lunes, 26 de diciembre de 2011

Cantona, mejor ciudad urbanizada de Mesoamérica

Imagen Poblana :: 20 Diciembre 2011 ::

Hace mil años, la ciudad más urbanizada del México prehispánico dejó de existir. Por cuatro siglos se convirtió en el mejor ejemplo de comunicaciones y calzadas, pero sobre todo de los juegos de pelota más importantes de Mesoamérica.


De acuerdo a la revista especializada en turismo y arqueología “México Desconocido”, Cantona fue la ciudad mejor urbanizada de Mesoamérica, con calzadas de hasta un kilómetro de longitud que permitían un fuerte control de sus habitantes.

Ayer, el gobernador Rafael Moreno Valle anunció que Cantona contará con un museo propio que estará listo en febrero de 2012. El mandatario también adelantó el rescate de una zona arqueológica que detonaría el desarrollo económico de Tlacotepec de Benito Juárez. Lo anterior tras inaugurar en San Pedro Museo de Arte la exposición "Veracruz, Antiguas Culturas del Golfo de México".

Estos proyectos formaran parte del paquete de obras planeado para el rescate de inmuebles en el Centro Histórico por 100 millones de pesos, procedentes de la certificación de desarrollo urbano sustentable.

¿Qué es Cantona?

Cantona es el hogar de los juegos de pelota. De éstos, 24 se han hallado hasta ahora y de tal cifra 10 están en la acrópolis. Esto muestra la importancia que se le daba a las ceremonias religiosas en la citada ciudad, refiere la revista.

Cantona es más que los juegos de pelota tan afamados. De acuerdo a “México Desconocido”, había calles amuralladas que bien podían cerrarse fácilmente en caso de una invasión. De hecho, los conflictos sociales de su época transformaron a Cantona en una fortaleza acorazada.

“Después de años de restauración, un área de Cantona ha sido habilitada para su visita, mientras los arqueólogos, dirigidos por Ángel García Cook, analizan los materiales escultóricos y cerámicos que hasta ahora se han podido rescatar.

“Esta ciudad, cuyo desarrollo se dio del 600 al 1000 d.C., tiene un área de 12 km2, y aunque la zona trabajada representa menos de 1%, es una buena muestra de la gran extensión que abarcó”, informa “México Desconocido”. De acuerdo a los arqueólogos consultados por Alejandro Zenteno, Cantona fue rival de Teotihuacán. Le obstaculizaba el paso de mercancías contribuyendo a su declinación.

Sin embargo, la ciudad maravillosamente acuartelada fue abandonada en 1050 debido a cambios climáticos que secaron la región y a la llegada de grupos chichimecas.

Cantona

El huitlacoche: impopular en Mesoamérica

YucatanAll :: 24 diciembre 2011 ::

El huitlacoche no es un alimento milenario mesoamericano como se piensa, reveló Raúl Valadez Azúa, especialista del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.

"Pese a ser netamente mexicano, el Ustilago Maydis no es un alimento de fuerte arraigo en el país. Es un recurso natural que apenas empieza a ser conocido y aprovechado. No tiene más de 100 años que, como alimento de temporada, se encuentra en los mercados”, indicó.

La referencia más antigua al hongo aparece en el Códice Florentino o Historia general de las cosas de Nueva España, de Bernardino de Sahagún, en el que el cujtlacochi (en náhuatl) se concibe como "algo raro".

De hecho, en tiempos prehispánicos era visto como una anormalidad del maíz, como un producto indeseable y molesto, porque significaba la pérdida de la mazorca.

Desde la Colonia, hasta el siglo XIX, el cuitlacoche o huitlacoche fue alimento de subsistencia para indígenas y campesinos y "comienza a tener autonomía cultural" en el siglo XX, momento en que se convierte en alimento de la elite mexicana, indicó Valadez Azúa, coautor, junto con Ángel Moreno Fuentes (micólogo, Universidad de Hidalgo) y Graciela Gómez Álvarez (bióloga de la UNAM), del libro “Cujtlacochi. El cuitlacoche”, editado por la Universidad Nacional.

El hecho coincide con la introducción de la llamada trufa mexicana en ciertos guisos de la cocina francesa y con el nacionalismo de mediados de siglo, cuando se adopta como "una especie de símbolo nacional", señalaron los autores.

El Ustilago Maydis tiene 123 kilocalorías por porción comestible de 100 gramos. Contiene una cantidad significativa de fósforo, así como vitamina C y varios minerales.

Ustilago Maydis


Hallan ofrenda originaria de Pirámide del Sol

Boletín :: INAH :: 13 Diciembre 2011 ::

Arqueólogos que participan en el Proyecto Pirámide del Sol, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), descubrieron una serie de depósitos en el interior de esta construcción prehispánica, uno de los cuales podría tratarse de la ofrenda colocada en los primeros 50 años de nuestra era, para consagrar el comienzo de la construcción de este monumento, el más grande de la antigua ciudad de Teotihuacan.

El equipo de investigadores, conformado por los arqueólogos Alejandro Sarabia, Saburo Sugiyama, Enrique Pérez Cortés y Nawa Sugiyama, dio a conocer este hallazgo registrado durante las exploraciones realizadas al interior de dicho edificio piramidal —de 65 metros de altura—, desde 2008 y que concluyeron este 2011.

Valiéndose de un túnel de 116 m de longitud que se extiende en el eje este-oeste de la pirámide —que fue excavado en los años 30 por el arqueólogo Eduardo Noguera—, el grupo del Proyecto Pirámide del Sol, dirigido por Alejandro Sarabia, excavó un total de 59 pozos estratigráficos y tres túneles cortos, con la intención de llegar en todos los casos, al nivel de la roca madre a fin de verificar la presencia de entierros, ofrendas, etcétera.

“Por nuestra experiencia sabíamos que si los teotihuacanos hubiesen colocado algo al interior del monumento, muy posiblemente estaría a nivel del tepetate. Para ello excavamos un pozo de sondeo en la parte final de túnel y un conducto corto para llegar al centro de la pirámide, ya que el hecho por Noguera se había quedado aproximadamente seis metros al oeste del centro del monumento”, comentó Enrique Pérez Cortés.

Efectivamente, dijo, fue a lo largo de la exploración que se descubrieron —a diferentes distancias respecto de la entrada del túnel— tres estructuras arquitectónicas que son anteriores a la construcción de la Pirámide del Sol, y siete entierros humanos, algunos de ellos de infantes, que hasta el momento se pueden fechar al periodo previo a la erección del monumento, o bien, al de su edificación; así como dos ofrendas, una de ellas de una riqueza extraordinaria,

Esta última ofrenda fue descubierta en el metro 85 del túnel, al interior del relleno constructivo, “por lo tanto sabemos que fue depositada como parte de una ceremonia de consagración a la construcción de la Pirámide del Sol, probablemente al inicio de su edificación, hace más de 1,900 años”, anotó Pérez Cortés, investigador del Centro INAH-Zacatecas, al destacar que entre los objetos encontrados destaca una máscara de piedra verde, que podría ser el retrato de un personaje.

El rico depósito descubierto estaba compuesto por varios niveles de objetos, colocados desde el nivel de tepetate; debido a que el área de los materiales arqueológicos se extendía hacia el sur de los límites del pozo estratigráfico, se decidió hacer una ampliación de la exploración.

Los objetos que componían la oblación “fueron elaborados en muy diversos materiales y técnicas de elaboración; destaca una cantidad considerable de piezas de obsidiana, como puntas de proyectil, navajillas, bifaciales, así como un excéntrico antropomorfo (artefacto lítico). Además de tres figuras con representaciones humanas, que fueron ornamentadas con ojos de concha y pirita, y que estaban acompañadas por algunas puntas de proyectil”.

De las tres piezas de piedra verde, destacó el arqueólogo Pérez Cortés, sobresale una extraordinaria máscara antropomorfa que fue tallada en una sola pieza, cuyos ojos fueron hechos con concha y pirita. La máscara de serpentina —según análisis del Dr. José Luis Ruvalcaba, del Instituto de Física de la UNAM—, es la única careta de piedra descubierta hasta la fecha en contexto ritual en Teotihuacan.

Con 11 cm de altura por 11.5 de ancho, 7.8 cm de profundidad y un peso de 1.16 kg, dicha máscara difiere de las conocidas como “teotihuacanas”, por ser de una dimensión menor y con volumen, por lo que preliminarmente se cree que se trata de un retrato. Asimismo, junto a este objeto se halló un caracol marino.

La ofrenda también estaba integrada por 11 vasijas tipo Tláloc, la mayoría fragmentadas y colocadas al centro del depósito. Otros objetos depositados fueron tres discos de pirita, uno de ellos —de 45 cm de diámetro y puesto sobre una laja de pizarra recubierta con pirita—, es el más grande recuperado hasta el momento en Teotihuacan.

