de la época de Xochicalco -de alrededor de 60 toneladas y tres metros de altura-, en una construcción ubicada sobre el Libramiento Oriente de Cuautla, donde había permanecido por lo menos los últimos mil años.

La pieza fue descubierta ayer miércoles 6 de julio, y fue removida y trasladada 200 metros hacia el sureste del predio, bajo supervisión técnica de una empresa y del personal del INAH.

Raúl González, arqueólogo del Centro INAH Morelos, explicó que será colocada y exhibida en una zona del predio que cumpla los requerimientos de seguridad y de información que exige la pieza, a fin de que la comunidad conozca su origen y detalles importantes.

“Se hizo un traslado de la piedra hacia el lugar donde quedará definitivamente, se le va a colocar su cédula de información para que la gente eventualmente cuando pase por aquí sepa de qué se trata, porque aunque aquí ha estado durante miles de años, la piedra es desconocida por la comunidad”.

Detalló que se trata de un soporte pétreo que contiene un petrograbado importante que data de la época de Xochicalco, entre los años 700 y 900 de nuestra era.

Según el arqueólogo, el petrograbado de la piedra hace referencia a una mazorca de maíz y tiene asociaciones a la deidad del agua, el dios Tláloc; "es un petrograbado seguramente realizado con la intención de un ritual agrícola de petición de temporal".

Raúl González descartó que en la zona en construcción existan otros vestigios arqueológicos, ya que se realizaron también excavaciones en los alrededores de la zona de hallazgo de la piedra "y constatamos que era prácticamente estéril el contexto subterráneo de la piedra, es decir, no se realizaban rituales bajo la piedra, sino que todo era relacionado con el elemento pétreo".

Exhibirán pieza en lugar de hallazgo

La zona en donde se encontró el monolito, según los arqueólogos, era un punto ceremonial en donde nuestros antepasados pedían las lluvias y la piedra miraba al volcán Popocatépetl, por lo que sera en ese lugar en donde se exhiba.

Tlaloc

Hallan en glifos de Teotihuacán "un avanzado sistema de escritura"








Hallan en glifos de Teotihuacán "un avanzado sistema de escritura"

Ana Mónica Rodríguez :: La Jornada :: 7 de julio 2011

Un conjunto de más de 40 glifos descubiertos en 1993, en el piso de una pequeña plaza en el barrio de La Ventilla, en la zona arqueológica de Teotihuacán, constituye un avanzado sistema de escritura de esa civilización.

Así lo sostienen arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Universidad de Stanford, quienes realizaron un estudio riguroso de esas inscripciones.

Las incógnitas acerca de la escritura que debieron emplear los antiguos teotihuacanos hace miles de años parecen despejarse con el desciframiento que han realizado los investigadores en el conjunto arquitectónico, el cual se piensa que fue utilizado para ejercer funciones administrativas.

El descubrimiento de esos glifos, según arrojan las investigaciones, ha sido el punto de partida para la comprensión de muchos otros aspectos de la sociedad teotihuacana; incluso se ha propuesto una hipótesis plausible sobre cuál fue la lengua dominante en la antigua ciudad.

El arqueólogo Sergio Gómez Chávez explica a La Jornada que ese ‘importante hallazgo fue realizado durante las excavaciones efectuadas en un antiguo barrio de la ciudad, conocido actualmente como La Ventilla. El mismo lugar donde en 1992 se pretendía construir un moderno centro comercial, pero que gracias a la oposición de arqueólogos y de la sociedad civil logró conservarse.

En los años recientes, un equipo encabezado por Rubén Cabrera y Jaime Delgado ha venido trabajando para su apertura y para que el visitante pueda conocer diversos aspectos de la vida cotidiana en Teotihuacán.

Ardua labor

El desciframiento del sistema de escritura implicó una labor de varios años realizada por el arqueólogo Sergio Gómez y Timothy King, lingüista de la Universidad de Stanford.

