domingo, 12 de diciembre de 2010

Localizan piezas de juego de pelota de mil 500 años en México

Publimetro :: 09 diciembre 2010

Arqueólogos localizaron en Chiapas, sur de México, piezas faltantes de un juego de pelota que datan de mil 500 años.

Un comunicado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dijo que la cancha ritual podría ser la descrita en el libro sagrado de los mayas el "Popol Vuh" .

El arqueólogo Juan Yadeun Angulo, responsable del Proyecto Arqueológico Toniná, dijo que el hallazgo de un par de cabezas de serpiente permitió reforzar una serie de datos que se habían manejado como hipótesis sobre la forma que tuvo esa cancha ritual.

"Con este descubrimiento, el Juego de Pelota de Toniná, de 70 metros de longitud, se convierte en el único ejemplo en México de cómo eran estos espacios rituales en el periodo Clásico (200 - 900 d.C.), cuyos tableros de marcaje consistían en monumentos de animales" , explicó.

El descubrimiento de ese par de figuras se suma a otras cuatro similares, localizadas en distintos momentos a partir de 1992, todas ellas en el Palacio del Inframundo, en la Acrópolis del sitio maya. Ambos monumentos, de piedra caliza y de 80 centímetros de largo, presentan además un estilo de influencia teotihuacana, explicó el INAH.

Toniná

Toniná


Los pueblos originarios tuvieron escritura logosilábica y poseían libros: León-Portilla

Andrea Becerril y Víctor Ballinas :: La Jornada :: 9 de diciembre de 2010

La Comisión Especial Encargada de los Festejos del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución presentó ayer la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos traducida al maya, mixteco, zapoteco y tzotzil.

El historiador Miguel LeónPortilla, consejero de esa comisión senatorial, expuso que contar con la Constitución Política en su propia lengua es fundamental para los pueblos indígenas, ya que se trata del documento básico que rige nuestra vida.

Hizo notar que no se trata de un regalo, ya que todos los mexicanos tienen derecho a conocer la ley suprema, en cuyas páginas se declara que las lenguas deben tener vigencia en la nación.

Explicó que para quienes duden de que los indígenas quieran leer la Constitución, hay que recordarles que los pueblos originarios tuvieron una escritura logosilábica completa y tenían libros.

Por su parte, Patricia Galeana, secretaria técnica de esa comisión, dijo que con esa traducción de la Carta Magna a cuatro de las principales lenguas autóctonas se atiende una deuda histórica con los indígenas y se contribuye a la preservación de la riqueza pluriétnica del país.

A su vez, el senador del PRI Heladio Ramírez recalcó que ni los gobiernos, ni las políticas públicas han sido capaces de encontrar las respuestas de justicia que reclaman los pueblos originarios.

A 200 años del inicio de la Independendencia y a cien del comienzo de la Revolución es evidente el analfabetismo, desigualdad, pobreza, bajos niveles de vida y la destrucción de los pueblos y cultura indígenas.

Quienes nacimos en el seno de esas naciones indias sabemos que para los nuestros olvidar la lengua nativa es morirse en parte, y que para México es ir perdiendo la parte viva de su cultura y es ir diluyendo su propia identidad, recalcó Ramírez.

Forjadores de la grandeza nacional

En su turno, el presidente del órgano senatorial, Melquiades Morales, señaló que la publicación de la Constitución en maya, mixteco, zapoteco y tzotzil es una manera de reconocer a los pueblos forjadores de la grandeza mexicana.

El también senador del PRI Renán Cleominio Zorera recalcó a su vez que se trata de una obra de la mayor trascendencia para la identidad multiétnica y la fortaleza cultural.

En la ceremonia participaron también Javier Catellanos, José Vázquez López y Lorenzo Hernández, quienes tradujeron la Constitución.

Precisaron que en México existen 11 familias lingüísticas que comprenden 68 lenguas indígenas y 364 variantes.

Catorce millones de mexicanos hablan lenguas originarias. Un millón 376 mil, el náhuatl; 750 mil, el maya; 410 mil 906, el zapoteco; 423 mil 216, el mixteco, y 329 mil 927 la lengua tzotzil.

La Comisión Especial Encargada de los Festejos del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución concluye hoy sus labores, con una ceremonia en la que se hará un balance de la obra editorial y las tareas que llevó a cabo ese órgano senatorial.

Constitución

Hallazgo arqueológico en el Nevado de Toluca

Lilián Anaya :: El Universal :: 07 de diciembre 2010

Diversos objetos prehispánicos, principalmente restos de cerámica y cuentas de piedra verde, con una antigüedad de mil 300 años, fueron hallados en el cráter del Nevado de Toluca, por un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que ascendieron hace unos días al volcán.

Los materiales encontrados, que datan de los periodos Clásico Tardío (650 y 900 d.C.) y Posclásico Temprano (900-1200 d.C.), representan los objetos de culto más antiguos encontrados hasta el momento en este espacio de alta montaña, que en el pasado fue usado como un centro ceremonial.

Luego de una fructífera temporada de exploración en 2007, que derivó en un par de años ocupados en el análisis de los materiales prehispánicos encontrados ese año, una treintena de especialistas desarrollaron recientemente una segunda temporada de investigación en ese lugar, a cargo del arqueólogo Roberto Junco.

El especialista explicó que para esta ocasión se preparó una temporada integral que abarcó tres ámbitos: excavación, recorrido de superficie y sondeo subacuático en las lagunas del Sol y de la Luna, ubicadas en la cima del volcán, también conocido como Xinantécatl, a 4 mil 300 metros sobre el nivel del mar.

Roberto Junco, de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH, detalló que durante las tres semanas que duró la exploración se llevaron a cabo tanto inmersiones en ambas lagunas, así como recorridos de superficie en la zona límite del bosque (a tres mil metros sobre el nivel del mar) y excavaciones en uno de los bordes del cráter.

Entre los resultados más importantes de estos trabajos, destaca el hallazgo en superficie de restos de figurillas cerámica y cuentas de piedra verde, con una antigüedad de alrededor de mil 300 años.

"En 2007 localizamos principalmente materiales del Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.), en particular en las profundidades de la Laguna de la Luna", señaló Junco.

"Por el contrario, ahora en 2010 —considerando que hemos cubierto otros frentes de exploración—, hemos podido ir más atrás en lo que respecta a la temporalidad", señaló.

Asímismo, el especialista responsable en dirigir esta segunda fase del Proyecto de Arqueología Subacuática en el Nevado de Toluca, destacó además que con estos nuevos hallazgos se están identificando otros grupos, no sólo mexicas, que usaron este sitio como un espacio ceremonial.

"Se están identificando varios grupos que ascendían el Xinántecatl con fines de culto, lo que se infiere a partir de las características de la cerámica, tenemos tepalcates burdos de tradición otomí y también de origen matlaltzinca", precisó Junco.

En la más reciente etapa del proyecto de la SAS, colaboraron otra vez expertos que participaron en la temporada de 2007, entre ellos, el arqueólogo de alta montaña de la National Geographic Society, Johan Reinhard; además de los arqueólogos Víctor Arribalzaga, del INAH, y Arturo Montero, de la Universidad Iberoamericana.

Arribalzaga, con el apoyo de alumnos de la carrera de Arqueología, de la Universidad Autónoma del Estado de México, en esta ocasión encabezó una excavación en la orilla norte de la Laguna de la Luna.

Mientras tanto, Arturo Montero dirigió un grupo de estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, para explorar un par de sitios, en la zona limítrofe del bosque y en uno de los bordes del cráter conocido como El Mirador.

"Preparamos una temporada integral que abarcaba estos tres ámbitos: excavación, recorrido de superficie y sondeo subacuático, con la intención de entender la montaña como un todo considerando la importancia que tiene para múltiples pueblos del Valle de Toluca hasta el día de hoy", comentó.

"Por ejemplo, incluimos además estudios de arqueología del paisaje por parte de la arqueóloga Silvina Vigliani", adujo.

"Como resultado de las excavaciones, y con la colaboración de los colegas Víctor Arribalzaga y Arturo Montero, se ha enriquecido la colección del Nevado de Toluca, de tal manera que ahora también tenemos turquesa en grandes cantidades, cuentas de piedra verde, pizarra y otros materiales que nos hablan de esta importancia ritual que tuvo el Nevado de Toluca en la época prehispánica y colonial temprano", señaló Junco.

De igual manera, en esta segunda exploración, un grupo del equipo de buceo de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, contribuyó a localizar algunos elementos en las aguas de la Laguna de Sol, entre ellos la carátula de un reloj de bolsillo, objeto que estaría vinculado a leyendas sobre el lugar.

De acuerdo con Junco, "el objetivo de los sondeos en la Laguna del Sol era verificar si estas leyendas en torno a un tesoro que depositaron aquí los republicanos españoles es cierta o no. Ya otros buzos habían detectado trozos de relojes, relicarios, etcétera", expresó.

"Nosotros tuvimos la fortuna de ubicar una carátula de reloj, al parecer de las primeras décadas del siglo XX", comentó.