Asimismo, el depósito se conformaba de una importante cantidad de esqueletos de animales. Al noreste se recuperó el cráneo de un felino, al suroeste el de un cánido; y al sureste, y cubierto por rocas volcánicas, los restos de un águila que fue alimentada antes de ser sacrificada, pues en su cavidad torácica se hallaron los restos de dos conejos. Este tipo de restos de fauna coincide con los de las ofrendas descubiertas en el Edificio 4 de la Pirámide de la Luna.

Los investigadores del equipo Pirámide del Sol, de la Zona Arqueológica de Teotihuacan (ZAT), hicieron hincapié en que esta ofrenda siempre estuvo anegada, ya que la humedad que absorbe el edificio se concentra en la base y en el área central del monumento.

En este sentido, el Dr. Saburo Sugiyama, profesor de la Universidad de Aichi (Japón), y Alejandro Sarabia, director de la ZAT, indicaron que durante mucho tiempo y anterior a este descubrimiento, la función de la Pirámide del Sol se había vinculado al inframundo, debido al túnel que hay debajo de ella, y que fue excavado por los propios teotihuacanos.

“Sin embargo, los objetos que encontramos estarían indicando que la Pirámide del Sol —que cubre un área aproximada de 5.6 ha con un altura actual de 65 m y una base de 225 m por lado— fue ofrendada hacia los primeros 50 años de nuestra era, posiblemente a una deidad de la lluvia, una versión muy antigua del dios Tláloc.

“Por el momento, sólo podemos ofrecer una interpretación general de los hallazgos, pero es evidente que algunas ofrendas tienen un patrón de distribución que ya habíamos observado en algunos de los entierros de la Pirámide de la Luna”, concluyeron los expertos.

Teotihuacan

viernes, 4 de noviembre de 2011

Descubren herramientas de 9,000 años de antigüedad

Boletin INAH :: 19 de Octubre de 2011

En la región del Cabo, en Baja California Sur, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) localizaron un sitio con cientos de herramientas rudimentarias hechas por el hombre a finales de la época del Holoceno Temprano (11,000 a 8,000 años). El descubrimiento de estos objetos, que tienen una antigüedad de 9,000 años, refuerza la hipótesis acerca de la migración vía costera de los primeros pobladores del continente americano.

El hallazgo se registró en un sitio que los arqueólogos denominaron El Coyote, el cual se suma a otros similares en la región, que en conjunto plantean que el hombre se desplazó por la costa y llegó a lo que hoy es la península de Baja California, durante los últimos años de dicha era geológica.

Los avances de este estudio realizada en ese lugar desde hace tres años, fueron dados a conocer por los arqueólogos del INAH Isaac Aquino, director de la investigación; y Leticia Barajas, jefa de campo, quienes afirman que por la extensión de El Coyote, la cantidad de artefactos que ahí se conservan y la continuidad cronológica que ofrecen, su estudio y análisis “apoyará de manera sustancial los antecedentes de ocupaciones humanas tempranas y tardías en la península”, que diversos investigadores de la región han venido planteando tiempo atrás.

A partir de análisis de los materiales arqueológicos hallados, los especialistas identificaron una tecnología en el proceso de elaboración y aplicación de las herramientas de piedra y concha, igual a la que se ha encontrado en otros sitios de la región de El Cabo, y que tienen la misma temporalidad, entre los que destaca la Isla de Espíritu Santo, por lo que proponen que se trata del mismo grupo cultural aún no identificado, que bajó por la costa del Golfo de California desde la parte norte de la península hacia el sur, hasta incursionar en islas y ocupar una porción de esa región.

El Coyote abarca alrededor de cien hectáreas, localizadas en la zona costera del Golfo de California o Mar de Cortés, en las cuales se encontraron cientos de herramientas de piedra, conchas y caracoles con huellas de haber sido manipuladas por el humano, como la almeja (Chama buddiana) —cuya dureza sólo permite abrirla al fuego—, de la cual se hallaron ejemplares quemados; restos de animales marinos y terrestres que fueron consumidos, además de artefactos de pesca, de los que destacan tres anzuelos elaborados con conchas de madre perla (Pinctada mazatlánica).

Los milenarios objetos se encontraron en diversos puntos que los arqueólogos conocen como campamentos, algunos a cielo abierto (sin techo) y otros en el interior de cuevas; así como en espacios que eran ocupados como talleres primitivos para fabricar herramientas de piedra y concheros (áreas de desechos y consumo de moluscos), mismos que indican el desarrollo de distintas actividades relacionadas entre sí, como la extracción de riolita (roca) y la fabricación de herramientas para la obtención de recursos terrestres y marinos.

Los materiales descubiertos también indican que los antecesores de los bajacalifornianos ya navegaban para esa época remota, mediante algún tipo de balsa sencilla, con la cual se desplazaba mar adentro para después sumergirse a distintas profundidades, toda vez que los restos de algunas de las especies marinas encontradas sólo se pueden obtener por medio de buceo.

Los análisis de laboratorio practicados a muestras de materiales arqueológicos recolectados revelan presencia humana en esa región desde hace 9,000 años y hasta el siglo XVI. Para el estudio de los materiales fechados, los investigadores del INAH los agruparon en dos periodos históricos: el primer grupo data del periodo Holoceno Temprano o Proto Desierto (11,000 a 8,000 años); y el segundo va de por lo menos del Holoceno Tardío (2,700 años) hasta la llegada de los primeros expedicionarios españoles a la península de Baja California en el siglo XVI.

Debido al distanciamiento de tiempo entre los dos periodos señalados, los arqueólogos refieren que debió existir otra época intermedia durante la cual se conformaron las modificaciones tecnológicas necesarias para la caza de animales terrestres, pero hasta el momento no se han encontrado suficientes evidencias materiales en la región.

Isaac Aquino y Leticia Barajas detallaron que del periodo más antiguo descubrieron cientos de conchas de la especie Dosinia ponderosa, que fueron usadas por hombres primitivos como herramientas; se trata de un objeto recurrente en todos los puntos excavados, por lo cual estiman que dicho molusco fue de suma importancia para estos primeros pobladores.

Junto con las conchas se descubrió gran cantidad de herramientas de piedra para corte y desgaste (tajadores, percutores, cepillos, raspadores y cuchillos) cuya antigüedad es de 8,600 y 9,300 años, y fueron empleadas para trabajar fibras vegetales y madera, así como para abrir conchas y consumir moluscos.

Asimismo, descubrieron gran cantidad de conchas de madre perla (Pinctada mazatlánica), algunas cortadas y pulidas; y tres anzuelos elaborados con este material — iguales a otros hallados por la arqueóloga Harumi Fujita en la Covacha Babisuri, en la Isla Espíritu Santo, fechados para los periodos Holoceno Temprano (11,000-8,000 años) y Holoceno Tardío (2,000-300)—, con lo que Barajas y Aquino corroboran que la elaboración de estos artefactos para pescar en lo que hoy es la península de Baja California, data de hace 8,000 años.

En lo que respecta al segundo lapso histórico, el periodo Holoceno Tardío (2,000 a 300 años), la mayor parte de utensilios fechados corresponde a diferentes tipos de artefactos bifaciales (instrumento de piedra tallado en sus dos caras); para esta época los especialistas observan un incremento en la manufactura tanto de estos utensilios, como de cuchillos y puntas de proyectil.

“El tipo de herramientas del periodo Holoceno Tardío también revela el grado de organización laboral alcanzado por los primeros habitantes de la península de Baja California, que les permitió montar entrampados para la caza de especies más difíciles de atrapar, como el delfín azul (Stenella coeruleoalba) —del cual se encontraron algunos huesos en los contextos arqueológicos de menor antigüedad— y cuya captura marcó un cambio gradual en la explotación de especies marinas, mediante una organización de mayor complejidad”.

Hasta el momento los especialistas del INAH han identificado 51 especies de fauna marina en los puntos explorados en El Coyote, representadas en bivalvos (moluscos con caparazones de dos conchas, como la almeja) y caracoles, además de vértebras de pescado y huesos de mamíferos, como el delfín y el lobo marino, así como restos óseos de fauna terrestre, como el venado, la liebre y diversos tipos de aves.

A decir de los arqueólogos, El Coyote pudo haber sido hace 9,000 años el centro de producción de herramientas de piedra para pesca, caza y consumo de alimentos, el más grande de toda la península de Baja California Sur; “aproximadamente en sus 100 hectáreas, cada 5 o 10 metros se encuentran evidencias de que el hombre trabajó la piedra durante el Holoceno”.