Gómez participó en las excavaciones de La Ventilla desde 1993 hasta 2002 y actualmente dirige una de las investigaciones arqueológicas más relevantes de los años recientes en Teotihuacán: la exploración del túnel debajo el templo de la Serpiente Emplumada.

Gómez y King determinaron que la escritura empleada por los teotihuacanos era muy similar a la que se utilizaba en el centro de México hasta la llegada de los conquistadores españoles, conocida como mixteca-Puebla.

Este sistema comparte el vocabulario glífico y las convenciones ortográficas de otras formas del mismo que se empleó durante muchos siglos después del abandono de la ciudad por mixtecas y aztecas; varios de los códices que perduran hasta nuestros días utilizan básicamente el sistema empleado muchos siglos antes por los teotihuacanos, explica Gómez Chávez.

Una de las particularidades de este sistema, agrega, es que se empleaba en contextos notacionales, es decir, no para generar textos largos, sino para nombrar o rotular imágenes o elementos.

Según los expertos, algunas reglas de este sistema disponían que la lectura de los glifos era comprensible para el lector nativo, en tanto que el valor sonoro de un glifo puede ser logográfico o logográfico con homofonía, es decir, un glifo podría ser utilizado para entender una palabra que era homófona con otra.

A partir de los estudios realizados, los investigadores proponen que en algunos glifos puede identificarse cierto foneticismo, donde un glifo puede emplearse para producir un sonido o una sílaba que se usaba para deletrear palabras.

El uso de foneticismo en la escritura mesoamericana ha sido ampliamente cuestionado. Sin embargo, Gómez y King están convencidos de haber identificado elementos suficientes para sustentarlo.

Sergio Gómez asegura que la propuesta de desciframiento ha tenido mayor impacto entre estudiosos extranjeros dedicados a la comprensión de antiguas formas de escritura.

En México existe una fuerte tradición iconografista que impide entender que la lectura de los glifos es un proceso complejo que requiere ser trabajado desde la lingüística. Nosotros demostramos que el desciframiento requiere de una metodología propia basada en las ciencias del lenguaje y, si bien algunos investigadores podrían no estar de acuerdo con la lectura que hemos hecho de algunos conjuntos glíficos, pensamos que nuestro mayor aporte es haber sentado las bases para el desciframiento del sistema de escritura empleado por los teotihuacanos y muchos siglos después por los aztecas y mixtecas.

La lengua dominante era antecedente del náhuatl

Sobre la lengua que se hablaba en la ciudad de los dioses, el arqueólogo Sergio Gómez Chávez manifiesta que varios investigadores han propuesto que Teotihuacán fue ocupada desde sus inicios por diversos grupos etnolingüísticos.

Hasta el momento se tienen evidencias de que a esa zona prehispánica emigraron grupos procedentes de Oaxaca, la costa del Golfo de México, las tierras bajas mayas y Michoacán.

Sin embargo, no se descarta la presencia de otros grupos étnicos, pero no se han descubierto. Esto ha llevado a pensar a investigadores como Rene Millon que Teotihuacán era una ciudad cosmopolita, en la que debieron de hablarse varias lenguas.

“La migración de los distintos grupos étnicos fue debida fundamentalmente a cuestiones económicas. Durante siglos estos grupos que se han identificado viviendo en barrios localizados en los extremos de la ciudad debieron de estar involucrados en actividades comerciales.

“Los grupos de extranjeros residentes en la gran metrópoli mantuvieron por varios siglos algunas de las tradiciones culturales de sus lugares de origen. Esto se ha visto en la forma de sepultar a los muertos, es decir, en el ritual y en la manera de preparar los alimentos; se distinguían de los teotihuacanos étnicos por su vestimenta y fundamentalmente por el idioma.

Mantener las tradiciones de sus lugares de origen y, particularmente, el idioma, favorecía la cohesión social de estos grupos minoritarios, asegurándoles el acceso a los recursos que permitían su subsistencia, puntualiza Sergio Gómez.

Respecto de cuál era la lengua dominante hablada en la antigua ciudad de Teotihuacán, existen propuestas, las cuales sugieren que se hablaba alguna lengua de los grupos otomiano, totonacano, zoqueano o nahuatlano. Sin embargo, hay pocos estudios orientados a resolver este problema.

