jueves, 16 de junio de 2011

Hallazgo en Tlatelolco modifica la cronología de la fundación de esa ciudadela y Tenochtitlán: INAH

Carlos Paul :: La Jornada :: 14 de junio de 2011

Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron en el Templo Mayor, del centro ceremonial de Tlatelolco, una escalinata que daba acceso a un adoratorio, así como un piso estucado, cuya antigüedad podría ser de más de mil años.

El reciente hallazgo viene a corroborar que esa pirámide tlatelolca es más antigua que el Templo Mayor de Tenochtitlán, como informó La Jornada el 27 de diciembre de 2007, lo que significa un gran cambio histórico-cronológico.

De acuerdo con fuentes etnohistóricas, como las crónicas de fray Diego de Durán y del padre Acosta, la fundación de Tlatelolco ocurrió en 1337, y la de Tenochtitlán en 1325.

Otras fuentes, como la Historia tolteca-chichimeca y el Mapa de Sigüenza, señalan que Tlatelolco se creó antes que Tenochtitlán o de manera simultánea.

Exploraciones desde 1987

En un comunicado emitido por el INAH, los elementos encontrados: la escalinata, el piso de estuco, cerámica y obsidiana en forma de navajillas, pequeñas conchas de moluscos y huesos de animales pequeños, posiblemente roedores, corresponde-rían a la fundación de Tlatelolco, que, de acuerdo con las fuentes etnohistóricas, estarían ubicadas tentativamente alrededor del año 1337; empero, dichos elementos encontrados podrían ser más antiguos, de 1000 a 1200 dC, comentó Lucía Sánchez, jefa de esa zona arqueológica.

La arqueóloga detalló que para obtener información precisa se llevan a cabo diferentes estudios. Algunos implicarán fechamientos de carbono 14, así como de termoluminiscencia y arqueomagnetismo, métodos que sirven para determinar la antigüedad de una pieza de cerámica y de los pisos de estuco.

Los resultados que se obtengan, explicó la especialista, permitirán establecer las comparaciones entre las ciudades de Tenochtitlán y Tlatelolco en sus etapas más antiguas.

Las exploraciones en el Templo Mayor de Tlatelolco son parte de un proyecto iniciado en 1987, que se ha desarrollado de manera ininterrumpida, bajo la coordinación del arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo.

Tlatelolco

Zona arqueológica Malinalco tendrá nueva sección

Agencia | El Universal :: 09 de junio de 2011

A fin de proteger y evitar el deterioro del Templo Monolítico de la Zona Arqueológica de Malinalco, se construirá un andador, mientras que para beneficiar a los visitantes se creará un sendero que conducirá a una nueva sección de este sitio prehispánico del Estado de México, destacó el arqueólogo José Hernández Rivero.

Asimismo, el también director de ese sitio abundó que con estos trabajos se pretende distribuir la afluencia de visitantes al lugar, que hasta la fecha se concentra solamente en el conjunto de vestigios denominado "El Cuauhtinchan", y en especial en el Templo Monolítico o Cuauhcalli, que mantiene un tránsito constante de personas que acceden a éste por la escalinata original labrada en roca.

Hernández Rivero dijo que "para llegar allá es necesario caminar un promedio de 600 metros, y como es en ascenso, no cualquiera puede llegar, por lo que se requiere conducir a la gente por un camino seguro; para ello se construye este sendero de roca que tendrá pocos escalones, rampas y áreas de descanso para la observación del paisaje circundante y de la misma zona arqueológica de filiación mexica-tenochca.

"Con este camino se evitará que el público se acerque a los acantilados, perderse, o caminar entre la maleza donde hay serpientes, asegurando así el tránsito por un camino que antes se tornaba resbaloso y presentaba deslaves".

Refirió que el sitio es visitado mensualmente por 12 mil personas en promedio, lo que lo coloca en el segundo de mayor afluencia en la entidad mexiquense después de Teotihuacan.