Finalmente, los especialistas señalaron que hasta el momento no se han encontrado esqueletos humanos por lo que es imposible saber a qué grupo étnico pertenecían los habitantes de El Coyote; sin embargo el arqueólogo Isaac Aquino explica que cuando llegaron los primeros exploradores españoles al Cabo, en el siglo XVI, esa región estaba habitada por el grupo pericué, etnia extinta actualmente.

El Coyote

Teotihuacán proclamó su dominio a través de su edificación: experto

Javier Salinas Cesáreo :: 31 de octubre de 2011 :: La Jornada

Teotihuacán, Méx., 30 de octubre. La ciudad de Teotihuacán fue creada para expresar un cosmograma con un complejo mosaico de calendarios y ciclos astronómicos a una escala excepcional, lo que favoreció a las elites proclamar su autoridad sagrada, política y militar, afirmó Saburo Sugiyama, arqueólogo japonés, del departamento de antropología de la Universidad Estatal de Arizona.

En el marco de la quinta mesa redonda de Teotihuacán: investigaciones recientes, centro y periferia, Saburo Sugiyama explicó que la construcción de las pirámides del Sol, de la Luna y de Quetzalcóatl, en esa zona arqueológica, podrían haber estado basadas en la unidad numérica de 83 centímetros, debido a la constante presencia de esta unidad en la arquitectura teotihuacana.

Señaló que cada uno de los tres monumentos con mayores dimensiones de Teotihuacán se diferencian por la ubicación, tamaño, forma y simbolismo. Sin embargo, están relacionados, pues la ciudad fue construida a través de una o varias planificaciones urbanas estratégicas que los integró en un todo.

Detalló que a partir de cálculos basados en las medidas de estas construcciones se determinó la constante presencia de dicha unidad métrica: La posible medida longitudinal utilizada por los antiguos arquitectos teotihuacanos corresponde a una base numérica compuesta por 83 centímetros, porque es la cantidad que, multiplicada por 4 o múltiplos de 4, se repite constantemente en las medidas de las edificaciones del sitio prehispánico.

Indicó que la alfarda, la escalera y la distancia entre las esculturas de cabezas de serpiente de la pirámide de Quetzalcóatl son algunos ejemplos de donde se encuentra la unidad métrica de manera constante.

La alfarda mide 1.66 metros de longitud lo cual corresponde al doble de la unidad que sugiero; lo mismo pasa con la distancia entre las cabezas de serpiente que es cuatro veces la unidad (3.32 metros), o con el largo de la escalera, 13.2 metros, lo cual equivale a 16 veces la unidad, y así sucesivamente. También se puede observar este patrón numérico en las pirámides del Sol y de la Luna, así como en la Ciudadela, donde 83 es la base que se multiplica constantemente.

En su conferencia Cosmograma y política plasmada en la planificación urbana de Teotihuacán, el también investigador de la Universidad Prefectural de Aichi ofreció una explicación tentativa del significado simbólico y las funciones sociopolíticas de las tres grandes edificaciones, así como una interpretación de la traza urbana de la antigua ciudad.

Hallazgos sobresalientes

Recordó que la pirámide de las Serpientes Emplumadas se exploró intensivamente en la década de 1980, cuando se descubrieron entierros con abundantes ofrendas simbólicas que confirmaron una práctica de sacrificio humano masivo.

Posteriormente, la pirámide de la Luna se exploró mediante varios túneles entre 1998 a 2004, lo cual permitió conocer la historia e la construcción del monumento; además del descubrimiento de cinco complejos de entierro-ofrendas con un alto contenido simbólico.

El complejo arquitectónico de la pirámide del Sol se exploró de nuevo recientemente, y se descubrieron algunas subestructuras, entierros y ofrendas que pertenecen a épocas tempranas de Teotihuacán.

Los datos obtenidos en los tres monumentos durante las décadas recientes permiten interpretar mejor la ideología político-religiosa plasmada en el gran centro ceremonial, así como entender mejor las características del gobierno teotihuacano, apuntó Saburo Sugiyama.

De manera independiente, el proyecto pirámide de la Luna llevó a cabo un levantamiento topográfico y arquitectónico de los tres monumentos explorados y de la zona nuclear de la urbe.

“Este detallado plano tridimensional facilitó realizar un estudio espacial que ofrece una perspectiva de cómo se desarrolló la ciudad; aunado a esto, el plano aporta información sólida y precisa para estudiar la orientación de los monumentos y el sistema de medida teotihuacano.

Lo anterior indica que la ciudad fue creada para expresar un cosmograma con un complejo mosaico de calendarios y ciclos astronómicos a escala excepcional, lo cual favoreció a las elites proclamar su autoridad sagrada, política y militar, concluyó.

Teotihuacan

Hallan edificios residenciales estilo Puuc

Boletin INAH :: 13 de octubre de 2011

Durante la ampliación de la carretera federal 180 Mérida-Campeche, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) localizaron cinco edificios residenciales tipo palacio, de piedra labrada estilo Puuc, que se piensa fueron habitados por la elite maya debido a su rica ornamentación, los cuales serán restaurados y conservados in situ.

Las estructuras poseen grandes plataformas asociadas a escalinatas, cuartos abovedados, muros de mampostería, pisos de estuco, además de elementos domésticos, como chultunes (recipientes para la captación de agua) y grandes metates para la molienda, por lo que se considera que son parte del área residencial de la Zona Arqueológica de Oxkintok, localizada a sólo 2 km del área.

Debido a la magnitud e importancia de estas antiguas construcciones, que corresponden al periodo Clásico Tardío (600 a 900 d.C.), se acordó su conservación mediante un acuerdo al que llegaron la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y el INAH, que convinieron en acotar la carretera mediante la reducción del camellón central y el derecho de vía, ya que las estructuras se encuentran justamente en esta área.

La arqueóloga Eunice Uc González, al frente de los trabajos de salvamento arqueológico, detalló que la carretera mantendrá los cuatro carriles (dos de ida hacia Campeche y dos de regreso hacia Mérida) previstos originalmente. "Ambos lados de los carriles tienen un derecho de vía, es decir, un tramo de alrededor de 14 metros por lado, que es donde se ubican las estructuras prehispánicas, por lo que la opción que permitiría conservarlas era mediante la reducción del camellón central y del derecho de vía".

La especialista del INAH en Yucatán expresó que estos hallazgos se dieron durante los trabajos del quinto y último tramo de la carretera, que abarca 62 km desde la ciudad de Mérida hasta los límites con el estado de Campeche. Estos edificios forman parte de un conjunto de 55 estructuras mayas detectadas, de diferente forma y función, que van desde montículos simples y nivelaciones, hasta las residenciales tipo palacio, de las que se recuperó toda la información y se hizo el registro correspondiente.

"Las estructuras tipo residencial que conservaremos son las registradas como 12, 22, 24 y 25, además de la 11, que forma parte de un complejo habitacional ubicado en un sitio geográficamente estratégico, entre el umbral del Puuc o sierrita y la planicie o chakan, que caracteriza a la mayor parte del estado de Yucatán".

La arqueóloga comentó que esta falla geográfica es conocida por los pobladores de la región como ni’puuc, ya que hace referencia al extremo de la cordillera. Dicha estructura 11 era un pequeño basamento que posiblemente soportaba una construcción de material perecedero; presenta esquinas remetidas, cuerpos en talud y escalinatas proyectadas, que recuerda construcciones de la zona del Petén, similares a edificios de Oxkintok que se remontan desde finales del Clásico Temprano (300 a 550 d.C.) hasta principios del Clásico Tardío (550 a 700 d.C.).

"Dicha edificación ha sido desmantelada para ser reubicada en otro sitio, probablemente en el camellón mismo, que es bastante ancho, o en otro espacio aledaño, explicó la especialista.

Indicó que las demás edificaciones halladas son muy grandes y voluminosas, en particular la 12 y la 22, que tienen muchos elementos ornamentales, poco comunes en los asentamientos donde vivía el resto de la población, con techos perecederos.

Añadió que estos edificios tienen muros de piedra labrada al estilo Puuc, que se caracteriza por ser una piedra pequeña de color rosado, perfectamente tallada; además, los cuartos tienen pisos estucados y techos abovedados, en buen estado de conservación en general.

La especialista destacó que en la estructura 22 han recuperado alrededor de 40 entierros con ofrendas asociadas, en las cuales hay elementos de concha —como pectorales— y jade. "Los personajes tenían los dientes limados, como ocurría con la elite, por lo que pensamos que las personas que vivieron ahí pertenecían a este grupo social. Todavía estamos excavando esta estructura, por lo que es posible que salgan más entierros".