Para tratar de saber cuál era la lengua que se hablaba en Teotihuacán, Sergio Gómez y Thimoty King recurrieron a los principios de la glotocronología –consistente es el cálculo de la profundidad temporal de las lenguas relacionadas– y tomaron en cuenta los glifos con foneticismo y homofonía, por ser los más adecuados para determinar cuál era el idioma o lengua expresado en el sistema de escritura de Teotihuacán.

Los resultados de la reconstrucción lingüística y glotocronológica mostraron que probablemente la lengua dominante hablada en Teotihuacán fue lo que definieron como proto náhuatl pochuteca, antecedente del idioma náhuatl que todavía es hablado por algunas comunidades indígenas en México.

Bondades de la lingüística y la semiótica

“Continuar con las investigaciones sobre la escritura y la lengua dominante hablada en la antigua ciudad –subraya Sergio Gómez– es la mejor manera de interpretar y llegar a entender muchos de los mensajes plasmados en los cientos o miles de murales que existen en Teotihuacán, muchos de los cuales permanecen aún sepultados.

“La lingüística, y particularmente la semiótica, nos brindan instrumentos para la lectura e interpretación de muchos de los signos contenidos en la pintura mural, la escultura y la cerámica de Teotihuacán.

“Por muchas razones –sostiene el arqueólogo– pensamos que fue un gran acierto haber impedido la construcción del complejo comercial en La Ventilla, pues ello ha posibilitado que las investigaciones continúen por muchos años y en cada nueva temporada se realicen hallazgos que de manera paulatina enriquecen el conocimiento de una de las sociedades más complejas del mundo antiguo.

Si en 1992 se hubiera permitido esa edificación, se habría perdido una oportunidad única e irrepetible de continuar con las exploraciones y conocer muchos aspectos de la civilización teotihuacana.

Teotihuacan

Descubren en Toniná dos esculturas que representan a prisioneros de guerra

Elio Henríquez :: La Jornada :: 7 de julio 2011

Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hallaron en la zona arqueológica de Toniná, en el municipio de Ocosingo, dos esculturas prehispánicas en piedra caliza que representan a cautivos de guerra, y un par de tableros que fungieron como marcadores de un juego de pelota, con una antigüedad aproximada de mil 300 años.

El arqueólogo Juan Yadeun dijo que el descubrimiento corrobora la alianza pactada por los señoríos de Copán, en Honduras, y Palenque, en México, en la guerra que esta última ciudad maya sostuvo contra Toniná durante 26 años –de 688 a 714 dC–, por el control de las aguas del río Usumacinta.

En un comunicado divulgado por el INAH, Yadeun manifestó que las esculturas de los prisioneros de Copán y los dos tableros fueron hallados bajo tierra a finales del pasado mayo, al sur de la cancha del juego de pelota.

Todas las piezas se encontraron rotas; los dos tableros en más de 30 fragmentos, una de las esculturas en alrededor de 20 partes y sin cabeza y, la otra, se encontró completa, aunque fracturada en tres partes, agregó el responsable del Proyecto Arqueológico Toniná, zona ubicada a poco más de 100 kilómetros de esta ciudad.

Batallas de hace más de mil años

Juan Yadeun sostuvo que estos nuevos hallazgos ofrecen información de las batallas libradas por Toniná hace más de mil años, a diferencia de otros seis elementos decorativos que fueron encontrados en los años 90 del siglo pasado –cuatro tableros y dos esculturas– que debido a sus malas condiciones de conservación no fue posible hacer interpretaciones precisas sobre la historia de la civilización maya.

El arqueólogo aseveró que las esculturas, de 1.5 metros de altura, son representaciones de guerreros mayas hechos prisioneros por antiguos habitantes de Popo –hoy Toniná– que en algún momento fueron expuestos en vida en los cuatro extremos de la cancha y posteriormente colocadas sus representaciones en piedra para comunicar de manera permanente a los habitantes del lugar que su gobernante había ganado la guerra contra las ciudades mayas de Palenque y Copán, según lo revelan las diversas inscripciones encontradas en el transcurso de las excavaciones efectuadas en la cancha del juego de pelota.