El investigador del Centro INAH-Estado de México, informó además que esas construcciones se realizan con los recursos del Programa de Empleo Temporal (PET) 2011, que ascienden a 370 mil pesos.

Añadió que la construcción del camino es posible mediante el PET, esquema que desarrollan la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de la contratación de 40 personas, "lo que permitirá a la gente visitar esta parte del sitio arqueológico donde también hay una torre vigía monumental que fue hecha de mampostería en la época prehispánica y que mide alrededor de 12 metros de altura.

"Esta construcción, desde la cual puede apreciarse el valle, revela la importancia que tenía Malinalco como sitio estratégico natural para el dominio de la región y de las vías de comunicación".

En esta sección de próxima apertura también hay una estructura de planta mixta, poco común en la arqueología de la cultura mexica, ya que presenta una forma rectangular o cuadrada y una forma redonda anexa que forma parte de la misma; también hay otras edificaciones de forma rectangular y cuadrangular de menor tamaño que probablemente fueron los aposentos de los sacerdotes o administradores del lugar.

Asimismo, se aprecian los restos habitacionales de la cultura identificada hasta ahora como matlatzinca del sur del valle de Toluca, que subyacen a las construcciones mexicas. En los niveles inferiores el visitante puede observar diversas plataformas o terrazas con estructuras de mampostería que aún no han sido excavadas o liberadas pero que permiten considerar la extensión real y monumental del sitio.

También hay una escultura de serpiente labrada en una roca de basalto, de aproximadamente dos metros de largo por 1.5 de ancho y cinco metros de altura.

José Hernández explicó que el andador "servirá para contener y desalojar el agua pluvial procedente de la palapa que protege este edificio también conocido como Cuauhcalli o "Casa del Sol", que fue labrado con herramientas de piedra, no de hierro. La roca fue tallada con cinceles de andesita, y es el único templo hasta ahora conocido dedicado a rituales de guerra, en donde los guerreros águila y ocelotes se perforaban y colocaban adornos en las fosas nasales, lengua y brazos. Estas características lo hacen único a nivel mundial".

El basamento fue construido a principios del siglo XVI (1501) durante el gobierno del "Huey Tlatoani mexica" (gran señor) Ahuízotl, y está conformado por dos cuerpos en talud y una escalinata.

Mencionó que el camino que facilitará el acceso a la nueva sección de la zona arqueológica, ubicada en la parte alta del Cerro de los Ídolos, está proyectada su apertura al público en los próximos meses.

Malinalco

Colabora UNAM en la exploración de inframundo Teotihuacano


Científicos mexicanos encontraron, debajo del Templo de la Serpiente Emplumada, un túnel clausurado por los teotihuacanos hace mil 800 años. Ahí, la Universidad Nacional participa con un georradar, que desde la superficie detecta lo que hay en el subsuelo, y con el registro del complejo arqueológico, mediante una cámara de video en 3D.

Con el georradar, que barre con ondas electromagnéticas desde la superficie para detectar materiales y objetos del subsuelo, Víctor Manuel Velasco Herrera, académico del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, detectó la ubicación de ese pasaje, sus dimensiones y las cámaras al final de éste.

Ese túnel “es una representación del inframundo. Se trataba de un lugar de creación, donde residen las fuerzas telúricas, emanadas de las deidades; el sitio donde se crea y se recrea la vida de forma constante”, consideró Sergio Gómez Chávez, del Instituto de Antropología e Historia (INAH).

El arqueólogo tras años de dirigir al equipo que ha hecho posible extraer con palas y cubeta más de 200 toneladas de tierra y piedra, también ha encontrado una ruta de símbolos, cuya conclusión serán las cámaras funerarias ubicadas en el extremo del corredor.

Ahora, se avanza en la exploración del túnel, que se encuentra a 14 metros de profundidad, con orientación de oeste a este –de acuerdo a distintos relatos o mitos que compartían diversas culturas mesoamericanas, la entrada al inframundo es precisamente en esa dirección–, con una longitud de 120 metros.