Los entierros —dijo Eunice Uc— fueron depositados en cistas o cajones de piedra rectangulares perfectamente labradas. "Los esqueletos estaban fragmentados debido a la poca profundidad del suelo, lo que facilita la intromisión de roedores, tuzas, armadillos, ratones, que van rompiendo las osamentas. Sin embargo, los huesos largos estaban muy bien conservados, también se encontraron dos cráneos completos, así como vértebras, partes de mandíbulas, dientes, en fin. En las otras estructuras no hemos encontrado tantos entierros, aunque en total, suman más de 100".

La especialista indicó que también se encontraron maquetas de piedra caliza de 40 cm de altura por 20 de ancho, de edificios que se planeaban hacer. Una es una casita con su entrada y su techo de piedra, y la otra es una pirámide con sus cuerpos escalonados, alfardas, escaleras y una estructura circular en la parte superior.

Asimismo, hay vasijas con policromía de los tipos Sierra rojo, Tituc anaranjado polícromo y Pizarras. "Hay alrededor de 150 piezas completas, desde etapas muy tempranas, del Preclásico Superior (150 a.C. a 300 d.C.), hasta el Clásico Temprano (300 a 600 d.C.) y Clásico Tardío (600 a 900 d.C.). Algunos son platos con figuras que hacen referencia a la mitología maya, también hay vasijas con glifos, una de las cuales podría haber sido una pincelera".

Otro de los elementos hallados en las plataformas de estas estructuras son los chultunes (recipientes para captar agua), de formas diversas, tanto circulares como en forma de botella. "Estos reservorios comúnmente están estucados y algunos suelen tener elementos que se asocian al agua, como tortugas o sapitos. Ahí se captaba el agua de lluvia y se utilizaba para cuestiones domésticas".

Indicó que las otras estructuras, 24 y 25, son más modestas y menos voluminosas, de la misma elite. También tienen muros revestidos con piedra labrada, techos de bóveda y pisos estucados, pero no son tan grandes como la 12 y 22, y la 11, que al estar en una elevación natural, se veía imponente porque era la última construcción de la serranía.

La arqueóloga Eunice Uc González está al frente del equipo de trabajo que se conforma por el jefe de campo y cinco arqueólogos más, que trabajan desde 2009 en esta carretera. El trazo fue dividido en cinco tramos, siendo éste último, que va del Puente Maxcanú a Campeche, donde se hallaron las estructuras.

Oxkintok

Descubren huellas humanas de 25 mil años de antigüedad

26 de septiembre de 2011 :: El Universal

Especialistas del INAH descubrieron en la Sierra Tarahumara, en Chihuahua cinco huellas de pies humanos, cuya antigüedad se calcula entre 25,000 a 4,500 años y podrían corresponder a los primeros hombres que poblaron esa región del norte de México.

De esas pisadas encontradas en las cuevas de un paraje de la sierra, en el Valle de Ahuatos, a ocho kilómetros del poblado de Creel, en Chihuahua, cuatro corresponden a adultos y una a un infante y se trata de las primeras huellas humanas que se localizan en el estado de Chihuahua, que de verificarse su antigüedad, se sumarían a las pocas impresiones de los primeros pobladores del continente americano que se conservan en México, particularmente en Cuatro Ciénegas, Coahuila, y en un rancho de Sonora.

De acuerdo a un comunicado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), según los análisis morfoscópicos (forma), la huella 1, por su longitud de 26 centímetros, corresponde al pie derecho de un adulto de sexo masculino; en tanto que la 2 es del pie izquierdo de otro adulto, sin embargo otra por ser la menos definida se ha dificultado la identificación del sexo de la persona que la dejó.

La pisada 3 es de un infante de 3 a 4 años de edad y corresponde al pie derecho con una longitud de 17 centímetros, las 4 y 5 son de otro adulto y representan el único par que corresponde a la misma persona.

Además, la pisada del pie izquierdo (huella 4) tiene una longitud de 23.7 centímetros, en tanto que el derecho (huella 5) mide 24.5 centímetros, una de las particularidades de estas dos pisadas es que tienen seis dedos, lo que puede deberse a una malformación.

El antropólogo José Concepción Jiménez dijo que el hallazgo de las huellas humanas se logró a partir de un correo que hizo llegar un habitante de Chihuahua, al Seminario del Hombre Temprano en México, para avisar de la existencia de huellas humanas antiguas, impresas en el Valle de Ahuatos, en el municipio de Bocoyna.

"Acudimos a realizar exploraciones de superficie para verificar la información y no encontrábamos las impresiones, costó mucho trabajo dar con ellas porque no es fácil su identificación. Después de varias búsquedas las encontramos en un arroyo que corre en la pendiente de un paraje de unos mil metros cuadrados. Las improntas se ubicaron en un área de aproximadamente dos metros dentro del riachuelo, en el cual el agua sólo fluye en temporada de lluvias, y el resto del año está seco".

Jiménez agregó que con la finalidad de descartar o detectar la presencia de más pisadas humanas en lugares cercanos, se hicieron recorridos de superficie abarcando una extensión de 50 kilómetros, pero no se encontraron más.

Sin embargo, en el área cercana a las huellas se descubrieron otras evidencias de ocupación humana en el valle, particularmente un área con rastros de campamentos primitivos, lo que ha dado pie para que la antropología advierta presencia humana desde épocas remotas como el Pleistoceno (12,000 años antes de nuestra era).

Agregó que en los abrigos rocosos que circundan el valle, dentro de una extensión de 50 kilómetros, se encontraron cinco cuevas con vestigios, entre las que destacan tres que tienen en su interior pinturas rupestres sobrepuestas, las cuales, según la etnohistoriadora Gabriela Salas, del equipo de investigación, se ha determinado que fueron hechas en tres periodos: precerámico, prehispánico y colonial, lo que da constancia de una larga ocupación humana en el Valle de Ahuatos.

Las huellas, pinturas y materiales arqueológicos fueron localizadas por el antropólogo físico José Concepción Jiménez, del INAH, quien informó que "estos descubrimientos son de gran relevancia para el estudio de los primeros pobladores en América, porque indican que en este paraje de la Sierra Tarahumara se asentaron algunos de los primeros grupos humanos que llegaron a esta parte del continente que hoy se conoce como Chihuahua".

Tarahumara

Templo Mayor: nuevo hallazgo altera la radiografía de Tenochtitlán

Ana Mónica Rodríguez :: 6 de octubre de 2011 :: La Jornada

Una plataforma circular de carácter religioso, cuauhxicalco, que data de 1469-1470, de la época del emperador Axayácatl, fue descubierta dentro del centro ceremonial mexica del Templo Mayor por arqueólogos del Programa de Arqueología Urbana (PAU), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

De manera preliminar se calcula que el templete mide 15 metros de diámetro, se halla a seis metros bajo el nivel de piso y tiene a su alrededor una serie de esculturas de cabezas de serpiente, muros de tezontle, estuco y dos lápidas cuadradas con representaciones o escudos alusivos a Huitzilopochtli, dios mexica de la guerra.

El hallazgo bajo la plaza Manuel Gamio es de uno de los edificios de mayor importancia descubiertos hasta ahora en torno al Templo Mayor y nos muestra una nueva radiografía de la conformación de la antigua Tenochtitlán, explicó Alfonso de Maria y Campos, director del INAH.

Este punto de la plaza Gamio será un nuevo acceso al área prehispánica a partir de mayo de 2012, con un recorrido diferente en la zona arqueológica del Templo Mayor.

Este cuauhxicalco será cubierto con cristal para que sea observado por los visitantes –en ventana arqueológica– cuando ingresen desde el área de la Catedral Metropolitana.

De esta manera, estamos logrando una nueva urbanización y reorganización del área prehispánica, lo cual ha sido posible gracias al escáner y las excavaciones que realiza el equipo del PAU desde julio de 2009, dijo De Maria y Campos.

El arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez, quien encabeza el equipo de expertos del PAU, explicó: Se trata de una estructura aparentemente circular y aunque no sabemos la altura real que tuvo el edificio, tiene un desplante de seis metros bajo el piso actual y presenta recubrimientos de estuco muy bien conservados.

La plataforma ritual, prosiguió Barrera, se encuentra dentro de lo que fue el recinto sagrado de Tenochtitlán, precisamente frente al Templo Mayor y en el eje donde se hallaba el adoratorio dedicado a Huitzilopochtli.

En años recientes, los arqueólogos han descubierto otras estructuras, como un calmécac, en el Centro Cultural de España, y el templo circular dedicado al dios mexica del viento, Ehécatl, detectado en un predio de la calle de Guatemala, detrás de la Catedral Metropolitana.

Hace un par de semanas, en el predio Las Ajaracas, donde fue hallado el monolito de Tlaltecuhtli –a sólo unos metros de la plaza Manuel Gamio– fue descubierto otro cuauhxicalco por el equipo que encabeza Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor.