"Algunas narraciones refieren que aquí se repartió un tesoro que republicanos españoles trajeron a México a bordo del barco 'Elvita', que arribó en el puerto de Tampico", recordó,

Añadió que se trata de piezas que salieron del Monte de Piedad de Madrid y otra leyenda cuenta que ladrones del Valle de Toluca se distribuyeron un botín allí mismo.

Las averiguaciones en distintos archivos —alrededor de esta línea de investigación— estarán a cargo de la arqueóloga Flor Trejo, de la SAS. En tanto, la carátula de reloj será restaurada por la experta María Luisa Mainou Cervantes, de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH.

Finalmente, en lo que respecta a los sondeos en la Laguna de la Luna, se encontraron materiales similares a los localizados en la temporada de 2007, entre ellos copal y cetros Tláloc (objetos de madera con forma de serpiente), que por cuestiones de conservación no fueron extraídos.

Toluca

Descubren otro entierro prehispánico en Chiapa de Corzo


Boletín INAH :: 01 de Diciembre de 2010

Tras descubrir una tumba de elite de dos mil 700 años, probablemente la más antigua de Mesoamérica, el equipo de especialistas del Proyecto Arqueológico Chiapa de Corzo, sitio ubicado en ese municipio chiapaneco, descubrió otro entierro múltiple que se ha calculado corresponde al año 500 a.C., y el cual fue acompañado de una rica ofrenda entre cuyos objetos destaca un collar con un pendiente de estilo olmeca.

También localizado en el Montículo 11 de la Zona Arqueológica de Chiapa de Corzo, en Chiapas, en este segundo descubrimiento se encontraron los restos óseos de dos individuos adultos del sexo masculino, localizados en el interior de una de las esquinas del área de excavación de dicha loma.

Debido a su difícil ubicación y al mal estado de conservación de los huesos, el enterramiento se exploró parcialmente, en una porción de un metro por lado y 50 centímetros de profundidad del montículo.

En el Proyecto Arqueológico Chiapa de Corzo, convergen los esfuerzos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), de la Universidad Brigham Young (BYU), Utah, Estados Unidos; y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas.

La dirección del proyecto —que derivó en mayo pasado en el hallazgo de una cámara funeraria con las osamentas de cuatro individuos, y que se ha considerado la tumba de elite más antigua de Mesoamérica—, está a cargo de los arqueólogos Bruce R. Bachand, de la BYU; y Emiliano Gallaga, del INAH. Así mismo, cuenta con la participación de la arqueóloga Lynneth Lowe, del Centro de Estudios Mayas de la UNAM.

Lowe, quien estuvo encargada directamente de las excavaciones en la cima del Montículo 11, dio a conocer que este segundo hallazgo se registró hace unos meses, al finalizar la última temporada de campo en este sitio prehispánico de filiación mixe-zoqueana.

“Exploramos la orilla este de la tumba, la cual estuvo techada con morillos y tablones de madera que se vencieron por el peso de la tierra. Esto ocasionó que las osamentas quedaran muy fragmentadas y sólo se rescataron huesos craneales y vértebras de estos personajes, que fueron depositados hacia el año 500 a.C., quizá como acompañantes de un personaje de mayor rango.

“Es un enterramiento muy rico. En la parte explorada se encontraron ofrendas que simbólicamente guardan relación con el inframundo, compuestas de cinco vasijas, conchas, caracoles, restos de animales, entre ellos fragmentos del cráneo de un cocodrilo, un atavío brocado con decenas de colmillos de cánidos y el caparazón de una tortuga, un collar pequeño de cuentas de jade y partes de dos máscaras de hueso”.

Los arqueólogos Bruce Bachand y Lynneth Lowe, detallaron que entre las ofrendas que estaban cubiertas por una densa arcilla negra, se descubrieron dos pendientes grabados que formaron parte de collares, uno de de los cuales destaca porque presenta el perfil de un personaje de rasgos olmecas.

Realizado con el caparazón de una tortuga, este colgante es único porque hasta el momento no hay otra pieza similar. Se conocen fragmentos de otros sitios de la región, pero no completos.

El otro pendiente, elaborado en un mineral de hierro, se encontró parcialmente roto y tiene la representación de la silueta de un venado.

Las características generales del entierro múltiple y su ofrenda —señalaron los expertos—, confirman el uso temprano del Montículo 11 de Chiapa de Corzo como espacio funerario destinado a personas de alto rango; además de la conexión que este asentamiento mantuvo con el área nuclear olmeca en la Costa del Golfo, en particular con La Venta.

“El Montículo 11 fue una pirámide que debió tener entre 6 y 7 metros de altura en aquel momento, y representó la construcción principal del sitio en sus primeros periodos, pues allí eran enterrados los dignatarios. Pero en épocas más tardías, alrededor del año 100 d.C., las inhumaciones de este tipo se comenzaron a realizar en edificios más pequeños”, coincidieron en señalar los arqueólogos.

Actualmente los trabajos del Proyecto Arqueológico Chiapa de Corzo están enfocados en el registro de todos los materiales (restos óseos de animales, moluscos, perlas, y ornamentos elaboradas en jade, ámbar, pirita y obsidiana, entre otros) encontrados en la temporada de exploraciones, a fin de definir su procedencia. Todos ellos se encuentran resguardados en las bodegas del Centro INAH-Chiapas.

La suma de todas las piezas halladas en las ofrendas, “parece indicar que Chiapa de Corzo tuvo relaciones con el área del Golfo de México, de la Costa del Pacífico, la cuenca del Valle del Río Motagua de Guatemala, y los Valles Centrales de Oaxaca”.

Como parte de la continuidad de esta investigación, se habrán de desarrollar estudios de radiocarbono y ADN programados, para establecer con mayor certeza la temporalidad y posibles relaciones entre los dos entierros de elite encontrados hasta ahora en el Montículo 11 del sitio arqueológico.

En lo que respecta a los análisis aplicados a los restos óseos de los cuatro individuos encontrados en mayo pasado, a cargo del antropólogo físico Andrés del Ángel, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, el informe preliminar confirma el sexo y las edades.

Así mismo, el estudio aún en proceso, también contempla el análisis de los dientes, toda vez que dos de los individuos presentan incrustaciones dentarias de jade o concha, y representan los ejemplos más tempranos de esta práctica en la región.

Por último, cabe citar que el Proyecto Arqueológico Chiapa de Corzo cuenta además con el apoyo de la National Geographic Society, la Fundación Arqueológica del Nuevo Mundo de la BYU, el Programa Fulbright – García Robles, y donadores privados.

Corzo

Exculpan a Colón de contagio de sífilis en Europa

EFE :: El Universal :: 25 octubre 2010 ::

Unos esqueletos descubiertos en Inglaterra muestran que la sífilis existía en Europa desde antes del viaje de Colón al Nuevo Mundo, e indica que los conquistadores no importaron la enfermedad.

Una teoría muy extendida hasta ahora entre los expertos en enfermedades tropicales era que las epidemias de sífilis que estallaron en el último decenio del siglo XV, es decir poco después del primer viaje de Colón a América (1492), se debieron al contagio de los hombres que le acompañaron en aquella aventura.

Sin embargo, la mayor excavación de esqueletos llevada a cabo hasta ahora en Gran Bretaña y el posterior examen por los expertos parece indicar que la enfermedad era conocida en este país dos siglos antes del viaje colombino, según informó este lunes el diario The Times.

Las muestras estudiadas incluyen el cráneo de un niño de sexo no determinado que heredó de la madre esa enfermedad venérea, mal que produjo tales lesiones en su cuero cabelludo que dejó marcas profundas en la parte izquierda de la frente.

Brian Connell, osteólogo del Museo de Londres que ha estudiado los esqueletos con ayuda del radiocarbono 14, dijo no tener duda alguna de que datan de antes del viaje de Colón.

"Estamos seguros de que Cristóbal Colón no tuvo nada que ver con la aparición de la sífilis en Europa", afirma Connell, que confía totalmente en la datación de esos restos humanos.

Según Connell, anteriores descubrimientos en Europa de huesos con huellas aparentemente sifilíticas no habían permitido llegar a tan firme conclusión.

"O el análisis efectuado con ayuda del radiocarbono no era lo suficientemente preciso o el diagnóstico (de sífilis) no estaba tan claro. Pero este descubrimiento pone fin a la teoría de que Colón fue quien importó la sífilis", afirma tajante el investigador.

Los siete esqueletos sifilíticos proceden de un hospital en las afueras de Londres, el St Mary Spital: dos de los cuerpos fueron sepultados allí entre 1200 y 1250 y los cinco restantes, entre 1250 y 1400.

Todos están no sólo mejor conservados que los analizados anteriormente sino que junto a ellos se han descubierto otros esqueletos y objetos, entre ellos monedas, que han permitido a los científicos corroborar los resultados de la datación con radiocarbono.

Los huesos indican que las víctimas, que eran probablemente pacientes de ese hospital, sufrieron enormes dolores.

El niño cuyo cráneo se ha podido reconstruir estaba seguramente ciego, calvo y sufría horribles dolores por culpa de su irregular dentadura.

Sus dientes forman un ángulo de 45 grados con respecto a la mandíbula, desfiguración facial que debió de ser muy dolorosa para el pequeño, que tenía unos 10 años cuando falleció.