Pero al final, se encuentran varias cámaras, donde pudieran estar los restos de los gobernantes de esa civilización mesoamericana. De confirmarse, será uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del siglo XXI a nivel mundial, consideró.

Rastreo con georradar

En la zona, Velasco trabaja con un georradar que, desde la superficie, detecta lo que hay en el subsuelo. Con este equipo no invasivo, propiedad del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) de la UNAM, el universitario ha detectado la longitud de la oquedad y el mítico sitio al que conduce.

“Se utiliza desde la superficie del suelo, y emite ondas electromagnéticas para localizar diferencias de materiales”. Así, se han podio distinguir trozos de cerámica, huesos, piedras, agua o huecos del sitio, lo que ayuda a la reconstrucción del túnel y de sus contenidos. Con esa evidencia, se completa la información de los arqueólogos quienes, al excavar, han localizado fragmentos de objetos de ofrendas.

El uso de la tecnología para explorar la zona ha sido fundamental. Por la formación de la ingeniería del sitio vemos que en Teotihuacan hubo un gran conocimiento científico, de matemáticas, geografía, construcción, y de los materiales, que indican que hubo un gran desarrollo, destacó.

Teotihuacán tridimensional

Otra participación de la UNAM en la exploración del Templo de la Serpiente Emplumada consiste en un registro del complejo arqueológico con una cámara de video en 3D.

En el país, esta tecnología se aplica en diferentes áreas de la ciencia y la tecnología. En especial, Velasco la ha utilizado en la percepción remota aeroespacial para el estudio de los cuerpos celestes, del cambio climático, de los huracanes y, ahora, la emplea en la zona arqueológica de San Juan Teotihuacan.

“Generamos los primeros videos tridimensionales de uno de los lugares más sagrados del México prehispánico, como es el inframundo teotihuacano, y próximamente se harán animaciones y recreaciones virtuales del túnel, de su arquitectura, de los restos de cerámicas y otros objetos”, adelantó Velasco.

Uno de los planes, es realizar con ese material un museo o paseo virtual, para dar a conocer este hallazgo a nivel global.

Requieren nuevo equipo

Además de la tecnología 3D, se requiere de una nueva para analizar con detalle las condiciones de las paredes de ese pasaje, “porque sería importante saber si hay fracturas que pudieran poner en peligro la vida de los arqueólogos del INAH, u ocasionar derrumbes como ocurre comúnmente en las minas”, añadió.

“Este equipo es un escáner-láser, y es necesario emplearlo constantemente dadas las condiciones, por lo que sería fundamental que se apoyara a la Universidad para la adquisición de este instrumento, que no sólo se usaría en ese sitio arqueológico, sino en todo el país, para resolver diferentes problemas”, indicó.

El uso de nuevas herramientas ha permitido un encuentro entre el México moderno y el prehispánico, “me parece que solamente si hemos alcanzado un desarrollo científico, somos dignos de encontrar y comprender este hallazgo en San Juan Teotihuacan”.

Además de la importancia arqueológica y del valor cultural, los tehotihuacanos legaron un mensaje: “no cometan nuestros errores o se colapsarán como nosotros”, aseguró Velasco. Esto es relevante, continuó, porque “el estudio de nuestro pasado es fundamental para resolver los grandes problemas que tiene actualmente una mega urbe como la Ciudad de México”.

Teotihuacán

Hallan ofrenda mortuoria en cenote de Chichén Itzá

Boletin INAH :: 24 de Mayo de 2011

Arqueólogos subacuáticos descubrieron dentro de un cenote cercano a la pirámide El Castillo, en Chichén Itzá, Yucatán, una ofrenda mortuoria depositada en la época prehispánica dentro de un nicho natural sumergido en las paredes de la roca, durante un ritual de petición de lluvia que debió celebrarse en los siglos IX y X, cuando los antiguos mayas padecieron dos periodos de sequía en la región.