El hallazgo ocurrió durante las excavaciones que se realizan en ese predio y “por su ubicación, tamaño y forma, especulamos que pudiera ser uno de los cinco momoztlis conocidos como ‘cuauhxicalco’”, dijo López Luján.

Este edificio, añadió, está al sur del lugar donde se descubrió el monolito de la Tlaltecuhtli, hallazgo del que se cumplieron cinco años el pasado 2 de octubre.

Según las referencias históricas, se hallaban en el antiguo centro ceremonial cinco cuauhxicalcos, de los cuales hasta ahora se han detectado tres en diversos puntos del Templo Mayor, manifestó De Maria y Campos.

Este nuevo paso peatonal y la apertura al público de este cuauhxicalco bajo la plaza Manuel Gamio será el preámbulo de visita de un proyecto que incluye fundamentalmente la construcción del Museo Casa de Tlaltecuhtli, la cual se ha postergado debido a las excavaciones que se realizan en el predio Las Ajaracas, donde se continúa en la búsqueda de restos de gobernantes mexicas.

Templo Mayor

Hallan cámara funeraria profanada en época prehispánica

Boletin INAH :: 07 de Septiembre de 2011

Una cámara funeraria subterránea de aproximadamente 1,400 años de antigüedad, profanada en tiempos prehispánicos, fue rescatada al norte del estado de Guerrero por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), en atención a un reporte hecho por vecinos de la localidad de Chilacachapa.

El hallazgo se registró en la calle Calvario de ese poblado del municipio de Cuetzala del Progreso, cuando habitantes del lugar desmontaban un muro de piedras sobrepuestas que corría el riesgo de colapsarse; debajo de éste encontraron un relleno que al ser removido dejó al descubierto la entrada a una cripta. Los vecinos acudieron al Centro INAH-Guerrero, para que especialistas constataran el descubrimiento y procedieran a su exploración.

Los trabajos de excavación, a cargo del arqueólogo Edgar Pineda Santa Cruz, se realizaron con extremo cuidado, debido a que la cámara funeraria estaba cubierta por aproximadamente 1.50 metros de relleno, compuesto por materiales que fueron depositados tanto en el momento de ocupación original de la tumba, entre 600-900 d.C., como durante su saqueo, hacia 1400-1500 d.C., en el periodo Posclásico.

El experto del Centro INAH-Guerrero explicó que para acceder a este espacio subterráneo se excavó un pozo de 1.60 m, el cual se hizo de forma lateral con el fin de conocer los estratos arqueológicos, así como para proteger la entrada original y la conservación de la o las osamentas, que en un primer momento se suponía serían encontradas en el interior.

Luego de registrar capa por capa el relleno, se llegó a la conclusión de que el o los esqueletos de los individuos que se depositaron en la tumba, y que quizá correspondieron a un gobernante, fueron extraídos hace seis siglos, antes de la llegada de los españoles, cuando Chilacachapa —vía la provincia de Tepecoacuilco— tributaba a la Triple Alianza, conformada por Tenochtitlan, Tlacopan y Texcoco.

Pineda Santa Cruz abundó que esta tumba de élite corresponde al periodo Epiclásico (600-900 d.C.), y fue creada posiblemente por grupos de filiación chontal. Su profanación, centurias después, podría entenderse como una forma en que pueblos venidos del centro de México intentaron legitimar su poder tras el sometimiento de Chilacachapa. “La cámara se usó en dos ocasiones. La primera de ellas está marcada por un piso de arcilla cocida a manera de bajareque, y la segunda por un piso de estuco burdo que tiene una cavidad circular de 30 centímetros de diámetro y 40 centímetros de profundidad, en el que encontramos depositada una olla fragmentada con indicios de carbón”, detalló el arqueólogo.

La cripta se encontró en buen estado de conservación; destaca por su arquitectura, la cual guarda similitudes con las tumbas del área maya, pues posee una bóveda que termina en forma de arco, que fue hecha con lajas (piedras calizas) que soportan la techumbre de la estructura. Tiene una planta rectangular de 2 metros de ancho por 3.70 de largo, y 2.50 metros de altura.

Pineda comentó que el sepulcro prehispánico está asociado a un edificio que debió tener nichos en sus fachadas, y que a su vez formó parte del centro ceremonial de la antigua ciudad. Asimismo, en las esquinas de la cámara había sahumadores y dos vasijas-rostro (antropomorfas) fragmentadas.

Por su parte, el arqueólogo Antonio Hermosillo Worley, quien participa en la investigación analizando los materiales encontrados, abundó que la disposición de éstos al interior de la tumba, hace pensar que tras ser saqueada fue rellenada con lajas sobrepuestas y capas de tierra, y posteriormente le prendieron fuego, a manera de acto ritual, como lo sugieren los residuos de carbón encontrados.

Algunos de los objetos hallados, que quizá formaron parte de la ofrenda que acompañó al individuo sepultado, son lentejuelas de concha (Pinctada mazatlanica), un anillo de caracol (Strombus gigas), una cuenta de piedra verde, huesos de cánidos y aves, y cerámica de estilo teotihuacano. El investigador precisó que es posible que los objetos más valiosos de esta ofrenda fueran también saqueados en el periodo Posclásico.

“La materia prima con que fueron hechas estas piezas son prueba del estatus social que tuvo el personaje que se enterró en la cámara. Su origen foráneo señala que Chilacachapa formaba parte de una ruta comercial importante y que tenía una ubicación estratégica, debido a que se ubica en una zona serrana —a una altitud superior a los 1,600 metros sobre el nivel del mar—, lo que implicaba que fue un punto importante de vigía”, dijo Hermosillo Worley.

Sobre los materiales que tal vez corresponden al momento del saqueo, el investigador destacó el hallazgo de varios punzones de hueso y de navajillas prismáticas de obsidiana gris. Estos objetos son de carácter doméstico y no coinciden con los de tipo suntuario con que fue enterrado el individuo en un primer momento.

Finalmente, con la ayuda de Alfonso Nájera, Jacinto Herrera y David Flores, habitantes de Chilacachapa, se trabaja en el apuntalamiento de elementos con grietas, como algunas lajas del techo, consolidación de algunas zonas con una mezcla de cal-arena y arcilla, y en la reintegración de volumen a la estructura que contiene la tumba. Todo ello con miras a dejar el espacio como una ventana arqueológica.

Chilacachapa


Ventana arqueológica hacia el templo del dios mexica del viento

Abida Ventura :: 29 agosto de 2011 :: El Universal

Vestigios del templo circular dedicado a Ehécatl-Quetzalcóatl, que fueron localizados en 2010 en el predio de Guatemala en el Centro Histórico de la ciudad de México, podrán ser vistos por el público a través de una ventana arqueológica que permitirá conocer el principal adoratorio de esta deidad mexica del viento.

El espacio, que abrirá sus puertas al público una vez que el edificio que corresponde al Hotel Catedral sea rehabilitado, mostrará además de esta estructura prehispánica, restos de una de las primeras casas de la época colonial, y restos de cerámica hallados en el sitio.

“Se mostrará la estructura prehispánica junto con una escalinata de una de las primeras casas de la etapa colonial, donde se dice que vivió uno de los primeros fundidores de metal en la Nueva España”, dijo en entrevista el arqueólogo Raúl Barrera, responsable de los trabajos que se realizan en el sitio y titular del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Debido a la relevancia del hallazgo -uno de los más importantes en 2010-, el instituto decidió que esta estructura, de forma circular y de la que se han localizado tres etapas constructivas, pueda ser visitado por el público. “El INAH tendrá el control de toda esta área, de una forma que los propietarios del Hotel Catedral puedan hacer uso del resto del edificio. El sitio tendrá una entrada específica y el acceso será libre”, aseguró Raúl Barrera. La idea de este sitio, explicó el arqueólogo, será similar al museo de sitio del Centro Cultural España, en donde próximamente el público podrá apreciar restos de la estructura prehispánica del Calmécac, y vestigios de la época colonial y moderna.

“Lo que se trata es proteger y dignificar lo prehispánico pero también lo que corresponde a la etapa colonial. La idea es que quede un espacio bien protegido y con buena información, para que pueda ser visitado y que la gente aprecie lo que existe en ese lugar”, dijo el investigador.

Entrada al adoratorio

El Templo de Ehécatl-Quetzalcoátl, explicó Barrera, es uno de los más representativos de la época prehispánica, pues todo indica que su frente principal, con su templo circular, estaba dirigido al Templo Mayor, concretamente hacia el lado del adoratorio a Tláloc.

“Esto tiene sentido si se considera que Ehécatl-Quetzalcóatl, era el dios mexica del viento, elemento que precede a la lluvia, esta última representada por Tláloc, divinidad del agua y del rayo”, explicó.