Añadió que “ambas esculturas de cautivos tienen inscripciones jeroglíficas –en el pecho y sobre el taparrabo– que refieren que estos individuos fueron súbditos del señor K’uy Nic Ajaw, perteneciente al reino de Copán, hoy Honduras, durante la época en que gobernó Uaxaclajuun Ub’aah K’awiil, conocido también como 18 Conejo, en el periodo Epiclásico (680-800 dC)”.

Esculturas en piedra caliza de dos guerreros mayas cautivos descubiertas en el sitio prehispánico de Toniná, ChiapasFoto Moysés Zúñiga Santiago

Las inscripciones también refieren, continuó, que los cautivos fueron ofrendados con fuego y humo de copal durante una celebración relacionada con la cancha del juego de pelota, por lo que consideramos que pudo haber sido durante la inauguración de la segunda etapa decorativa de la cancha del reino maya de Popo (nombre antiguo de Toniná), ocurrida alrededor del año 695 dC.

De acuerdo con el arqueólogo, los mayas del México antiguo “creían que los templos tenían vida propia y que ‘nacían’ cuando eran inaugurados, por lo que derramaban sangre durante una ceremonia para simular el parto, y posiblemente estos prisioneros de Copán fueron utilizados durante el ritual inaugural de la segunda etapa decorativa de la cancha para dar ‘vida’ a la estructura”.

Dijo que la escultura del guerrero cautivo que fue encontrada casi completa, representa a un individuo semidesnudo que porta bandas de tela en las orejas, elemento característico de los prisioneros, que eran despojados de sus orejeras.

También se puede apreciar claramente que el cabello del cautivo fue recogido con fines rituales, pues era costumbre entre los mayas recoger el pelo del prisionero para llevar a cabo su decapitación; ambos prisioneros aparecen sentados con las piernas cruzadas y las manos atadas por detrás, abundó.

Toniná vs Palenque

Juan Yadeun manifestó que desde 688 hasta 714 dC, se desarrollaron diferentes batallas entre Toniná y Palenque por la búsqueda de poder y control de las grandes aguas, enclavadas en las cuencas de la región, que bañaban el río Usumacinta y de otros afluentes menores, entre ellos el Jataté, La Venta, San Pedro y Palizada.

Esta fue la razón por la cual alrededor del año 688, Yuhkno’m Wahywal, señor de Toniná, fue capturado y probablemente asesinado por el primogénito de Kinich Janaahb’ Pakal, gobernante de Palenque, como lo refieren las inscripciones de esa zona arqueológica y agregó que la catástrofe provocó cambios en la cosmovisión e ideología de los habitantes de Toniná.

El investigador el INAH subrayó que “por esta razón destruyeron la iconografía de diversos templos y de la cancha del juego de pelota, de la cual rompieron los seis marcadores en forma de cabezas de serpientes celestes –que correspondían a la primera etapa constructiva del sitio– vinculadas con el movimiento de las estrellas, el cosmos, el culto a las montañas y la lucha entre los señores de la luz (o del cielo) y los de la oscuridad (del inframundo o del Xibalbá), para crear y destruir constantemente el universo”.

Tonina

martes, 5 de julio de 2011

Las Ajacaras revela "dimensiones insospechadas de la vida mexica"

Ana Mónica Rodríguez :: La Jornada :: 29 de junio 2011

Los hallazgos efectuados recientemente en el predio Las Ajaracas del Centro Histórico son una oportunidad única e irrepetible para identificar contextos funerarios de restos de tlatoanis mexicas, explica a La Jornada Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor.

Más de 30 ofrendas repletas de materiales botánicos, zoológicos y culturales han sido descubiertas durante las excavaciones en Las Ajaracas –área donde se proyecta construir un moderno museo dedicado a Tlaltecuhtli–, las cuales revelan dimensiones insospechadas de la vida económica, política y religiosa del imperio mexica, asevera López Luján.