"El cráneo, que debería ser liso, parece en cambio un paisaje lunar. Los síntomas (de la sífilis) son evidentes", explica el experto.

Según Don Walker, otro osteólogo del Museo de Londres, las huellas que aparecen en los huesos indican que las víctimas sufrían de la forma venérea de la enfermedad, distinta de otras variantes que no se transmiten sexualmente como la treponematosis endémica o el llamado mal de Pinto o frambesia.

Según Connell, el hecho de que la primera epidemia bien documentada se produjese tras la vuelta de Colón de su primer viaje fue seguramente una pura coincidencia.

"La gente buscaba a alguien a quien echarle la culpa. Los ingleses la llamaron viruela francesa y los holandeses, viruela española. Cada cual culpaba al otro", dijo el osteólogo.


Colón

jueves, 25 de noviembre de 2010

La Máscara funeraria de Malinaltepec es auténtica: Sofía Martínez del Campo



Ángel Vargas :: La Jornada :: 14 noviembre 2010

Una de las más añejas controversias dentro de la arqueología mexicana del siglo XX, la de la autenticidad de la Máscara funeraria de Malinaltepec, quedó despejada por fin gracias a una investigación multidisciplinaria en la que se demuestra que se trata de una pieza prehispánica sin intervención ni alteración moderna alguna.

Ciencias como química, mineralogía, petrografía, biología, arqueología y antropología avalan tal hecho, como queda de manifiesto en el libro La máscara de Malinaltepec, integrado por los resultados de esos estudios, de cuya coordinación se encargó la restauradora Sofía Martínez del Campo.

Editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el volumen fue presentado la noche del jueves en el Museo Nacional de Antropología por la directora de ese recinto, Diana Magaloni, y el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma.

En entrevista posterior, Sofía Martínez del Campo recuerda cómo dicho objeto ritual hallado en Malinaltepec, Guerrero, suscitó suspicacias y polémicas desde que fue exhibido por vez primera, en 1921.

En particular, menciona la especialista, el conflicto se centró a nivel de instituciones, ya que el Museo Nacional y la Dirección de Antropología lo tomaron como víctima para sus propias rencillas.

Explicación detallada

El origen de la controversia, según explica, se debe a que es un objeto manufacturado en dos épocas distintas, al tratarse de una máscara con un rostro esculpido en piedra, con rasgos y estilo característicos de la escultura teotihuacana del periodo clásico (entre 200 dc y 900 dc), sobre la cual resalta un hermoso decorado con mosaico de amazonita, turquesa y concha realizado en una segunda época, tardía, el postclásico (entre los siglos VIII y X y hasta la llegada de los españoles, en el siglo XVI), en lo que es el actual estado de Guerrero.

El hecho de que estas dos temporalidades estén presentes en un mismo objeto generó en algunos investigadores la duda de que el mosaico fuera original; nunca se dudó de la máscara estilo teotihuacano, pero sí del mosaico.

Todas aquellas suspicacias sobre una posible falsificación han quedado atrás con las nuevas investigaciones, sostiene la restauradora, ya que “ahora se ha comprobado que los materiales que se utilizaron para las técnicas de manufactura, por ejemplo, para el desgastado y pulido de superficies, son los utilizados por los mesoamericanos para el trabajo de la piedra y de la concha.

Se ha comprobado que el adhesivo con el que el mosaico está pegado a la piedra es copal, y que los objetos dentro del mismo mosaico son reutilizados: se usaron las teselas de amazonita que formaron parte de un pendiente con anterioridad y objetos de concha que posiblemente también fueron pendientes, y desde luego la máscara de estilo teotihuacano, reutilizada.

El objeto funerario tenía las cualidades de la diosa de las aguas, de la fertilidad y permitía a quien la portaba cumplir el cicilo nacimiento-muerte-renacimiento, explicó la restauradora Sofía Martínez del CampoFoto tomadas del libro La Máscara de Malinaltepec

De acuerdo con Sofía Martínez del Campo, el mosaico de la máscara pudo haber sido manufacturado por mixtecas o por algún barrio de esta cultura ubicado en Malinaltepec, Guerrero: Todos los símbolos empleados son un lenguaje compartido entre las culturas mesoamericanas, sin importar si eran del centro, de occidente o de la zona maya.

Sobre el papel de la máscara en el mundo mesoamericano, la especialista explica que consistía en otorgarle a la persona que la portaba la identidad del ser que está representado en ella.

A quienes las utilizaban se les conoce como personificadores, porque representaban a alguien más, a una deidad, por ejemplo. Las máscaras variaban en su simbolismo de acuerdo la ceremonia que se realizaba, abunda.

“Esto durante la vida de los personajes. Ahora, en la muerte, sobre todo en el área maya, el personaje enterrado recibe con la máscara las cualidades del dios del maíz; es decir, se transforma en esa deidad para descender al inframundo y después ascender al plano divino ya como un dios, como un ancestro.

La Máscara de Malinaltepec cumple la misma función. Es un objeto funerario con las cualidades de Chalchiuhtlicue, la diosa de las aguas, de la fertilidad, y le va a permitir al personaje inhumado presentarse con ese rostro para cumplir este ciclo de nacimiento-muerte-renacimiento, que es uno de los ejes centrales de la cosmogonía mesoamericana, detalló.

Solís, el impulsor

Tanto el proyecto de investigación como el libro en torno de esta singular máscara se deben al fallecido arqueólogo Felipe Solís, quien en su condición de director del Museo Nacional de Antropología y encargado de planear la exposición Teotihuacan: ciudad de los dioses, impulsó en 2008 la realización de un estudio detallado de aquel vestigio prehispánico, con el fin de despejar cualquier duda

Ahora, la Máscara de Malinaltepec es una de las joyas más apreciadas de dicha muestra, la cual, por cierto, fue inaugurada el lunes pasado en Roma, Italia, y se espera su regreso a México el año próximo, para ser reincorporada a la sala teotihuacana del Museo Nacional de Antropología.


Malinaltepec


Hallan en Zacatecas figura de jugador de pelota

12 noviembre 2010 :: Notimex - El Universal

Una escultura prehispánica de tamaño natural que representa a un jugador de pelota decapitado, fue descubierta por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) , en la Zona Arqueológica de El Teúl, en el sur de Zacatecas.

El hallazgo se registró durante los trabajos de investigación que se llevan a cabo para la apertura al público en 2012 de este antiguo centro ceremonial, el cual se caracteriza por ser de los pocos en Mesoamérica, con una ocupación continua de al menos 18 siglos.

A través de un comunicado, el INAH explicó que se trata de una talla en cantera que data de 900-1100 d.C., y la evidencia indica que fue hecha intencionalmente de esta forma (degollada) , tal vez para colocar en su parte superior la cabeza de combatientes sacrificados en el ritual del juego de pelota.

La escultura cilíndrica de 1.97 metros de altura, 52 centímetros de diámetro y un peso aproximado de una tonelada, fue ubicada precisamente al sur del lateral oriente de la cancha de Juego de Pelota.

Abundaron que en días subsecuentes al hallazgo, también se encontraron fragmentos de otra escultura semejante en el otro extremo del lateral, por lo que no descartan encontrar un par más con las mismas características en el lado poniente, que falta explorar.

Señalaron que este reciente descubrimiento se suma a la gran diversidad de materiales arrojados por las excavaciones como: cuentas de concha y piedra verde procedentes de tumbas de tiro, además de orejeras con motivos teotihuacanos y cerámica policroma estilo códice, entre otros.

El arqueólogo Peter Jiménez Betts, co-responsable del Proyecto Arqueológico Cerro del Teúl, con su colega Laura Solar, comentó que esta riqueza de objetos es resultado de la ocupación continua que esta elevación tuvo por lo menos durante mil 800 años, en contraste con grandes urbes como Teotihuacan y Monte Albán.

En ese sentido, el Cerro del Teúl -símbolo del poblado zacatecano de Teúl de González Ortega, limítrofe con Jalisco- es uno de los pocos sitios en América con una ocupación ininterrumpida de 200 a.C. a 1531 d.C.

Por su secuencia temporal sólo puede ser comparado con pocas ciudades, entre ellas, Cholula, en Puebla; es probable que sea el único con una duración semejante en el Occidente y Norte de lo que fue Mesoamérica, abundó.

Ambos arqueólogos coinciden en que el sitio fue el centro ceremonial por excelencia de los caxcanes, uno de los grupos más aguerridos contra los conquistadores españoles y a quienes estuvieron a punto de derrotar en la famosa Guerra del Mixtón.

Recordaron que la ocupación caxcana del Cerro del Teúl duró menos de dos siglos (1350/1400 a 1531 d.C.) . La destrucción del área ceremonial, de esta etapa en particular, ocurrió cuando los caxcanes reincidieron en usarlo como lugar de culto.

Los tlaxcaltecas, aliados de los españoles, fueron los encargados de ejecutar la quema del sitio, motivo por el que son escasos los vestigios de este último periodo del asentamiento.