Barrera asegura que la entrada principal de este adoratorio, que de acuerdo con documentos históricos de cronistas como fray Bernardino de Sahagún, Diego Durán y Bernal Díaz del Castillo, tenía la forma de las fauces de una serpiente, y por la que posiblemente accedían los guerreros o los sacerdotes, se localiza debajo del edificio que ahora ocupa el Centro Cultural España.

“La fachada está exactamente debajo del edifico del Centro Cultural España, aunque es importante destacar que debemos conservar lo que tenemos en el subsuelo y los edificios históricos”, dijo Barrera, quien considera que será importante en un futuro realizar estudios en esa área. Por ahora, indicó, la estructura prehispánica, cuyos basamentos han sido restaurados y consolidados, tuvo que ser protegida debido a que los propietarios del inmueble comenzarán con trabajos de rehabilitación y ampliación del edificio.

Mientras tanto, especialistas analizan los restos de cerámica hallados en el sitio y en un par de meses comenzarán con la segunda etapa de investigación en este sitio, donde se espera encontrar ofrendas. “Vamos a seguir con los trabajos de excavación e investigación, vamos a definir algunas otras etapas constructivas que puedan existir y la búsqueda de posibles ofrendas asociadas al edificio”, indicó.

Ehécatl-Quetzalcóatl

Mexicas usaron matemáticas contra españoles

Renata Sánchez :: 30 agosto de 2011 :: El Universal

Ante la avaricia de los españoles y los altos impuestos que cobraban, el grupo Acolhua de la etnia mexica elaboró un censo cuya exactitud matemática demostraba los altos cobros que les estaban imponiendo, demostró un estudio cuyos resultados se publican en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences.

El censo de Tepetlaoxtoc, también conocido como el Códice Vergara, demostró la destreza en matemáticas que tenían los antiguos pobladores de México. El censo realizado a mediados de los años 1500 cuenta la medida de las tierras de cultivo de cada familia y por tanto el monto que
se debe pagar como impuesto.

"Los encuestadores calcularon el tamaño de sus explotaciones con un grado de precisión posible más allá de los medios del cobrador Gonzalo de Salazar, apodado "El Gordo" y sus secuaces", detalló a la revista Science Clara Garza Hume, matemático de la Universidad Nacional Autónoma de México .

Este registro de pintura en tela incorpora las semejanzas de cada adulto y niño en la región, así como mapas detallados de al menos 367 granjas. Los topógrafos midieron los bordes alrededor de cada uno de estos campos y cálculo sus áreas en tlalcuahuitls cuadrados, las unidades equivalentes aproximadamente a 2.5 metros.

Garza Hume y su equipo revisaron las matemáticas de los aztecas y aseguran que su sistema era muy preciso.

"Los aztecas no habían encontrado aún a la trigonometría, así que en sus mapas no se han registrado los ángulos en los que se unían las fronteras de las granjas. Sobre todo porque cada terreno tomaba formas distintas. Las longitudes de los lados se mantienen constantes, pero todavía se puede mover la figura y obtener muchas áreas diferentes", dijo Hume.

Los aztecas calcularon el tamaño de sus explotaciones dentro de un rango de error de 10%. Las conjeturas de alta pocas probabilidades deriva de la confianza en "regla de los peritos" para calcular las áreas, añade. Este viejo truco, en la que los topógrafos promedian las longitudes de los lados opuestos de un cuadrilátero y luego lo multiplicar, es conocida por dar grandes cantidades.

Sin embargo, los aztecas sólo podría fácilmente haber amañadas sus medidas, tratando de engañar a su gobernante, pero no fue así.

Un terreno baldío en Texcoco da fe de su honestidad, pues perduran 38 granjas censadas en el códice.

Los límites entre las parcelas individuales hace mucho se erosiionaron, pero Garza-Hume y sus colegas aún pudieron distinguir las fronteras más grandes de la región.

El uso de marcadores GPS calculó que las 38 granjas medían 135.577 metros cuadrados, no demasiado lejos de la estimación de los aztecas de 124.072 metros cuadrados.

Aunque El Gordo luchó contra impuestos más bajos, el Códice Vergara puso a los españoles en su lugar, al menos matemáticamente.

"Los primeros colonizadores eran en gran parte ignorantes a la hora de realizar censos, rara vez sabían a ciencia cierta donde iniciaban o terminaban los ranchos. Realmente, no se llega a ese tipo de mapa en México ... hasta la Ilustración, en los años 1700", dijo Andrew Sluyter, geógrafo de la Universidad Estatal de Louisiana en Baton Rouge.

"Estudios como estos son importantes porque muestran la destreza de los mesoamericanos en campos fuera de la astronomía", dijo Michael Smith, arqueólogo de la Universidad Estatal de Arizona, Tempe.

Censo de Tepetlaoxtoc

viernes, 26 de agosto de 2011

Localizan la puerta al inframundo teotihuacano

Cinthya Sánchez :: 16 de Agosto, 2011 :: El Universal

El proyecto denominado Tlalocan: camino bajo la tierra, como tal, inició en el 2009, cuando los investigadores del INAH, bajo la dirección de Sergio Gómez Chávez, encontraron a 12 metros de profundidad, un túnel que corre debajo del Templo de la Serpiente Emplumada.

Aún no se ha podido precisar la fecha de construcción del túnel, pero los arqueólogos señalan que su creación fue anterior a la de la pirámide de Quetzalcóalt y de La Ciudadela.

"A la hora de clausurar el túnel, los teotihuacanos arrojaron cantidad de grandes piedras que bloquearon el acceso", explica Sergio Gómez, director del proyecto; quien también expresó que los habitantes de la ciudad prehispánica, lo cerraron entre los años 200 y 250 dC., hace unos mil 800 años.

En su exploración, los investigadores utilizaron un georradar del Instituto de Geofísica de la UNAM, el cual permite desde la superficie detectar lo que hay en el subsuelo. Con este aparato, se detectó a la mitad y al final del túnel tres cámaras con aproximadamente 100 metros cuadrados de dimensión.

Se estima que el pasaje tiene una longitud de 100 a 120 metros. "El túnel debió estar vinculado a conceptos relacionados con el inframundo, de ahí que no se descarta que en este lugar se hubieran realizado rituales de iniciación e investidura divina de gobernantes teotihuacanos, toda vez que el poder se adquiría en espacios sagrados", declaró Sergio Gómez.

Teotihuacan

Monte Albán bajo la mancha urbana

Elva Mendoza :: 9 Agosto 2011 :: Contralínea

Monte Albán, la urbe más ancestral de México prehispánico y una de las más antiguas de Mesoamérica, se extiende a más de 20 kilómetros sobre los valles centrales de Oaxaca. El área que ha sido explorada, restaurada y que permanece abierta al público representa apenas 7 kilómetros del conjunto total.

Esta metrópoli concentró por más de 13 siglos el poder de un Estado gobernante de un vasto territorio. La civilización zapoteca dominó zonas localizadas hasta 150 kilómetros fuera de los valles. Se calcula que durante su máximo apogeo, entre los años 500 a 750 después de Cristo, la población en la urbe fue de 35 mil personas.

La zona arqueológica, Patrimonio Cultural de la Humanidad –declaratoria otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por su sigla en inglés) en 1987–, fue resguardada hasta 1993 mediante el decreto presidencial que le otorgó el estatus de zona de monumentos arqueológicos.

Las más de 2 mil hectáreas bajo la custodia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos, y la Ley General de Bienes Nacionales se ven amenazadas “por el hombre y el clima”, asegura Enrique Fernández Dávila, quien se desempeñara como director del Centro INAH Oaxaca durante 15 años.

De acuerdo con la evaluación Monte Albán, Oaxaca, problemática, estado actual y propuestas de acción –información próxima a su publicación como parte de una memoria de gestión patrimonial, proporcionada a este semanario por Fernández Dávila–, en febrero de 1999 la Dirección de Desarrollo Urbano del gobierno estatal reportó 645 asentamientos humanos irregulares distribuidos en nueve núcleos agrarios dentro del polígono de la zona de monumentos arqueológicos de Monte Albán. En la actualidad, el número de estos asentamientos “se ha multiplicado exponencialmente”.

Los asentamientos urbanos sobre los vestigios son anteriores a la declaratoria, y se ubican dentro del municipio Oaxaca de Juárez, Santa María Atzompa y Santa Cruz Xoxocotlán.

A decir de Fernández Dávila, las colonias que se encuentran dentro del polígono de protección son las que más afectan la zona por su rápido crecimiento, ubicadas en los cuatro núcleos agrarios del municipio de Santa Cruz Xoxocotlán. Ante ello, asegura que todos los días hay daños en los vestigios.