La ofrenda localizada en el nicho se compone de huesos humanos de al menos seis individuos —probablemente sacrificados durante un par de intensos periodos de estiaje, hace aproximadamente 1,200 y 900 años—, así como vasijas de cerámica, cuentas de jade y de concha, cuchillos de pedernal, bifaciales, artefactos redondos fabricados en concha (probables anteojeras identificadas con atributos de Tláloc, deidad de la lluvia), huesos de animales y gran cantidad de carbón que probablemente fue utilizado en el ritual.

El hallazgo se registró en el cenote al descender 21 metros hasta llegar al nivel del agua, y luego sumergirse 5 metros, donde se localizó una plataforma natural sobre la pared que conduce a una cueva inundada, a la cual se accede buceando 25 metros en forma horizontal, y en la que se encontraron dichos materiales, que por la posición que guardan se ha determinado que fueron colocados de forma cuidadosa y selectiva.

Además de la ofrenda mortuoria, en el fondo del cenote, a 50 metros de profundidad, se descubrieron los restos óseos de alrededor de 20 individuos y más de un centenar de elementos de huesos de animales, cerámica y esculturas, entre las que destaca un portaestandarte con características similares a un jaguar, así como una figura con anteojeras, semejante a los rostros que aparecen en las vasijas tipo Tláloc registradas en la cueva de Balankanche, Yucatán; las características del hallazgo lo hacen un símil del Cenote Sagrado de Chichén Itzá, el más importante de la región.

El descubrimiento se registró durante trabajos de investigación en cuevas y cenotes de Yucatán, derivado del proyecto El Culto al Cenote desarrollado por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), bajo supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta).

Al respecto, el arqueólogo subacuático Guillermo de Anda, quien durante los últimos cuatro años ha llevado a cabo esta labor de investigación, informó que el descubrimiento de este tipo de ofrendas apunta a una práctica ceremonial recientemente identificada y en proceso de estudio, que se ha registrado en cinco cenotes de la península de Yucatán.

“La práctica consistió en colocar ofrendas mortuorias en los nichos naturales sumergidos de las paredes de los cenotes, en las que destacan restos humanos, que podrían haber formado parte de un ritual funerario; otra hipótesis indica que los individuos depositados de esa manera pudieron haber sido sacrificados”.

De Anda destacó que cualquiera que haya sido la razón del ritual, es claro que las personas no eran arrojadas desde la superficie, sino colocadas en las paredes del cenote. “Las hipótesis indican que las oblaciones pudieron estar dedicadas a las deidades de la lluvia, para pedir agua, en tanto que la antigüedad de las ofrendas —que tentativamente corresponderían al Clásico Tardío (600-900 d.C.) y Posclásico (900-1521)—, coincide con la época en que fuentes documentales refieren a dos intensos periodos de sequía en la zona padecidos en los siglos IX y X.

Esas sequías, indicó el arqueólogo, documentadas en estudios paleoclimáticos, han sido atribuidas como probables causantes del llamado Colapso Maya.

De los nichos naturales localizados el arqueólogo subacuático advierte que el encontrado en Chichén Itzá, a través de un trabajo de colaboración con el arqueólogo Rafael Cobos, titular del Proyecto Arqueológico “Chichén Itzá. Estudio de la comunidad Clásico Terminal”, es el ejemplo más claro y completo de esta práctica ceremonial.

Sobre la ofrenda mortuoria hallada en el nicho, De Anda explicó que de acuerdo con las hipótesis de cómo fueron colocados los materiales encontrados, se cree que por la sequía el nivel del agua del cenote pudo haber descendido entre 3 y 5 metros respecto del que tiene hoy, lo que habría facilitado a los mayas llegar hasta la cavidad y depositar la oblación.