En el panorama de lo que hoy es el estado de Zacatecas, Teúl fue ocupado por lo menos seis siglos antes que los centros ceremoniales de La Quemada y Alta Vista, y compartió historia con éstos durante el Clásico Medio y el Epiclásico, del 400 al 1000 d.C., para luego ser ocupado otros 500 años después del abandono de los mismos.

Peter Jiménez -especialista adscrito al Centro INAH-Zacatecas- agregó, que la importancia del Cerro del Teúl para la arqueología, "es que su estudio podrá responder preguntas básicas sobre cómo fue el modo de vida mesoamericano, aquel que llegaría a La Quemada y a Alta Vista. Aquí están las respuestas de esta paulatina colonización".

Lo significativo de El Teúl, abundó, quedó registrado en documentos como el Plano del Obispado de Compostela del siglo XVI, y en la obra del ingeniero geodésico Carl de Berghes, quien realizó un plano muy exacto del asentamiento a mediados del siglo XIX, a solicitud del entonces gobernador Francisco García Salinas.

En la actualidad y como parte del Proyecto Arqueológico Cerro del Teúl, dijo, se lleva a cabo el levantamiento topográfico del sitio por medio de la tecnología denominada Estación Total, un aparato electro-óptico que permite generar un modelo tridimensional que permitirá ubicar de forma precisa, tanto las excavaciones como los elementos arquitectónicos y escultóricos, entre otros.

Este registro es el que ha permitido avanzar en la comprensión de la cronología del lugar, de ahí que los trabajos de excavación han sido muy sistemáticos concentrándose hasta el momento en espacios del Conjunto Oriente como son: la cancha del Juego de Pelota, la Plaza de los Dos Montículos y el Patio Hundido.

Mano a mano con los profesionales del INAH, se ha sumado un grupo de oriundos de Teúl de González Ortega, por medio del Programa de Empleo Temporal (PET) , en las labores de limpieza, restauración y registro de piezas, hasta de excavación y supervisión de las tomas de la Estación Total.

Al respecto, el INAH mencionó que en la segunda temporada del PET fueron empleadas 42 personas y para 2011, de marzo a octubre, es posible que este número se duplique.

Luego de un trabajo conjunto de los gobiernos estatal y federal, a través del INAH, el Cerro del Teúl abrirá al público en 2012 para contribuir no sólo al conocimiento de la historia prehispánica de Zacatecas, sino también para conformar rutas en ese estado que permitan descentralizar la oferta turística, toda vez que el sitio arqueológico está cerca de Zapopan, Jalisco.

Teúl

jueves, 11 de noviembre de 2010

Tlaloque 1 se adentra al tunel del Templo de la Serpiente emplumada...

La noción prehispánica de la muerte perdura en México: Matos Moctezuma

La Jornada : : Carlos Paul : : 10 noviembre 2010

No obstante el largo proceso de sincretismo religioso de más de 500 años, tras la conquista española de Tenochtitlán, algunos símbolos, rituales y ciertas formas de la cosmogonía indígena para entender el mundo respecto de la muerte siguen vigentes en el México actual, concluye el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma en La muerte entre los mexicas, su libro más reciente.

Publicado por Tusquets Editores, en su colección Tiempo de Memoria, el volumen contiene un análisis de la cosmovisión en torno al tema de la muerte en los pueblos nahuas y otras comunidades indígenas, el sincretismo con la religión católica y sus actuales resonancias.

A diferencia de otros textos en los que aborda esa temática, en éste contrasta mitos mexicas y mayas con narraciones y pensamientos europeos que se remontan a las religiones sumeria, egipcia, judía, griega y romana.

Integra, además, nuevos hallazgos arqueológicos que enriquecen el tema, como los casos de las recientes excavaciones en el recinto ceremonial de Tlatelolco y las del Templo Mayor de Tenochtitlán, en las que se encontró un monolito de la diosa Tlaltecuhtli, así como recientes datos e investigaciones de otros especialistas y de ciencias auxiliares de la arqueología.

Trascendente dualidad

El libro anterior con ese tema que Matos Moctezuma escribió fue Muerte a filo de obsidiana, publicado hace más de 30 años; cuando por aquel entonces no existía un volumen dedicado a atender exclusivamente lo referente a la muerte.

La razón para escribir La muerte entre los mexicas, de acuerdo con el autor, “obedece fundamentalmente a que durante todos estos años la investigación acerca de la muerte (y de la vida) se ha multiplicado de manera sorprendente y nuevos datos se han incorporado al corpus del conocimiento propio del tema; sin embargo, se debe advertir que a la vez que se profundiza en los arcanos de la muerte, se resalta la importancia de la vida que, junto con aquella, forma la dualidad de enorme trascendencia en el pensamiento indígena de ayer y de hoy, lo que es muy significativo”.

Recordemos, explicó Matos Moctezuma, que a la conquista militar de Tenochtitlán le seguiría una conquista más difícil aún: la espiritual. La segunda correspondió llevarla a cabo al aparato ideológico de la conquista: la Iglesia católica. Es decir, “tratar de cambiar todo el pensamiento de un pueblo, intentando imponer otras formas de pensamiento.

Tan ardua y difícil ha sido esa segunda conquista, que inclusive actualmente vemos un sincretismo con mucho del pensamiento cristiano, pero todavía son vigentes en algunas comunidades indígenas, las reminiscencias de ese pasado que aún está presente, que perdura.

En relación con la muerte, tema central del volumen, señaló Matos Moctezuma, la confrontación es muy clara. “En Occidente, en el cristianismo, lo que impera para el destino que te espera después de la muerte es de orden moral, es decir, te portaste bien, entonces vas ir a gozar eternamente; te portaste mal, vas ir eternamente a las llamas del infierno.

“En cambio, en el mundo prehispánico no era eso. Parafraseando a Octavio Paz, quien decía: ‘Dime cómo mueres y te diré quién eres’. En la cosmogonía mexica la forma en que alguien moría era la que determinaba el lugar que se le deparaba.”

Matos Moctezuma destaca que si bien durante el proceso de evangelización “se encontró con hechos de resistencia y de aceptación de lo nuevo; por otro lado, se generó una amalgama de ambas cosas.

Pero de acuerdo a estudios realizados por Hugo Nutini y Barry Isaac, en la década de los 70 del siglo anterior, en 25 comunidades indígenas de Tlaxcala y Puebla, se llega a la conclusión de que en esa región no se ha llegado a la imposición de un catolicismo pleno. Ahí todavía se ven reminiscencias importantes de un pensamiento antiguo.

Para concluir, Matos Moctezuma considera que por lo general la Iglesia católica siempre ha estado en una posición retrógrada respecto del avance de la ciencia y de lo que es la concepción de nuevos aspectos y valores, en un afán de imponer sus ideas.

Pero, por otro lado, se han conservado algunas partes de la cosmogonía indígena a lo largo de cinco siglos; sería muy difícil volver a una forma original, sería un idealismo. ¿Hacia dónde va ese sincretismo? Hoy todavía es difícil de prever. Por ello el papel de la ciencia es continuar investigando.

Al filo de obsidiana

Descubren en cenote restos de animal extinto

Boletín INAH :: 03 de Noviembre de 2010

Cuatro cráneos completos y mandíbulas de osos semejantes a una especie extinta en América, conocido como Arctotherium, que vivió durante la época del Pleistoceno y dejó de existir hace 11,300 años, fueron hallados por arqueólogos subacuáticos en el fondo de un cenote de la Península de Yucatán.

Se trata de los únicos especímenes en su tipo encontrados hasta ahora en esta región del país, y se suman a la lista de fauna prehistórica localizada en el interior de estos cuerpos de agua, que antes de la última glaciación eran cuevas secas.

El arqueólogo subacuático Guillermo de Anda Alanís, de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), quien realiza estas investigaciones como parte del proyecto El culto al cenote en el centro de Yucatán, desarrollado desde 2007 con autorización del Consejo de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), dio a conocer los pormenores de este descubrimiento en el Congreso Internacional Culturas Americanas y su Ambiente: Perspectivas desde la zooarqueología, paleobotánica y etnobiología, organizado por la UADY y que se realiza del 1 al 5 de noviembre en Mérida.

Guillermo de Anda Alanís detalló que los restos se localizaron en el interior de una caverna sumergida a la que se accede por un cenote ubicado entre las poblaciones de Sotuta y Homun, en Yucatán, a una profundidad de 42 metros. Los huesos se hallaron dispersos en un espacio que mide 120 metros de diámetro, y se estima que podrían corresponden a una familia de osos, toda vez que dos de los cráneos corresponden a una hembra y un macho, y los otros a subadultos, todos son de la misma especie ya que tienen la misma dentición y forma craneal.

El arqueólogo indicó que además de los vestigios de estos mamíferos también se localizaron cinco restos óseos humanos de época antigua, sin que hasta el momento se haya definido su temporalidad. Éstos se localizaron a 30 metros de los huesos de los osos, pero los investigadores aún no saben si tienen o no relación.