La búsqueda de los contextos funerarios que suponemos se encuentran al pie del Templo Mayor continuará, manifiesta el arqueólogo.

El pasado 25 de abril, La Jornada informó sobre la construcción del moderno museo, por lo que la polémica arreció luego de la entrevista con Salvador Aceves García, asesor de la dirección del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien detalló a este diario el proyecto para reordenar el área contigua al Templo Mayor, así como la construcción de la Casa de Tlaltecuhtli con material de acero reversible (La Jornada, 9/06/11).

Un día después, los arqueólogos del Templo Mayor, encabezados por Eduardo Matos Moctezuma y López Luján, manifestaron que no debían suspenderse las excavaciones en el predio y que el monolito de la diosa mexica de la Tierra podría permanecer dignamente y de manera indefinida en el actual museo de sitio (La Jornada, 11/06/11).

Se fortalece hipótesis

Desde que fue descubierta esta gran escultura mexica en el área de Mayorazgo de Nava, mejor conocido como el predio de las Ajaracas, López Luján y Matos Moctezuma plantearon la hipótesis de que en ese sitio podrían encontrarse los restos de gobernantes o altos dignatarios de esa civilización conquistada por los españoles.

“Puedo afirmar –explica López Luján– con conocimiento de causa del carácter excepcional del área (donde fue hallado el monolito de Tlaltecuhtli) que estamos explorando. En las tres décadas que llevo en el Templo Mayor, nunca había visto contextos de tal complejidad y riqueza en lo que toca a vestigios arqueológicos y, consecuentemente, a información científica.”

Además, manifiesta, todavía queda por explorar el predio contiguo que ocupó la Casa de las Campanas, donde resulta razonable que haya un número equivalente de ofrendas y, por qué no suponerlo, algún monolito o adoratorio de gran importancia para reconstruir nuestro pasado.

A pregunta expresa sobre cuándo se podrían iniciar los trabajos o la puesta en marcha de la edificación del nuevo recinto dedicado a Tlaltecuhtli, el arqueólogo puntualiza: Es claro que, salvo raras excepciones, los tiempos de la ciencia no coinciden con los de la política.

El Proyecto Templo Mayor, fundado en 1978 por Eduardo Matos Moctezuma, “es célebre en el mundo no por el número de edificios y de ‘tesoros’ que ha tenido a bien exhumar, sino por la manera extremadamente cuidadosa, el rigor científico y la continuidad con que lo ha hecho, siempre manteniendo los protocolos y los máximos estándares de nuestra profesión”.

Así lo avalan, prosigue, en primer lugar, el invaluable patrimonio recuperado hasta la fecha y preservado de la mejor manera para las futuras generaciones en el Museo del Templo Mayor; en segundo lugar, el más de medio millar de publicaciones que dan a conocer dicho patrimonio y el conocimiento generado a partir de él, y, en tercer lugar, las decenas de premios a escalas nacional e internacional que reconocen el quehacer de generaciones de arqueólogos, conservadores, biólogos, geólogos y demás especialistas que laboran en el Centro Histórico cada día.

Trabajos de manera coordinada

–¿A casi un lustro del descubrimiento de Tlaltecuhtli, hacia dónde se encaminan las investigaciones en torno a esta monumental escultura?

–Afortunadamente, el monolito de la diosa Tlaltecuhtli se encuentra en estos momentos en un lugar donde se aseguran las condiciones ambientales para su óptima conservación y puede ser admirado de la manera más digna por miles de visitantes.

“Eso –prosigue– nos da gran tranquilidad a los integrantes del Proyecto del Templo Mayor y del Programa de Arqueología Urbana. ¿El futuro inmediato? Es simple: seguiremos trabajando en forma coordinada para afinar nuestra visión sobre el recinto sagrado de Tenochtitlán y su vida religiosa. Y obviamente continuaremos la búsqueda de los contextos funerarios que suponemos se encuentran al pie del Templo Mayor.”