El investigador de la UADY destacó que este cenote —localizado a 2,300 metros de la pirámide El Castillo o de Kukulkán—, nunca había sido explorado y por lo tanto su contexto está inalterado. “A través de análisis de ubicación espacial del material, y una estricta metodología cartográfica y de registro, se ha logrado la descripción de la ubicación precisa de cada elemento en un plano, con lo que se determina que se trata de un sitio ritual semejante al Cenote Sagrado de Chichén Itzá”.

Cuando se realizaron las investigaciones en el Cenote Sagrado entre los años 1882 y 1968, concluyó De Anda, los pocos adelantos en la metodología y técnica de investigación propiciaron que se perdiera mucha información, por lo que el estudio de este nuevo cenote podría ayudar a contestar muchas incógnitas que quedaron sin respuestas respecto al primero, que probablemente es el más importante de toda el área maya.

Chichén Itzá

Gran Plaza de Monte Albán se usó como mercado

Agencia | El Universal :: 23 de mayo de 2011

La Gran Plaza de la ciudad prehispánica de Monte Albán no sólo pudo haber tenido uso ceremonial, sino también habría servido para el mercadeo entre las distintas poblaciones del Valle de Oaxaca, señaló la doctora Nelly Robles García, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta).

Abundó que esta hipótesis se basa en la continuidad etnográfica de esta tradición entre los zapotecos y otros grupos indígenas de la región, pues según cálculos, la Gran Plaza tiene una capacidad para alojar hasta 10 mil personas.

Durante una conferencia dedicada a esta urbe, impartida en el marco de la exposición temporal "Seis ciudades Antiguas de Mesoamérica", que se presenta en el Museo Nacional de Antropología, Robles comentó que estas comunidades reconocían a Monte Albán como su gran capital y constantemente acudían a ella, en particular a su plaza principal para realizar una serie de actividades, entre las que debió incluirse el intercambio de productos.

"Mucho se escribió y se dijo acerca de que Monte Albán fue una ciudad estrictamente ceremonial y su Gran Plaza servía para actos rituales, pero es muy probable que ésta también haya sido un gran mercado regional como los que hasta el día de hoy existen en ciertas zonas de Oaxaca, por ejemplo en Tlacolula y en la Mixteca", refirió.

"También es posible que, como ciudad, Monte Albán haya fungido en un momento dado como un área de mercado, aunque fundamentalmente se reconoce su carácter religioso. La Gran Plaza era el espacio público, mientras que los templos tenían entradas ciegas (en forma de S) que indican un acceso restringido, de tal manera que siempre hubo esta dualidad en Monte Albán, la diferenciación entre lo público y lo privado".

Abundó que la escala de Monte Albán es monumental y guarda relación con las líneas de los cerros cercanas, sus edificios no rebasan el horizonte que marcan las elevaciones. "Eso nos habla del respeto y del conocimiento que tenían sus arquitectos, respecto de la escala humana como parte de la naturaleza divina".

Según cálculos, comentó la delegada del INAH en Oaxaca, la Gran Plaza tiene una capacidad para alojar hasta 10 mil personas, "de ahí se infiere el bullicio de la gente que en un momento dado pudo concentrarse en ella, sobre todo durante el esplendor de la ciudad hacia 650-850 después de Cristo, cuando se calcula alcanzó una población de 40 mil habitantes".

El surgimiento de Monte Albán -apuntó Robles- no fue producto del azar sino de un desarrollo milenario en los Valles de Oaxaca; su fundación ocurrió hacia 550 d.C., emplazándose en un cerro, a 450 metros sobre el nivel del valle, el cual además fue cortado para nivelar un área de 350 metros de largo por 200 de ancho, destacando así la planeación y organización social que requirió.

Monte Albán, dijo, tiene 30 plazas, mientras en el sitio de Atzompa -que representa su principal expansión al norte y donde actualmente se trabaja para su futura apertura al público-, se han descubierto otras 11.