Luego de diversos reconocimientos in situ y a través del análisis de fotografías captadas bajo el agua, De Anda Alanís advirtió que la forma de los huesos y cráneos que tienen estos osos nunca había sido observada entre la fauna conocida en contextos arqueológicos de la región: “Se trata de restos de los únicos osos que se han encontrado en la península de Yucatán, pues la referencia más cercana se localizó en una cueva de Belice, al parecer de un oso ornatus, y de ahí se localizaron otros ejemplares en Brasil y Argentina; en tanto que en México se tiene identificado su hábitat hacia el centro y norte del país”.

A partir de la identificación morfológica de los restos óseos, a cargo del arqueozoólogo de la UADY Christopher Götz, se pudo determinar que corresponden a osos, ya que sus molares son fuertes, planos y anchos.

De Anda Alanís explicó que en un principio se creyó que por las características dentales se trataba de jaguares, pero que en este caso por la forma de los molares y premolares, al igual que el tamaño de los cráneos (de 25 a 30 centímetros de largo) que no corresponde a felinos, se precisó que corresponden a osos.

El investigador comentó que aún no se define con exactitud a qué especie corresponden, “el siguiente paso es definir su género, para eso, los restos se compararon con la lista de osos que existen en el continente, donde hay dos subfamilias, una es la de los osos comunes como el negro y el grizzli que conocemos actualmente, y los otros son los cara corta del que sólo queda una especie, el andino, que vive en Venezuela, a esta subfamilia pertenece el Arctotherium, un género que no ha sido ubicado en la península y que pudiera ser un ancestro de los osos cara corta.

El género Arctotherium, explicó, comprende una serie de especies de osos, todas extintas y endémicas de Sudamérica. Hasta el momento los análisis realizados a los huesos hallados en el cenote indican que “al menos las mandíbulas y algunos rasgos de los cráneos corresponden a esta especie mucho más que a cualquier otro grupo”, pero aún es prematuro afirmarlo.

De Anda comentó que de tratarse de una familia de osos Arctotherium cambiarían las perspectivas de la biogeografía y de la migración de los osos endémicos de América, en tanto que no hay registro de ejemplares de esa filiación en la región que circunscribe Centroamérica. Sin embargo —añadió—, falta realizar todos los estudios de laboratorio para confirmarlo, “éstas son las primeras hipótesis que nos está arrojando el hallazgo”.

Comentó que la teoría que se tiene sobre este género de oso es que debió emigrar a América hace miles de años y que tal vez pasó por el centro del continente, pero no hay vestigios que lo comprueben, o bien que fueron endémicas de Sudamérica.

A su vez el arqueozoólogo Götz indicó que las evidencias geográficamente más cercanas del género Arctotherium se han hallado en Argentina, donde se localizó una mandíbula de Arctotherium bonariense, y en Brasil, donde se ubicaron vestigios de la especie Arctotherium vetustum; en tanto que los restos de osos del cenote de Yucatán podrían corresponder a una especie hasta hora no conocida.

Mencionó que especies emparentadas con el género Arctotherium en América son los osos extintos cara corta de Norteamérica (Arctodus simus y pristinus), el cavernario de cara corta de Florida (Tremarctos floridanus), el cavernario cara corta de México (Tremarctos mexicanus), y la única sobreviviente de esta especie es el oso cara corta andino (Tremarctos ornatus) que habita en Sudamérica.

De Anda adelantó que antes de extraer los cráneos animales y restos óseos humanos, es necesario realizarles más estudios in situ de carácter interdisciplinario, “es una investigación que apenas comienza y que seguramente arrojará datos importantes para el conocimiento de las primeras especies que habitaron la región, así como de otros periodos históricos que guardan los huesos humanos que aún no han sido analizados.

“Esperamos que cuando los especímenes puedan ser llevados al laboratorio y sean analizados, podamos confirmar que los restos de osos corresponden a dicho género, lo que aumentaría considerablemente el conocimiento acerca de la historia natural de estos animales y su relación con sus parientes más recientes. En especial encontrarlos fuera de su ámbito de expansión, significaría modificar conceptos de la biogeografía y migración de los osos endémicos de América”, concluyó el arqueólogo De Anda Alanís.

Sotuta y Homun

Mezcala, isla de la resistencia


Boletín INAH :: Luis Frías :: 26 Octubre 2010

“Matarlos de hambre”. Como estaban en una isla rodeada de agua, para acabarlos bastaba con cerrarles el acceso a los víveres. Era la mejor estrategia, y así se hizo. Los realistas aplicaron el fulminante método de prender fuego a todo sembradío y casucha de la ribera del lago, para impedirles obtener alimentos. Efectivamente, de nada sirvió a los insurgentes todo el sigilo nocturno para salir en busca de víveres. Siempre volvían con las manos vacías. A poco, la falta de alimentos, medicinas, jabón, acabó siendo un éxito para los realistas: una epidemia de tifo obligó a los insurgentes capitular y entregar las armas.


Cuando en 1816 ocurre la capitulación, los insurgentes llevaban cuatro años, desde 1812, ocupando Isla de Mezcala, allí en Lago de Chapala. Desde el Fuerte que construyeron habían logrado salir victoriosos de decenas de encontronazos con el ejército realista que, enviado desde la intendencia de Guadalajara, tenía una base militar con mil 200 hombres en Tlachichilco, pueblo de la ribera cercano a la isla.

Situada en el lago más grande del país, entre Jalisco y Michoacán, en Mezcala un grupo de insurgentes, perseguidos tras la batalla de Puente de Calderón el 17 de enero de 1811 (donde Hidalgo, Allende, Aldama y Abasolo son derrotados por Félix María Calleja), había edificado una fortificación que en ningún momento pudo doblegar el gobierno español de Nueva Galicia —hoy Jalisco y Nayarit.

Decenas de veces, los líderes insurgentes José Antonio Torres y Encarnación Rosas, junto con otros 900 rebeldes, resistieron los embates de los soldados realistas enviados a la isla por el intendente de Guadalajara, José de la Cruz, famoso por sus formas sanguinarias para acallar cualquier levantamiento.

Es famosa la manera cómo (según relaciones de los insurgentes Joseph Marco Castellanos y José Santa Ana) los rebeldes se hicieron de la isla e iniciaron la construcción de este Fuerte que hoy puede ser visitado y a mediano plazo se planea convertir en Museo de Sitio de la Resistencia, gracias a la colaboración entre el Gobierno del Estado de Jalisco y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Todo comenzó, según los testimonios de ambos insurgentes, cuando en octubre de 1812 Encarnación Rosas y su gente, al recibir en la isla al capitán realista Vicente Íñiguez con una lluvia de piedras, lo obligaron a huir. En venganza el comandante de la barca, José Antonio Serratos, ataca el pueblo de San Pedro Itzicán y al huir los indígenas, los soldados realistas prenden fuego a las casas. Ante tal exceso, los indígenas regresan y destrozan el vivaque de Serratos, quien tiene que salir del lugar rápidamente.

A los tres días, Rosas y los soldados rebeldes se dirigen al pueblo cercano de Poncitlán sin más auxilio que sus ondas y palos, y triunfan nuevamente: se hacen de armas y municipios pero, ante la amenaza de que serían atacados por los españoles se retiran a la isla donde inician a construir este baluarte que da fama a la isla.

Mezcala, que en la actualidad la gente de la ribera explota sembrando chayote y ciruelas, además de pescar bagre, carpa y tilapia, no está cerrada a los visitantes. Saliendo de Guadalajara, se toma la carretera hacia Chapala, donde está la desviación para Poncitlán, municipio ribereño del lago. De ahí salen lanchas que los pobladores rentan para llevar al visitante hasta la isla.

Durante el periodo de la ocupación insurgente, se convirtió poco a poco en una pequeña población. Hace un lustro comenzaron los trabajos de rescate en el lugar. Así, bajo toneladas de tierra que se acumularon con el tiempo han salido a la luz los restos constructivos de la Fortificación insurgente.

Ignacio Gómez Arreola, arquitecto del Centro INAH-Jalisco, en un recorrido por el lugar explica que los montones de piedras que acumulados a la orilla de la isla reciben al visitante, son restos de las tres gruesas murallas construidas al calor de las batallas para resistir los ataques de los soldados realistas.

Al recorrer el sitio, se pueden encontrar restos de gruesas tapias, hechas a base de piedras acomodadas unas sobre otras, que constituyeron las tenerías, graneros, obrajes, corrales, así como las galerías dormitorio para los soldados, las cocinas y, fundamentalmente, los pasos de ronda donde los insurgentes vigilaban lo que sucedía en lontananza.

Ocurrieron, durante esta ocupación insurgente, fabulosas batallas como esa donde el teniente coronel realista Ángel Linares, en febrero de 1813, tratando de someter Mezcala a bordo de 7 canoas pequeñas y una grande, fue vencido en cuestión de instantes por los indios fortificados.

¡Unos indígenas maltrechos aplastando a capacitados soldados españoles!

Esta derrota, que se sumaba a las de San Pedro Itzicán y Poncitlán, hizo que Don José de la Cruz, quien en una misiva da cuenta del desastre al virrey Félix María Calleja, decidiera instalar en Tlachichilco, casi frente a la isla, un campo de mil 200 hombres, dotados de armas y embarcaciones traídas del cercano puerto de San Blas —hoy Nayarit. Se llamó Fuerte de San Roque. El gobierno virreinal reconocía implícitamente que enfrentar a fortificados de Mezcala era una cuestión verdaderamente seria.