Aunque Monte Albán es la zona arqueológica más importante de Oaxaca y uno de los 10 sitios abiertos al público en el estado, Fernández Dávila refiere que en los valles centrales hay aproximadamente 3 mil sitios con vestigios arqueológicos: “Oaxaca contiene el mayor número de zonas, con cinco o siete sitios por municipio”.

Por ello, el arqueólogo e investigador del INAH se muestra inconforme con la delimitación de la declaratoria de zona arqueológica de Monte Albán; “el actual polígono incluye una gran parte del asentamiento prehispánico, sin embargo, dejó fuera interesantes conjuntos arquitectónicos que se conocen como Monte Albán Chico, los Mogotes de Bartolano y la colonia Ampliación Xoxocotlán, entre otros”. Los vestigios que están fuera del área de protección se encuentran en riesgo o incluso en convivencia directa con los asentamientos humanos colindantes.

Monte Albán Chico, refiere Fernández Dávila, se encuentra en un estado de abandono; además, la quema indiscriminada de pastos que año con año hacen los vecinos ha afectado el proceso de fechamiento de los sitios arqueológicos. Incluso, no ha estado exento del saqueo, asegura.

El conjunto Mogotes de Bartolano, indica Fernández, se encuentra casi totalmente invadido por habitantes del municipio de Xoxocotlán. El proceso destructivo es constante y su avance está marcado por el aumento demográfico y de construcción habitacional, así como por las obras de infraestructura municipal que satisfacen las necesidades básicas de la población.

Aunado a ello, en el municipio de Arrazola, los pequeños propietarios llevan a cabo desde hace 20 años el saqueo de numerosos objetos arqueológicos, algunos de los cuales se venden en Monte Albán o en el mercado negro.

Sin un programa permanente de rescates arqueológicos en las localidades y ante la falta de interés por parte de las autoridades para resolver el desmesurado crecimiento urbano, el patrimonio arqueológico en Oaxaca es además víctima de las autoridades federales, estatales y municipales que aprueban proyectos de infraestructura como el Libramiento Sur Oaxaca.

Éste es un proyecto carretero que, a decir de Fernández Dávila, densificará la superficie inmediata en el flanco Poniente de la zona arqueológica de Monte Albán, reproduciendo lo que ocurre con los municipios colindantes de Oaxaca de Juárez, Santa Cruz Xoxocotlán y Santa María Atzompa.

Para el investigador, parte de la solución consiste en la compra de tierras dentro del polígono de protección a sus actuales pobladores, sobre todo de los bienes comunales de Santa Cruz Xoxocotlán, que califica como “la parte más sensible”, los cuales podrían tener un costo aproximado de 110 millones 500 mil pesos.

“Es posible que con una inversión de 30 millones para la adquisición de la parte más importante de esta zona se pudiera aliviar de la inminente presión social al polígono.”

Además, refiere que el INAH está obligado a presentar un mapeo detallado de la presencia de todo tipo de vestigios arqueológicos, y modificar los vértices del polígono de protección que delimita el decreto.

Aunque el investigador asume que el crecimiento urbano es parte de la dinámica social, señala que debe haber recursos para hacer arqueología urbana, es decir, proyectos dirigidos al trabajo con las comunidades para evitar la destrucción y realizar un rescate arqueológico en las zonas habitadas. Pero “se necesitan recursos”, expresa.

El centro de la ciudad de Monte Albán fue edificado por los zapotecos en la parte más alta del Cerro del Jaguar, alrededor del año 500 antes de Cristo. El sitio actualmente permanece abierto al público y muestra el conocimiento de sus antiguos pobladores en arquitectura, artes, ingeniería y el cosmos, además de su vínculo con el paisaje de los valles de Oaxaca.

Monte Alban

Descubren ofrenda a Tlaloc en Sierra de Morelos

Boletin INAH :: 24 de agosto de 2011

Una ofrenda prehispánica dedicada a Tláloc, compuesta por una vasija con la efigie de esta deidad mesoamericana del agua, fue descubierta por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) en Chimalacatlán, un sitio arqueológico ubicado en la Sierra de Huautla, en Morelos, que se abrirá al público el próximo año.

El hallazgo se registró durante las labores de excavación y consolidación de basamentos prehispánicos que se hallan en la cima del Cerro del Venado; la oblación se compone de una vasija tipo Tláloc, es decir, que muestra las características de este numen como son las anteojeras y las bigoteras, así como por dos collares, uno con seis conchas y el otro con ocho cuentas de piedra verde.

El arqueólogo Luis César Rosas Hernández, encargado de los trabajos de la puesta en valor de este sitio precolombino, informó que la ofrenda a Tláloc podría tener más de dos mil años de antigüedad, y correspondería al periodo Clásico (100 a.C. – 700 d.C.); además hace suponer que el basamento prehispánico que se halla en la cúspide de esta elevación, estuvo destinado a la veneración de esta deidad.

El depósito, dijo, se exploró durante labores desarrolladas en el basamento del denominado Grupo C (60 m de largo y 15 m de alto) que se distribuye en la parte más alta del Cerro del Venado; ahí, en la edificación conocida como "El Picacho", entre su fachada norte y unas trincheras que fueron habilitadas hace 100 años por los zapatistas durante la Revolución, se encontró una estructura adosada al templo rectangular que alguna vez coronó al edificio.

"Dentro de la estructura adosada al templo rectangular encontramos la ofrenda, cuyos collares que acompañan la vasija Tláloc están compuestos de elementos vinculados al mundo acuático, como las conchas y la piedra verde (serpentina). Aunque todavía es prematuro datar con exactitud este contexto, es claro que la veneración a Tláloc se dio a partir de la época Clásica, no antes", abundó.

De hecho, la posición estratégica de Chimalacatlán, en los límites con el estado de Guerrero y bordeado por los diferentes afluentes del río Balsas (Nexapa, Chalma, Cuautla y Amacuzac), permitió a su antigua población dedicarse a la extracción y procesamiento de piedra verde, apreciada por las civilizaciones mesoamericanas como una gran joya.

Nueve años de trabajos en este asentamiento prehispánico —que se ubica al sur de Morelos, en el municipio de Tlaquitenango—, bajo la responsabilidad del arqueólogo Mario Córdova Tello, han permitido comprender que Chimalacatlán (que en náhuatl significa "Donde abundan los escudos de carrizo") trasladaba productos a lo largo del hoy estado de Morelos hacia los territorios que actualmente ocupan las entidades de Guerrero, Puebla, Estado de México y la Cuenca de México.

Mario Córdova, delegado del INAH en Morelos, explicó que si bien la ocupación humana en la zona se remonta a 1,200 a.C. y hasta principios del siglo XVI, esto no significa una permanencia continua, por el contrario, durante más de dos mil años Chimalacatlán tuvo momentos de abandono y reocupaciones, por grupos de diferente filiación étnica.

"Las evidencias más tempranas que hemos ubicado en este sitio son de la época olmeca, es decir, del periodo Preclásico Medio, entre 800 y 500 a.C. Mientras que su cancha de juego de pelota, algunas figurillas y tipos cerámicos, muestran influencia vinculada al apogeo de Teotihuacan, en el Clásico (100 a.C. - 700 d.C.).

"Asimismo, en Chimalacatlán se han hallado piezas arqueológicas que muestran semejanza con materiales de Xochicalco, que corresponden al periodo Epiclásico (700 - 900 d.C.). Recientemente el arqueólogo Luis César Rosas Hernández también ha localizado cerámica del Posclásico (1300-1521 d.C.), lapso de influencia por parte de los mexicas en el centro de México".

Parece ser que la zona arqueológica de Chimalacatlán se edificó desde la parte media de los cerros hacia la cúspide. En la sección central se han detectado unidades habitacionales, así como áreas de trabajo especializadas. En la parte alta se levantaron los edificios de carácter cívico-religioso, como templos, plazas y la cancha del juego de pelota.

"En el Cerro del Venado (donde estructuras monumentales se distribuyen sobre una superficie de 4 hectáreas), así como la aledaña Mesa del Venado, sus antiguos habitantes construyeron una serie de plataformas sobre la cuales edificaron palacios, calzadas, basamentos piramidales y templos. Toda esta área se hallaba en un proceso de construcción, pero hubo momentos de cambios drásticos, de manera que se vio interrumpido", continuó Mario Córdova.

De acuerdo con el arqueólogo Luis César Rosas, en 2010 se trabajó en la restauración de la estructura denominada B1, que se compone de plataformas megalíticas de gran magnitud, mismas que se pueden ver desde la población cercana de Chimalacatlán. Las dimensiones de estos antiguos edificios —de 70 metros de largo y una altura promedio de 7 metros—, se alcanzaron mediante el uso de sillares o piedras rectangulares de tamaño considerable, en caso extremo, de 2.25 m por 50 cm de alto y 50 cm de grosor.