No obstante, este desarrollo en la arquitectura se vio interrumpido alrededor del 850 d.C.; para esa época se suspendieron las construcciones y el acceso a algunas de ellas se limitó mediante muros, además de que no existe evidencia material de que se hayan seguido realizando ofrendas.

La presidenta del Consejo de Arqueología del INAH indicó que la decadencia de Monte Albán, cuyo nombre prehispánico en zapoteco pudo ser "Cerro del jaguar" (animal ampliamente representado en la ciudad), quizá se debió a varios factores como: epidemias, falta de agua y/o de tributo por parte de los pueblos sojuzgados, y severos cuestionamientos a su clase política.

Robles comentó que el concepto de ciudad sagrada siguió vinculado a Monte Albán, como lo demuestra el hecho de que entre 1400 y 1500 d.C., los mixtecos que se asentaron en los alrededores del Valle de Oaxaca, continuaron subiendo a la antigua urbe únicamente para ofrendar o realizar entierros de sus altos dirigentes, caso de la Tumba 7.

La ciudad zapoteca abarcó más de dos mil hectáreas e igual cantidad de terrazas de cultivo, cuya producción era modesta comparada con lo que requería toda su población para vivir.

Monte Alban

Descubren piezas arqueológicas de la etapa fundacional de Tlatelolco

Emeequis :: 13 de junio :: Notimex

Como parte de la búsqueda de elementos arqueológicos de la primera etapa de construcción de Tlatelolco para corroborar la fecha de su fundación, expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron en el Templo Mayor de esa zona arqueológica una escalinata y un piso estucado, cuya antigüedad podría ser de entre 950 y 1200 de esta era.

Este hallazgo podría corroborar en qué momento fue construida la primera edificación de la ciudad prehispánica y con ello determinar cuándo se fundó Tlatelolco, informó en un comunicado la arqueóloga Lucía Sánchez, jefa de la zona arqueológica.

De acuerdo con fuentes etnohistóricas, como las crónicas oficiales de Fray Diego de Durán y del Padre Acosta, la fundación de Tlatelolco ocurrió en 1337, mientras que la de Tenochtitlan, en 1325. Sin embargo, otras fuentes, como la Historia Tolteca-Chichimeca y el Mapa de Sigüenza señalan que Tlatelolco se creó antes que Tenochtitlan o de manera simultánea.

La investigadora del INAH detalló que el hallazgo de esta escalinata se suma a otras localizadas en años anteriores. En esta ocasión también se descubrieron fragmentos de cerámica, piezas de obsidiana y huesos de animales pequeños, que formaban parte del relleno de la pirámide.

Como si fueran las capas de una cebolla, el Templo Mayor de Tlatelolco es estudiado de afuera hacia adentro, aprovechando un corte realizado en la época prehispánica, que al paso de los años se convirtió en un túnel que corre transversalmente en su interior.

Lucía Sánchez recordó que entre 1992 y 1993, durante las excavaciones a cargo del arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo, en la denominada Etapa 1 a, se encontró una escalinata completa en el interior de la fachada occidental de la pirámide, y los restos de otra. Posteriormente, en 2007 se retomó la excavación y se localizó una tercera escalinata, igualmente rota, que se ubicó en la Etapa 1 b.

En 2009, continuó, se realizó otra exploración desde la parte superior de la pirámide y se encontró -a 7.5 metros de profundidad- un piso de estuco y una pilastra (pequeña columna) con restos de pintura de colores rojo, negro y azul, así como fragmentos de braseros policromos sobre el piso.

La arqueóloga abundó que entre febrero y junio de este año, a través del túnel transversal -a 12.5 metros hacia el interior-, se descubrió la escalinata que daba acceso a un adoratorio, así como la continuación del piso estucado localizado en 2009, espacio que se ha denominado como la Etapa 1 c, y que podría corresponder al periodo Posclásico (950-1200 de esta era).