Las Ajaracas_Templo Mayor


INAH halla entierros de hace más de mil años

Agencia | El Univesal :: 28 de junio 2011

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) encontró en la periferia de la zona arqueológica de Comalcalco, Tabasco, 116 entierros con más de mil años de antigüedad, 66 de ellos depositados en urnas funerarias y los 50 restantes alrededor de éstas, así como varios objetos, tanto de cerámica como de pedernal, informó el arqueólogo Ricardo Armijo, coordinador de las labores de salvamento arqueológico.

Tal descubrimiento representa la muestra esquelética más grande recuperada en esa región del área maya, lo que sugiere que podría tratarse de un cementerio prehispánico asociado a esta cultura, agregó el especialista en un comunicado del INAH.

Explicó que los depósitos funerarios fueron localizados debajo de tres montículos de tierra que habían sido arrasados previamente por actividades agrícolas. "Posiblemente, los 66 hallados en las urnas corresponden a individuos pertenecientes a la elite maya y los 50 restantes -que fueron acomodados en diversas posiciones alrededor y al pie de ellas- a sus acompañantes".

Ricardo Armijo abundó que también se encontraron, asociados a los entierros, silbatos y sonajas de cerámica que representan tanto a animales como a hombres y mujeres ricamente ataviados, decenas de navajas, cuchillos y desechos de talla de pedernal y obsidiana, múltiples fragmentos de metates, y más de 70 mil tepalcates.

"El análisis preliminar de estos materiales sugiere que los entierros tendrían entre 1,161 y 1,200 años de antigüedad, ya que corresponden al periodo Clásico Terminal (750-850 d.C.), aunque todavía falta efectuar estudios exhaustivos que lo confirmen" , declaró el arqueólogo Armijo.

Debido a la gran cantidad de restos óseos encontrados en un mismo depósito, suponen que los montículos fueron utilizados con fines funerarios, o sea, a manera de cementerio prehispánico, ya que hasta el momento es la muestra esquelética más numerosa recuperada en la región noroccidental del área maya, si se considera que los entierros anteriores en su mayoría han sido localizados de manera aislada.

"A 2.8 km al norte de la Gran Acrópolis de Comalcalco, en tres montículos que pensábamos eran parte de un conjunto habitacional prehispánico, hallamos 66 urnas funerarias -cuyas dimensiones tienen en promedio de 35 a 75 cm de alto y 35 a 80 cm de diámetro- con esqueletos que posiblemente pertenecieron a individuos de la elite maya según lo sugiere la evidencia arqueológica, pues este rasgo cultural en Comalcalco fue característico para sepultar a la nobleza" , refirió.

"Además, detectamos en los esqueletos otras características como deformación craneal tabular oblicua, limadura e incrustaciones dentales -que en Comalcalco, como en otros sitios mayas, se practicaron desde el Clásico Temprano (300-500 d.C.) y sobre todo en el Clásico Terminal- que son rasgos culturales asociados al alto estatus durante el periodo Clásico (300-900 d.C.). Dichas horadaciones presentan algunas incrustaciones de jade en los dientes incluso hasta los premolares" , declaró Ricardo Armijo.

"Asimismo, asociados a las urnas funerarias localizamos 50 entierros acomodados en diversas posiciones alrededor de éstas. El depósito corresponde en su totalidad a una sola ocupación de la misma época, lo que nos hace pensar que fueron colocados expresamente para acompañar en su 'camino al inframundo' a las personas que fueron depositadas dentro de las urnas" , mencionó.

El Proyecto de Salvamento Arqueológico Comalcalco II-Potencia -que comenzó a finales de 2010 y finalizó el 17 de junio de 2011- surgió a partir de un convenio signado entre el INAH y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en 2010 con el Centro INAH-Tabasco para instalar una subestación eléctrica.