Gómez Arreola, al recorrer los restos de la inexpugnable fortificación, explica que desde hace cinco años, con los trabajos de exploración se retiraron tierra y hierbas que cubrían parte de las 24 hectáreas del lugar. Aparecieron así, de una época anterior a la insurgente, bordes “engargolados” y navajas prismáticas, que datan del 200 d.C. al 1350 d.C., de la época prehispánica.

También, a la par de las construcciones insurgentes, del periodo Clásico prehispánico se fueron encontrando piezas cerámicas, ubicadas al sur de la isla, que se asocian a la tradición “Teuchitlán”. Así mismo, evidencias del Preclásico, que van del 800 a.C. al 100 d.C., como puntas de obsidiana con base, ligadas a la época “Tumbas de tiro”, propias de las culturas occidentales, lo cual representa la ocupación prehispánica más antigua del lugar.

Gómez Arreola, caminando más adelante por el sitio, explica que la principal construcción de la isla, que se mantiene perfectamente de pie, es el resultado de la capitulación insurgente.

El intendente José de la Cruz, tras una aparatosa derrota en junio de 1813 —donde murieron 200 soldados, incluido el capitán naval Felipe García, y perdió dos dedos de la mano izquierda el general Celestino Negrete—, tomó la decisión de cambiar de estrategia para vencer a los insurgentes.

De la Cruz, cuyo prestigio militar y político estaba en riesgo, decidió minar el método de abastecimiento de los insurgentes. E hizo quemar todos los pueblos y sembradíos a lo largo del Lago de Chapala. Fue el éxito definitivo de los realistas. Sin otro punto de resistencia de la región, De la Cruz reforzó con 8 mil hombres la vigilancia de la Mezcala para intensificar el aislamiento. Así, para 1816 aislados y sin alimentos, una epidemia de tifo acabó de minar a los isleños.

Y ante el indulto ofrecido por un De la Cruz que se había trasladado a Tlachichilco, los líderes insurgentes Torres, Rosas, Castellanos y Santa Ana, viendo que la situación era insostenible, deciden capitular y regresan pacíficamente a sus pueblos, firmando una capitulación donde se establece con claridad que no fueron derrotados sino que por negociación entregaron las armas.

Hasta el momento, la rehabilitación de Mezcala, cuya fortificación es de las mejor conservadas en el país, incluye cuadrillas de trabajadores que despejan de vegetación el sitio; a la vez, el Gobierno de Jalisco a través de un equipo de restauradores, pone al día la construcción más visible de la isla, que corresponde a su última etapa de vida útil.

Fue construida, ésta última etapa, tras la capitulación insurgente. Hacia 1817, para que la insurgencia no retomara la isla, De la Cruz hizo construir una nueva fortificación que, con apego a la arquitectura militar de entonces, incluye foso, puentes levadizos, troneras, plaza, taludes, campos de tiro, entre otros elementos que se usaron en sólo 15 construcciones de este tipo en México; a la par, se edificó un presidio usado hasta el 25 de junio de 1855. Es la construcción más impresionante, mejor conservada, de este Fuerte.

Aunque se proyecta hacer de toda la isla un Museo, el especialista del Centro INAH-Jalisco, respecto del fuerte construido tras la capitulación insurgente, precisó que la celda del alcaide, cocinas, galerías de soldados y bodegas, así como el patio central, se pretenden convertir en salas de exposición permanente para albergar objetos de las tres etapas de la ínsula: prehispánica, colonial insurgente y, en el México independiente, como presidio.

Para el Centro INAH-Jalisco, uno de los proyectos más importantes es la concreción del Museo de Sitio de la Resistencia, que pese a ser clausurado en 1855, existe un decreto del gobernador Francisco Tolentino, del 27 de septiembre de 1873, que ordena usarlo como penal juvenil, pero el decreto nunca se aplicó.

Gómez Arreola, al mencionar que se trata de un lugar ignoto para muchos mexicanos pero central en la gesta independentista además de que preserva sus construcciones en buenas condiciones, subrayó la colaboración entre INAH y Gobierno de Jalisco para abrir este sitio al público.

Imposible salir de Mezcala, imposible subir a la lancha de regreso a tierra firme, sin llevarse una profunda impresión de las etapas históricas condensadas en este pedazo de tierra, una isla cuya principal característica, desde los tiempos prehispánicos y hasta la etapa contemporánea, es la resistencia de sus ocupantes.

Isla Mezcala

Rescata INAH entierros en la Casa de Cortés


Boletín INAH :: 27 de Octubre de 2010

Una veintena de osamentas humanas y fragmentos de cerámica colonial fueron hallados en un cementerio del siglo XVI, localizado por arqueólogos en la parte posterior de la Casa de Cortés, en La Antigua, Veracruz, donde desde julio realizan excavaciones. Tras el paso del huracán “Karl”, el descubrimiento derivó en un mayor número de esqueletos que se sumaron a los ocho encontrados con anterioridad.

Los hallazgos forman parte de los trabajos de salvamento arqueológico que realiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), a través de su centro regional en Veracruz, con motivo del proyecto de restauración de la Casa de Cortés, que está por comenzar.

La arqueóloga Judith Hernández Aranda, coordinadora de las excavaciones — que se hacen con recursos del Gobierno del Estado de Veracruz y Fundación GEO—, informó que estas labores se realizan en lo que fue el cementerio de la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje, registrada también en algunos documentos como del Santo Cristo del Calvario, y del cual se tenía conocimiento por investigaciones históricas previas.

En este panteón cristiano, ubicado detrás de la casa del conquistador español, desde hace tres meses se habían comenzado las excavaciones y se encontraron ocho osamentas; con el paso del huracán “Karl” la cifra se incrementó a veinte. La mayoría de los materiales óseos y cerámicos datan de los siglos XVI al XIX, aunque también hay restos de cerámica prehispánica correspondiente al periodo Posclásico Tardío de la Costa del Golfo (1300- 1519).

La arqueóloga, adscrita al Centro INAH-Veracruz, detalló que antes del fenómeno meteorológico se habían hecho pozos de sondeo, en los que se encontraron restos de una pilastra y fragmentos de huesos humanos, mismos que fueron nuevamente cubiertos y protegidos ante la llegada del huracán el 17 de septiembre pasado.

Abundó que luego del huracán y antes de reanudar la exploración de este cementerio católico —uno de los primeros establecidos en América—, se tuvo que hacer una labor intensa y durante tres semanas, para limpiar el área de excavación, ya que el viento y el agua tumbaron árboles, y arrastraron hasta allí basura y cúmulos de tierra. Fue durante esas labores cuando se encontró el resto de los esqueletos humanos y materiales cerámicos.

Hernández Aranda señaló que del conjunto de osamentas, destaca un cráneo con mutilación dentaria, indicio de que se trató de un individuo de raza indígena, enterrado en un espacio funerario cristiano. En este sentido, detalló, los españoles poblaron La Antigua a partir de 1524, siendo uno de los primeros asentamientos coloniales y por lo cual es común que algunos de los individuos enterrados en este cementerio todavía presenten marcas de rituales prehispánicos.

Este esqueleto es estudiado por la antropóloga física Blanca Lilia Martínez de León, quien también examinará el total del conjunto de los restos óseos para ofrecer un diagnóstico completo de su filiación cultural y antigüedad.

Agregó que otro esqueleto portaba un collar de cuentas, en tanto que uno más estaba acompañado de una copa de cerámica roja con incrustaciones de feldespato, típica del periodo de contacto hispano. Lamentablemente, señaló la arqueóloga, la mayoría de los entierros se ha encontrado en contextos removidos, debido a las modificaciones que ha tenido el terreno en los últimos dos siglos.

Sobre la cerámica hallada, mencionó que corresponde a fragmentos de tipo colonial, de los estilos Rojo Pulido Colonial, Sevilla Azul sobre Azul, Columbia Plain y Liguria Azul, de los siglos XVI y XVII; también hay mayólica Abo Policromo, Puebla Policromo y Puebla Azul sobre Blanco del siglo XVIII, además de loza fina europea impresa por transferencia, del siglo XIX.

Al detallar sobre el cementerio colonial, la arqueóloga manifestó que con base en investigaciones históricas, se encontraron dos planos del proyecto de construcción de la iglesia Santo Cristo del Buen Viaje, a cargo del arquitecto José Antonio Márquez, que datan de 1798 y 1800. “Aparentemente estamos excavando en lo que fue parte del cementerio del templo, que se encuentra al oeste del predio en exploración”.

Así mismo, añadió la arqueóloga Judith Hernández, en las excavaciones se han encontrado también restos de muros que indican que la llamada Casa de Cortés se extendía más allá de los límites actuales, por lo que es importante determinar cuáles fueron y así precisar la extensión que tuvo el cementerio y profundizar en los sistemas de enterramiento de la época.

La arqueóloga del Centro INAH-Veracruz comentó que luego de una serie de tratamientos que se aplicaron in situ a los esqueletos, éstos ya comenzaron a ser levantados y llevados al laboratorio para su conservación y estudio, con lo que se finalizará esta temporada de excavaciones.