En estas recientes excavaciones, continuó la jefa de la zona arqueológica de Tlatelolco, también se halló cerámica, obsidiana -principalmente en forma de navajillas-, piedras trabajadas para usarlas como material constructivo y otras de relleno para edificar templos, y huesos de animales pequeños, posiblemente roedores.

“Todo el material se encontró como relleno de la construcción. Además, entre la tierra se descubrieron pequeñas conchas de moluscos propios del lecho de lago, lo que nos indica que la tierra para rellenar fue tomada de éste.

“Los elementos encontrados corresponderían a la fundación de la ciudad y, de acuerdo con las fuentes etnohistóricas, estarían ubicados tentativamente alrededor del año 1337, aunque podrían ser más antiguos, de 1000 a 1200 de esta era”, comentó Lucía Sánchez.

La investigadora dijo que actualmente se realiza un análisis del estilo de arquitectura, para comprobar si las tres etapas (1a, 1b y ahora 1c), corresponden a fases constructivas distintas, o si sólo son ampliaciones de un mismo basamento; es decir, sólo un añadido del Templo Mayor de Tlatelolco, como acostumbraban edificar los mexicas.

La arqueóloga detalló que para obtener información precisa y complementaria a los datos de la excavación, se llevan a cabo diferentes estudios de los materiales encontrados en años anteriores, tales como carbón, cerámica y concha, para lo cual se cuenta con la colaboración de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH y del Laboratorio de Paleomagnetismo del Instituto de Investigaciones Geofísicas de la UNAM.

“Algunos de los análisis implicarán fechamientos de carbono 14, así como de termoluminiscencia y arqueomagnetismo, métodos que sirven para determinar la antigüedad de una pieza de cerámica y de los pisos de estuco”, explicó.

Los resultados que se obtengan, destacó, permitirán -de acuerdo con los objetivos del Proyecto Tlatelolco, impulsado por el arqueólogo Eduardo Matos en 1987- establecer las comparaciones entre las ciudades de Tenochtitlan y Tlatelolco en sus etapas más antiguas.

Las exploraciones en el Templo Mayor de Tlatelolco forman parte de un proyecto arqueológico comenzado en 1987 y que se ha desarrollado de manera ininterrumpida hasta hoy, bajo la coordinación del arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo, con la colaboración de los investigadores Patricia Ledesma, Alejandro Rivera, Claudia Nicolás, María de Jesús Alvízar y Lucía Sánchez de Bustamante, concluyó el INAH.

Tlatelolco

Abren Zona Arqueológica Cañada de la Virgen

Boletín INAH :: 10 febrero 2011

Luego de casi diez años de intensos trabajos de investigación y restauración, este viernes 11 de febrero será abierta la Zona Arqueológica de Cañada de la Virgen, en el municipio de San Miguel de Allende, Guanajuato, cuya puesta en valor representó una inversión de 18 millones de pesos aportados por los gobiernos federal, estatal y municipal; con ésta suman ya cinco sitios arqueológicos que se abren en el país durante el presente sexenio.

Se trata de un asentamiento de origen hñahñu (otomí), ocupado entre los años 540 y 1050 d.C., que los antiguos habitantes construyeron a partir de la contemplación de la ruta del Sol, de tal manera que sus templos presentan una alineación simétrica con los astros, característica que la hace una ciudad única entre los centros ceremoniales mesoamericanos.

Cañada de la Virgen se ubica en la cuenca del río Laja, un lugar rodeado por cerros que a su vez representaron ejes de planeación urbana en la edificación de importantes conjuntos ceremoniales, como La Casa de los Trece Cielos, donde se halla una pirámide de 15 metros y un patio hundido que la clase sacerdotal usó como espejo de agua para la observación de los astros, o el Templo Rojo, que aún conserva pintura mural.