A la fecha, de las 66 vasijas funerarias encontradas, sólo 53 han sido sometidas al proceso de microexcavación, que el arqueólogo Armijo define como "excavación detallada y rigurosa en un espacio reducido y bajo condiciones de temperatura y humedad controlados, en el cual se realiza un registro minucioso de los restos óseos, el contenido de las urnas, las muestras de tierra y demás elementos relacionados con el objeto de estudio".

Los responsables de coordinar dichos trabajos son el arqueólogo Ricardo Armijo y el antropólogo físico Stanley Serafín, quienes mencionaron que los resultados hasta el momento arrojados son: que los esqueletos encontrados dentro de las urnas fueron amortajados, pues en un análisis preliminar se detectaron residuos de textil sobre la mandíbula de una de las osamentas que así lo sugiere.

"Aún nos faltan estudios por hacer como análisis de tierra al interior de las urnas que nos permitirán determinar la presencia de materiales orgánicos como telas o plumas, lo cual nos ayudará a saber si los individuos estaban ricamente ataviados al momento de ser inhumados.igual forma, haremos análisis de huesos y de ADN con los que determinaremos la edad, sexo, patrones patológicos, alimenticios y genéticos que nos ayudarán a saber si hay individuos externos a la región de Comalcalco, o si estaban enfermos o desnutridos; y, a su vez, esto nos permitirá interpretar el tipo de rituales que se hizo con ellos" , concluyó el antropólogo Serafín.

Comalcalco


Invaluables piezas mixtecas regresan a Oaxaca

Boletin INAH :: 01 de Julio 2011 ::

Un cráneo humano y caracol grabados en la época prehispánica al estilo de los códices mixtecos, sacados ilegalmente del país hace 15 años, y repatriados el 2 de agosto de 2001, se exhiben por primera vez al público en el Museo de Sitio de Monte Albán, Oaxaca, tras haber sido estudiados a lo largo de una década por diversos especialistas.

La recuperación de ambas piezas, procedentes de la Mixteca Alta, se logró como resultado de un Tratado Bilateral de Cooperación entre México y Estados Unidos que data de 1970, y que permite la recuperación de patrimonio cultural de ambos países sustraído de manera ilegal.

A pesar de haberse perdido mucha información sobre el lugar en el que fueron encontrados estos objetos, son los primeros fuera de su contexto original que se logran estudiar de manera acuciosa.

Los resultados de la investigación que reconstruye la historia de su saqueo, a partir de análisis de antropología física, iconografía e incluso de neurología en el caso del cráneo, permiten ahora presentarlas al público con sus respectivas explicaciones en la exposición Un cráneo y un caracol de estilo Mixteca-Puebla, inaugurada en el marco de la VI Mesa Redonda de Monte Albán, foro académico en el que también fue presentada la obra editorial de este estudio, publicada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta).

El arqueólogo Francisco Sánchez Nava, encargado de realizar el peritaje arqueológico de las piezas, con el que se inició el proceso de repatriación, detalló que tras el procedimiento jurídico de recuperación de ambos objetos, el INAH comenzó su análisis desde que tuvo el primer contacto con las piezas, en junio de 1998, estudios que se prolongaron una década.

Recuperar los datos de una pieza que se encuentra fuera de su contexto es muy difícil, comentó el ex director de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas, al expresar que no obstante “cuando se jalan los hilos adecuados se puede reconstruir buena parte de la historia cultural de los objetos y sacar información relevante, como en este caso”.

Sánchez Nava indicó que el cráneo y el caracol son piezas excepcionales que datan del período Posclásico Medio (1200-1400 d.C.), y por tanto se consideró necesario integrar un equipo multidisciplinario que pudiera recuperar la información que guardan las mismas.

En principio, explicó el arqueólogo, con base en opiniones de colegas, expertos en el tema, y en su propia experiencia se estableció que ambas piezas son de la tradición Mixteca-Puebla, y a partir de ese dato se comenzó una serie de estudios.

“Sobre el cráneo —que fue sacado de país cubierto con una máscara del luchador Octagón— los antropólogos proporcionaron información como edad, sexo, tipo de herramientas con que fue grabado. En este sentido, advirtieron que el personaje a quien perteneció el cráneo fue decapitado, se trató de un individuo del sexo masculino que tenía entre 28 y 30 años de edad.