Comentó que será mediante análisis de antropología física y arqueológicos en los huesos, como se podrán tener mayores datos sobre los individuos enterrados en ese sitio, como sus edades, sexo, enfermedades, causas de muerte y antigüedad, así como tener un mayor conocimiento de los sistemas funerarios practicados en el siglo XVI en esta parte del estado de Veracruz.

Finalmente, Judith Hernández indicó que de acuerdo con la investigación histórica, durante las primeras décadas del periodo colonial La Antigua fue un punto estratégico para el comercio novohispano por ser el paso obligado hacia la antigua ciudad de México vía la costa, por lo que el poblado contó con casas reales, Casa de Contratación, Edificio del Cabildo y demás instalaciones urbanas, necesarias para el tráfico mercantil y el depósito de bienes de importación y exportación, así como los caudales y bienes de la Corona española.

La Antigua

sábado, 16 de octubre de 2010

Exploran milenaria calzada en Xochicalco

Boletín INAH :: 13 Septiembre 2010



Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), emprendieron la exploración de una calzada prehispánica de aproximadamente 240 metros que conduce a un templo ceremonial dedicado a Quetzalcóatl, en la Zona Arqueológica de Xochicalco, trabajos con los que se amplía el área de investigación en ese sitio del estado de Morelos.

Las labores se comenzaron durante los meses de julio y agosto, con una inversión de poco más de un millón de pesos aportados por el Programa de Empleo Temporal (PET), que desarrollan el INAH y la Secretaría de Desarrollo Social, destinados a la limpieza del antiguo empedrado de más del mil años de antigüedad que lleva a la cima del cerro La Bodega o Coatzin (serpiente), al oriente del área monumental de la ciudad prehispánica de Xochicalco, y donde se localiza un templo, aún sin excavar, similar en relevancia a la Pirámide de la Serpiente Emplumada.

El arqueólogo Marco Antonio Santos, director del sitio arqueológico, informó que por crónicas del siglo XVII se tiene conocimiento de la calzada y dicha edificación, así como por un croquis de 1980 y fotografías de los años 30, “que muestran dicho camino que con el tiempo se fue cubriendo de vegetación; sin embargo, es hasta ahora que a través de los trabajos de desyerbe del PET se tienen datos precisos de su longitud, ancho, composición y descripción arquitectónica”.

Señaló que con este “redescubrimiento” cambia la hipótesis del patrón de asentamiento que se tenía de este sitio prehispánico, que planteaba que los centros ceremoniales estaban ubicados en el centro y que en las áreas periféricas se encontraban las edificaciones de los agricultores y artesanos.

“La calzada está delimitada por dos muros de piedra caliza, recubiertos con piedra de andesita y luego con estuco, los cuales alcanzaban una altura de un metro y medio; en su centro tiene, a manera de “alfombra”, 5 metros de empedrado, lo que sugiere que los xochicalcas le dieron un uso sagrado y emplearon ese diseño para que quedara perfectamente diferenciado este espacio ritual de lo profano, ya que sus características son totalmente distintas a las de otras cuatro calzadas halladas en el área monumental”.

El arqueólogo del INAH deduce que la calzada se empezó a construir al mismo tiempo que se edificó la parte central de Xochicalco, porque también tiene varias etapas constructivas; la cronología que han determinado para este lugar es del 650 a 900 d.C., igual que la del área monumental de este sitio arqueológico declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, en 1999.

Santos destacó que con estos nuevos datos se avanza en la construcción de la historia del sitio, que a 100 años de que iniciaron sus exploraciones sólo se conoce en un 10 por ciento, “a partir de este nuevo proyecto se empieza a explorar el primero de los cuatro sitios periféricos detectados hasta ahora, y se ampliará a 15 por ciento el área de exploración de Xochicalco, lo que va a portar información sobre la constitución de la ciudad en términos políticos, económicos, sociales y religiosos”.

El director de la zona arqueológica consideró que la calzada conducía a un área sagrada muy importante, localizada justo en el punto más alto de Xochicalco, desde donde se tiene una vista panorámica de toda la zona y donde se encuentra un templo dedicado a Quetzalcóatl aún no excavado.

“Antes se pensaba que en el centro estaban los templos dedicados al culto y que los cerros contiguos eran donde vivía la gente, sin embargo, ahora vemos que no, que éstos también eran sitios sagrados. Ahora la duda es ¿en dónde vivía la gente?, habrá que buscar en otros lados el punto donde se pudieron haber asentado, y con ello determinar exactamente cuál era la extensión del sitio”, destacó.

Así mismo, una vez más se comprueba que Xochicalco fue construido como un espejo del universo en términos simbólicos, en donde la alineación de los edificios con algún punto en el horizonte, ya sea relacionado con la salida del Sol, con la Luna o con algunos planetas, determinó el diseño de la antigua ciudad.

“Esta calzada y el templo superior tienen esa vocación astronómica ya que durante la limpieza de la calzada se localizó una estela con una degradación al centro de una de sus caras, lo que parece indicar que se trata de un marcador astronómico que señalaba a través de un juego de luces y sombras alguna fecha importante en el calendario mesoamericano”.

La estela —de 1.50 metros de alto por 35 centímetros de ancho—, está elaborada en andesita, tallada por sus cuatro caras y pintada de rojo, aparentemente con óxido de mercurio; se encontró tirada en la parte inferior de la calzada. Santos informó que además de la estela, identificaron cinco elementos arquitectónicos que quizá formaron parte del templo en su parte superior, elaborados con la misma técnica decorativa de la estela.

Otra aportación del estudio de esta área periférica, dijo el arqueólogo, es que “nos da elementos para reafirmar la hipótesis de que el dios principal del sitio fue Quetzalcóatl. Uno de los aspectos en discusión entre los especialistas es determinar cuál era la deidad más importantes del sitio; algunos investigadores afirman que fue Tláloc y otros optamos por Quetzalcóatl, esta área nos da más fundamentos para decir que este último fue el dios principal”.

El templo dedicado a Quetzalcóatl se sugiere que es el más alto del sitio y está ubicado a mil 325 metros sobre el nivel del mar, desde ahí se tenía un dominio visual de todo el sitio, al mismo tiempo que era un espacio de protección, ya que la arquitectura del recinto, ubicado en la cima del cerro Coatzin es de estilo fortaleza: con una serie de fosos y murallas que lo resguardan, detalló el especialista.

Otro elemento más de esta construcción que le confiere relevancia y que refuerza la hipótesis de que Xochicalco estuvo dedicado a Quetzalcóatl, por encima de Tláloc, es la orientación este-oeste que tiene tanto la calzada como el propio templo.

Además de los trabajos de liberación y limpieza en la calzada sagrada, la aplicación del PET permitió dar mantenimiento a las áreas de servicios y se construyó una palapa a la entrada del área monumental, donde se colocaron bancas y se arreglaron áreas verdes, lo que se tradujo en la contratación de 130 personas de la localidad. Finalmente adelantó que el templo al que conduce esta calzada se prevé excavarlo en 2011.

Cerro Coatzin

Tlatelolco, mayor zona arqueológica en el DF y símbolo de resistencia indígena

Los vestigios de los templos de Tlatelolco constituyen la mayor zona arqueológica de la capital mexicana, pero también son un símbolo de la resistencia de los pueblos indígenas, ya que allí los mexicas dieron batalla a los invasores encabezados por Hernán Cortés.











teleSUR

La tumba más antigua de Mesoamérica en Chiapa de Corzo


Se dio a conocer del hallazgo de una tumba de la cultura zoque en la zona arqueológica de Chiapa de Corzo. Desde Enero pasado comenzaron las excavaciones en un montículo localizado en este sitio arqueológico, y en días recientes se descubrió la tumba de un alto dignatario en la base de la pirámide, que data del año 700 antes de Cristo. Arqueólogos de instituciones como la National Geographic Society, la Fundación Nuevo Mundo y el Instituto Nacional de Arqueología e Historia colaboran en este proyecto, y es Lynneth Lowe, del Cento de Estudios mayas de la UNAM, quien nos explica la importancia de este descubrimiento, ya que la cultura es una de las más antiguas de mesoamérica y es la tumba más antigua hallada bajo una pirámide.



Zoques

Detienen en Coyoacán a 2 sujetos con 118 piezas arqueológicas


Notimex : : 14 sep 2010: : México, DF


Elementos de la Policía Judicial detuvieron en calles de la delegación Coyoacán a un padre y a su hijo, que intentaban trasladar 118 piezas arqueológicas argumentando que se trataba de una supuesta herencia familiar.

La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) informó que los detenidas son Mario Ramos Piña y Mario Ramos González, de 57 y 33 años de edad, respectivamente.

Esas personas fueron sorprendidas sobre la calle Heliótropo, colonia Barrio Niño de Jesús, cuando intentaban colocar los objetos de arcilla en el interior de un automóvil.

El análisis de peritos en arqueología y especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia, adscritos a la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas, determinaron que 118 eran piezas arqueológicas auténticas y 46 más de fabricación reciente.