La investigación y puesta en valor de los antiguos monumentos, distribuidos en una superficie de 16 hectáreas, así como la habilitación de un área de servicios al visitante, se realizaron a través de un fideicomiso del Gobierno del Estado de Guanajuato, en el que también participan el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y el Ayuntamiento de San Miguel de Allende.

La ceremonia de apertura de Cañada de la Virgen, la tercera zona arqueológica que se abre en la entidad —después de Plazuelas y Peralta—, estará encabezada este viernes por el gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva Ramírez, y el director general del INAH, Alfonso de Maria y Campos.

El recorrido que el público podrá hacer comienza en una calzada prehispánica que en la antigüedad fue un lugar de peregrinación y entrada a La Casa de los Trece Cielos, el principal conjunto arquitectónico del sitio, cuyo diseño está asociado con la trayectoria del Sol, de tal manera que en el amanecer de los días 17 de abril y 25 de agosto el astro pasa sobre su pórtico.

A diferencia de otras ciudades prehispánicas como Teotihuacan, Palenque o Xochicalco, donde el Sol sale detrás de la pirámide, en Cañada de la Virgen aparece por enfrente.

En el conjunto de La Casa de los Trece Cielos destaca una pirámide de más de 15 metros de altura, en cuya cúspide se encuentra el Templo Rojo, que conserva restos de pintura mural con franjas horizontales en rojo, negro y ocre, que hacen de éste un espacio único en la región. Allí también está el patio hundido, rodeado por tres plataformas con vestigios de habitaciones.

El siguiente espacio por recorrer es el Jardín de Arbustivas Nativas, que ocupa un área de cuatro mil 900 m², donde fueron plantadas 365 especies, como mezquite, vara dulce, palo santo, tepame, encino, palo xixote, entre otras, cuyo uso se remonta a la época prehispánica y perdura hasta nuestros días.

Cerca del jardín está El Estanque, obra hidráulica prehispánica que constituye uno de los elementos que otorgan belleza escénica a Cañada de la Virgen. Este gran depósito sirvió para almacenar agua y aportó humedad a la vegetación nativa, como la flor de nenúfar, probablemente existente desde tiempos precolombinos.

Otra de las antiguas edificaciones que el visitante podrá admirar es la llamada Casa del Viento, una estructura circular de 22 m de diámetro por 2.5 m de altura que por su diseño fue quizás un adoratorio de Ehécatl, dios del viento.

El recorrido finaliza en la estructura denominada Casa de la Noche más Larga, cuyo nombre se debe a que su ubicación tiene relación con el solsticio de invierno del 21 de diciembre, cuando por el desplazamiento del Sol hacia el sur ocurre la noche más prolongada del año.

Junto con la zona arqueológica se pondrá en operación el Centro de Atención al Visitante (CAV), espacio en el que se instaló una sala introductoria ¬que abrirá con una exposición fotográfica sobre el proceso de exploración arqueológica de Cañada de la Virgen, y que en un futuro se convertirá en museo de sitio¬. Allí también se localizan los servicios de guardabultos, estacionamiento, taquilla, sanitarios y los vehículos que transportarán a los visitantes hasta el área monumental, ubicada a 12 kilómetros de distancia.

Guillermina Gutiérrez Lara, directora del Centro INAH-Guanajuato, detalló que la investigación, trabajo de rescate, conservación arqueológica y diseño del plan de manejo, estuvo a cargo de especialistas del Instituto, dirigidos por la arqueóloga Gabriela Zepeda García Moreno, responsable del proyecto; en tanto que la habilitación de caminos y del CAV se hizo a través del fideicomiso estatal.

La Zona Arqueológica de Cañada de la Virgen se localiza en el municipio de San Miguel de Allende, Guanajuato, y podrá ser visitada por el público a partir del próximo 15 de febrero de 9:00 a 17:00 horas. Costo de entrada 30 pesos para mayores de 12 años, y 10 pesos para niños de 5 a 12 años. Sábados y domingos la entrada será gratuita.

Cañada de la Virgen