“Los estudios —continuó— relevaron que la pieza ósea posteriormente fue desollada y luego grabada. Asimismo, determinaron que las incisiones fueron hechas con herramientas de obsidiana, pedernales y alguna punta metálica muy fina”, explicó el arqueólogo Francisco Sánchez Nava.

Abundó que en las investigaciones también se trabajó con un neurocirujano, quien advirtió una deformación congénita y una cultural (hecha por el hombre) en el cráneo, de tal suerte que adquirió una forma singular, lo que provocó que se desarrollara un hueso adicional. Al respecto, nos señaló que 90 por ciento de ese tipo de casos está relacionado con problemas del sistema nervioso central, como la epilepsia.

“Los arqueólogos concluimos que el personaje debió ser una persona singular en la comunidad y por eso pudo haber sido escogido para grabar su cráneo”, comentó.

Sobre las imágenes grabadas en el cráneo, el arqueólogo mencionó que expertos en iconografía mixteca concluyeron que se trata un discurso relacionado con un culto a los ancestros. “Los motivos entrelazan una historia donde aparece lo que el epigrafista Maarten Jansen denomina ‘serpiente de visiones’, un concepto que hace referencia a rituales en los que individuos entran en trance y conjuran a sus ancestros; es así que el cráneo pudo haber sido el vínculo para establecer una comunicación con los antepasados.”

Sánchez Nava detalló que la historia comienza en la parte frontal del cráneo, donde se observa la representación de un personaje central sentado en flor de loto tocando un caracol, además de otros individuos que salen de una cueva; hay escenas de conquista y ofrendas a deidades.

En lo que respecta al caracol, el especialista del INAH indicó que éste es de tamaño singular, casi 50 centímetros de longitud; “el biólogo Oscar Polaco identificó que se trata de una especie que proviene del Caribe mexicano, y por sus características seguramente se sacó del mar buceando, es decir, no se recogió en la playa”.

Para la identificación de esta concha, agregó, también se tuvo la participación de las biólogas Belem Zúñiga y Norma Valentín, quienes a partir de la comparación con otras piezas semejantes estudiaron la forma en la que se grabó. El discurso de las inscripciones también está relacionado con una cueva como el lugar de los ancestros, a la vez que destaca un mensaje sobre la práctica de ofrendar.

“En el caracol está representado un personaje que lleva un cráneo y una especie de altar, mientras que del otro lado hemos interpretado la imagen de una cara de Tláloc. Evidentemente es un objeto ceremonial para realizar un ritual dedicado a los ancestros para obtener dones”.

Sánchez Nava puntualizó que es difícil determinar si ambas se usaron en un mismo ritual, “lo único que se sabe es que son de la misma región y de la misma temporalidad. Además, a partir del análisis iconográfico se han identificado analogías entre las inscripciones de ambas piezas, como el del personaje en flor de loto tocando un caracol que se ve en el cráneo; en comparación con la imagen del caracol donde se observa a un personaje con un cráneo en las manos, mismo que lleva otra calavera en la cintura”.

Para determinar el lugar de procedencia de los dos objetos prehispánicos, añadió, se efectuaron análisis de la arcilla que los cubría, a cargo del doctor José Luis Ruvalcaba, del Instituto de Física de la UNAM, con los que se determinó que son de la Mixteca Alta, toda vez que el tipo de tierra es característica de esa región.

El arqueólogo Sánchez Nava finalizó que lo más grato de estos bienes culturales es que pudo haber quedado en una vitrina en otro país donde se admiraría de manera personal y clandestina, “ahora se está cumpliendo con la función de socializar el conocimiento con esta exposición, a fin de que la comunidad se apropie nuevamente de este patrimonio”.

Un cráneo y un caracol de estilo Mixteca-Puebla permanecerá en exhibición por tres meses en el Museo de Sitio de Monte Albán, Oaxaca.

Mixteca Alta