Al no poder acreditar la posesión legal de los objetos, padre e hijo fueron detenidos y remitidos a la Procuraduría General de la República (PGR) por posibles violaciones a la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.


La Jornada

miércoles, 6 de octubre de 2010

Descubren tumba maya en Campeche


Corresponsalía :: 05 de octubre de 2010
:: El Universal

Un descubrimiento arqueológico podría cambiar el modus vivendi y la situación económica del estado de Campeche, al centrar los ojos del mundo en la localidad de Tinún, del municipio de Tenabo, donde se encontró una serie de túneles subterráneos que convergen en una tumba maya de un señor o rey maya, que contiene una gran cantidad de joyas de jade, vasijas y 24 esculturas monumentales.

De corroborarse este descubrimiento el nivel de vida de la población campechana podría incrementarse al convertirse en un centro turístico más importante que Chichén Itzá. Hasta el momento ninguna autoridad ha emitido alguna versión oficial sobre el tema, ya que recién fue encontrada la tumba.

El hallazgo se dio por casualidad, luego de que el propietario de un rancho particular, Fidel Caro Herrera, intentara rescatar a una vaca que cayó en una grieta ocasionada por las lluvias, las acciones de rescate generó el reblandecimiento del suelo, lo que puso al descubierto la entrada a uno de los tres túneles que convergen al centro de la tumba, de lo que al parecer fue un gran señor o rey maya.

Ante el descubrimiento personal de la delegación Campeche del Instituto de Antropología e Historia (INAH) acudió al municipio para verificar y confirmar el hallazgo, lo cual potenciaría el sector turístico del estado, ya que se habla de una gran riqueza maya al encontrarse 24 esculturas de más de tres metros de altura, ataviadas con joyas de jade, distribuidas a cada costado de los tres túneles, de los cuales informó Fidel Caro tienen una longitud de más de un kilómetro.

Los tres túneles convergen en un punto donde nace un manantial, la cual ha sido calificada por los lugareños como la ''Fuente de la vida Eterna''. Al interior del recinto o tumba se encontraron numerosas serpientes y mascarones de estuco del Dios de la Vida y de la Muerte.

Las paredes tienen frisos tallados en piedra, en cuyo interior se encuentran vasijas repletas de joyas de jade, además de que hay lápidas funerarias con más de 364 glifos orientados hacia los cuatro puntos cardinales.

Tinún

jueves, 23 de septiembre de 2010

Abrirán Zona Arqueológica en Huatulco


Boletín INAH :: 23 de septiembre 2010

Resultado de más de una década de investigación, labores de excavación y restauración, la Zona Arqueológica Bocana del Río Copalita, en Huatulco, Oaxaca, será abierta a la visita la próxima semana, conjuntamente con su Museo de Sitio. Este lugar prehispánico, cuyos orígenes datan de hace 2500 años, representó la frontera de los señoríos mixteco y zapoteco.

Ubicado a 10 kilómetros de la bahía de Huatulco, Copalita, como se le conoce comúnmente, es investigado desde 1998 por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta); el área que se abrirá al público corresponde al conjunto donde residió la clase gobernante durante los primeros seis siglos de nuestra era, y está compuesta por el Templo Mayor o Estructura IV, la Estructura II o Templo de la Serpiente, la Terraza 1 y el Juego de pelota, este último presenta piedras grabadas en bajorrelieve.

La puesta en valor de estos antiguos espacios deriva de 11 años de investigación y trabajos de conservación, cuya inversión asciende a 9.5 millones de pesos, aportados por el INAH y el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur). Bocana del Río Copalita es la cuarta zona arqueológica que se abre al público durante el sexenio del presidente Felipe Calderón.

Raúl Matadamas Díaz, director del Proyecto Arqueológico Bocana del Río Copalita, informó que las primeras ocupaciones de este lugar de la Costa de Oaxaca, se remontan alrededor del 500 a.C., por migraciones de grupos zoques procedentes de Chiapas, y zapotecos del istmo de Tehuantepec, que se asentaron en la desembocadura de este caudal que termina en el Océano Pacífico.

“No se ha determinado con precisión la filiación étnica de los antiguos pobladores de Copalita, porque como en toda región hay evidencias de varios grupos que transitaron por el lugar. Pero la mayoría de los materiales arqueológicos apuntan a que fue un área en la que convivieron zoques y zapotecos, probablemente bajo un gobierno corporativo.

“Se estima que el auge se dio en los primeros siglos de nuestra era, y decayó aproximadamente en el año 650, cuando fue abandonado el lugar. Posteriormente fue reocupado en el año 1000, y hacia 1100 quedó bajo sujeción del señorío mixteco de Tututepec, al que le tributaba”, detalló el arqueólogo del INAH.

Culturalmente —destacó Matadamas Díaz—, Copalita representó la frontera entre los señoríos mixteco y zapoteco, donde el río delimitaba cada demarcación. Así mismo, fue un sitio que controló la navegación costera, y es el único registrado hasta el momento que cuenta con un indicador de navegación, consistente en una estela de piedra ubicada en la parte alta de un acantilado, que servía para orientar los cayucos cuando estaban en mar abierto.

Así mismo, fue un lugar estratégico al estar asentado en la margen del río y la cercanía con el mar, “lo que les permitió aprovechar los recursos tanto del agua dulce como de la salada, siendo su principal actividad la pesca y la recolección de productos para consumo e intercambio con otros pueblos”.

En este sentido, el arqueólogo indicó que Bocana del Río Copalita sostuvo contacto comercial con los pueblos mayas del sureste, con zoques de lo que hoy es Chiapas, y con grupos del centro de México, particularmente con los teotihuacanos, además de haber sido un asentamiento contemporáneo de Monte Albán.

Se ha establecido que hacia el periodo de 200 - 600 d.C., Copalita ya celebraba intercambios con Teotihuacan, en razón de la presencia de obsidiana gris. “Además, la Zona Arqueológica de Bocana tiene un estilo arquitectónico similar al teotihuacano”, comentó Matadamas Díaz.

Copalita, deriva del vocablo náhuatl Copalitlan, que significa “Lugar de copal”, nombre que le asignaron los mexicas cuando llegaron al lugar. “Entre 1436 y 1464 Moctezuma I conquistó el pueblo de Huatulco, como lo relevan las fuentes históricas”.

El sitio arqueológico de Bocana del Río Copalita consta de 35 hectáreas, donde expertos del INAH han trabajado a lo largo de más de diez años en la exploración y restauración de las antiguas edificaciones que ahora el público podrá conocer, como la Estructura II o Templo de la Serpiente, denominado así porque durante su excavación se hallaron dos fragmentos de esculturas de piedra pulida con la forma de la cabeza de este reptil. Se estima que esta edificación ya estaba en uso en el año 200 d.C.

El Juego de pelota tiene 45 metros de longitud por 23 de ancho, y presenta semejanzas con la cancha de Monte Albán. Su arquitectura y materiales cerámicos asociados permiten suponer que data del año 200 d.C. y estuvo en uso hasta el año 400.

“En esta cancha se encontraron piedras grabadas en bajorrelieves con representaciones de jugadores que portan la indumentaria para el ritual, como protectores en brazos y caretas, además de sostener pelotas entre las manos”, detalló el arqueólogo.

La Estructura IV o Templo Mayor es una de las edificaciones más importantes por su altura de 15 metros, de la cual sólo se ha excavado su base, de 60 metros de largo por 50 m. de ancho y un espesor de 2.5 m. Esta construcción piramidal fue hecha sobre una loma natural a la que le hicieron modificaciones, y que fueron cubiertas con piedra bola de río. Aún no se ha precisado su temporalidad, pero se calcula que corresponde a la misma del Juego de pelota.

La Terraza 1 se compone de una plataforma con su rampa de escalinata, que probablemente fue la base de un templo que estaba dispuesto en el centro de un conjunto de terrazas habitacionales. Este elemento arquitectónico se ha ubicado cronológicamente hacia el año 500 a.C., es decir, corresponde a la parte más antigua de la ciudad.

El arqueólogo Matadamas Díaz indicó que durante la Conquista, entre 1522 y 1524, Bocana del Río Copalita fue sometida por Pedro de Alvarado, para luego quedar en manos de Antonio de Gutiérrez de Ahumada quien se convirtió en el encomendero de Huatulco. “De acuerdo con lo descrito en la Relación de Guatulco, de finales del siglo XVI, el sitio siguió ocupado durante el lapso de 1530 a 1535, y después la población comenzó a disminuir por problemas de salud”.

La puesta en valor de este lugar prehispánico, destacó, se reflejó además en la generación de empleos directos e indirectos para la población de las localidades: Barra de Copalita, Puente de Copalita, Bocana del Río y Santa Cruz.

Además de la apertura de la zona arqueológica se realizará inauguración del Museo de Sitio, donde se exhibirá parte de los objetos hallados durante las excavaciones. El lugar también fue dotado de señalización, área de servicios y estacionamiento.

La Zona Arqueológica Bocana del Río Copalita se ubica en el municipio de Santa Cruz Huatulco, a 10 kilómetros sobre la Carretera Escénica, hasta llegar a la comunidad de Bocana del Río Copalita.

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