Asimismo, en la sección del sitio arqueológico conocida como Grupo C, además del hallazgo de la estructura adosada al templo rectangular y la ofrenda a Tláloc, se encontró otra estructura en forma de espiral, la cual mide casi 6 metros de diámetro y gran parte de sus cimientos fueron hechos con piedra roja.

Actualmente, los trabajos de puesta en valor de este sitio arqueológico, que se proyecta abrir a la visita pública el año entrante, se realizan a través del Programa de Empleo Temporal (PET), impulsado por la Secretaría de Desarrollo Social y el INAH, con la participación de 90 personas del poblado de Chimalacatlán.

Estas labores, añadió el arqueólogo Mario Córdova, tienen tres objetivos: restaurar las fachadas sur y oriente del denominado Conjunto C1, así como la sur de la estructura B1. En tanto que también se trabajará en el primer edificio del Grupo A, el cual tiene un patio, una estructura circular en su parte alta, y en su costado oriente tiene algunos túneles que posiblemente sirvieron como drenajes.

El delegado del INAH en Morelos hizo hincapié en que el aislamiento de este sitio que se halla dentro de la Reserva de la Biosfera de la Sierra de Huautla —dominada por la selva baja caducifolia—, lo convierte en un gran atractivo para la visita, de ahí que se prevé abrirlo formalmente en 2012.

No obstante, concluyó Córdova Tello, se planea generar un modelo que sea redituable a la comunidad, de forma que los pobladores conduzcan a los visitantes mediante el uso de animales de carga, como caballos o burros. En ese sentido, la infraestructura será básica, aunque existe toda una propuesta de circulación por el sitio.

"Tenemos que respetar el ecosistema de la Sierra de Huatla y empatarlo con el conocimiento de la zona arqueológica. Se trata de hacer compatible lo ambiental y lo monumental, con la participación de la comunidad".

Tlaloc


Labradores de obsidiana un oficio prehispánico vivo

Abida Ventura :: 08 de agosto de 2011 :: El Universal

El ruido de la máquina de cortar es estridente. El olor a diesel y aceite tampoco es agradable. Pero para el artesano Catarino Disciplina es un ambiente común, con el que ha trabajado todos los días desde hace más de 14 años.

Cortar las enormes piedras negras de obsidiana, que después pulirá y convertirá en figuras, es un trabajo que requiere de habilidad y destreza: “hay que saber cómo colocar la piedra, pues hay que tomar en cuenta el diseño que se va hacer”, explica Catarino, mientras trabaja en el taller de una de las cooperativas artesanales de San Martín de las Pirámides, uno de los municipios del estado de México que concentra el mayor número de artesanos que trabajan con este vidrio volcánico.

Catarino y sus compañeros de la cooperativa Itz-Yollotzin, que forman 42 familias, ven en la producción de objetos de obsidiana la base de su economía familiar. Pero al igual que cualquiera de los artesanos en el país, tienen que enfrentarse a la falta de apoyos, a la falta de difusión de su trabajo y a los intermediarios que malbaratan su trabajo.

Después de cortar las enormes piedras, Catarino comenzará a darles forma. Máscaras, réplicas de la figurilla del contorsionista olmeca, de la famosa vasija de obsidiana con forma de mono -cuyo acabado ha sido imposible de igualar-, del Ángel de la Independencia, así como representaciones del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, son algunos de los diseños sobre los que Catarino y sus compañeros trabajan.

“Los diseños vienen de los libros de historia, pero también de la imaginación”, dice Hugo Muñoz, encargado de la tienda de artesanías de la cooperativa. Grandes, pequeñas, sencillas, complejas, todas se exhiben en la tienda.

Cada pieza requiere dedicación y paciencia. Por ejemplo, una representación del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, de unos 50 centímetros y con incrustaciones de pedrería, es terminada en tres meses. En cambio, una máscara de grandes dimensiones, con un tocado de incrustaciones de piedra y diversos detalles, podría tardar hasta 10 meses.

Los costos de algunas piezas podrían parecer muy elevados, pero según Muñoz, lo que se paga es el trabajo y dedicación con que se hace cada pieza, pues algunos diseños requieren de un cuidadoso trabajo de incrustación de materiales como jade, jadeíta, turquesa, conchas de abulón, ojo de tigre y plata.

Tras el proceso de incrustación de piedras y el acabado de trazos, la pieza tendrá que pasar por un proceso final: el pulido, que dará el toque final a cada una de estas esculturas y objetos, que los turistas nacionales y extranjeros adquirirán como souvenirs.

En el corazón del oro negro

Pero el proceso de elaboración de estas piezas no sería posible sin aquella persona que extrae de las entrañas de la tierra este material lítico.

La extracción de ese vidrio volcánico, cuya explotación, distribución y utilización fue fundamental en las actividades económicas de los teotihuacanos, se sigue realizando en algunas partes del Estado de México e Hidalgo.

Pero es el Cerro de las Navajas el que se considera uno de los principales yacimientos de obsidiana que fue explotado y controlado durante la época prehispánica, por los teotihuacanos, toltecas y aztecas. Así lo demuestran los restos de habitaciones o campamentos que yacen entre el bosque de coníferas del cerro ubicado en la comunidad El Nopalillo, en Epazoyucan, Hidalgo.

La obsidiana, por sus cualidades físicas, estaba presente en varios ámbitos de la cultura prehispánica del centro y el occidente, como en la vida doméstica, la agricultura, las artesanías, el comercio, la guerra y la religión.

“Con esta mina llevamos trabajando tres años”, dice el minero Juan Palcastre Ramírez, mientras nos conduce por un túnel de casi 100 metros de largo, de donde, junto con sus hermanos, extrae toneladas de piedras de obsidiana.

“Yo llevo trabajando en esto desde hace 25 años; desde que tengo memoria se han trabajado estas minas; mis padres trabajaron en la extracción; de ellos aprendí el oficio”, cuenta Juan.

Los 700 pesos mensuales que los hermanos Palcastre Ramírez pagan al ejido por la explotación de esta mina de obsidiana dorada, deben recuperarse de la tonelada de piedras que cada semana venden en los talleres de San Martín de las Pirámides y San Juan Teotihuacán, en el estado de México.

Los artesanos de la obsidiana saben que este oficio es una herencia de sus antepasados y buscan preservarlo. Sin embargo, la falta de oportunidades y de apoyo, lo convierten en un oficio poco redituable. “Yo amo mi trabajo y sé que es una gran tradición, pero no me gustaría que mis hijos se dedicaran a lo mismo, trabajamos duro para que salgan adelante”, dice Juan, quien asegura que su anhelo es que sus hijos estudien una carrera universitaria.

Desde la entrada al Cerro de las Navajas, ahora convertido en centro ecoturístico, se aprecia el brillo de los montículos creados con los desechos de este vidrio que tanto llamó la atención de los teotihuacanos, toltecas y aztecas. Tal como hoy llama la atención de cualquiera. Esos montículos no dejarán de brillar en medio de ese bosque de coníferas, pero ¿cuánto más se preservará el trabajo de quienes la labran?

Itz-Yollotzin

Digitalizan códices náhuatl en Francia

Agencia ID :: 19-Julio-2011 :: Vanguardia

Imágenes de la cultura náhuatl que forman parte del patrimonio nacional resguardado en el Fondo Mexicano de la Biblioteca Nacional de Francia (BNF).

Se trata del proyecto Amoxcalli, La casa de los libros, que compila más de 40 códices en lengua náhuatl y 200 manuscritos facsimilares en un DVD interactivo para mostrar parte del acervo cultural e histórico de la época prehispánica y del periodo colonial narrados por indígenas.

Mohar Betancourt, coordinadora de la investigación, comentó que esta recopilación de documentos históricos permite conocer un sistema de escritura del México Antiguo, además de saber fechas, formas de organización política y económica, y las tradiciones de los pueblos mesoamericanos.

La experta del México prehispánico explicó que este proyecto consistió en analizar los códices e imágenes de los documentos para entender a detalle la escritura y elementos o glifos (signos grabados) que anotaron los tlacuilos o escritores durante aquella época. Los tacluilos, puntualizó Mohar Betancourt, eran escritores o pintores hábiles para los trazos del dibujo y estaban encargados de anotar los acontecimientos sobre papel amate, lienzos de algodón y pieles de venado que fueron un soporte adecuado para realizar estos manuscritos.

La experta recordó que esta riqueza documental se perdió con la llegada de los españoles .

Códices

Mapas y planos antiguos de la Ciudad de México.




Mapas

Hallan nuevos sitios arqueológicos e históricos en Oaxaca

Redacción :: 13 Julio, 2011 :: El Economista